Georginio Wijnaldum celebrates Liverpool’s third. |
(U24) - Otra temporada con el FC Barcelona afuera de la final de la Champions League. El equipo de Lionel Messi estaba convencido que jugaría en el estadio del Atlético de Madrid el partido definitivo, y se sentía con posibilidades de 'campeonar'. Al fin de cuentas, llevaba un 3 a 0 en su visita al estadio de Anfield Road, casa del Everton FC hasta 1892 cuando se lo quedaron los Reds.
En las grandes noches, es la caldera del diablo, todos lo saben. Los planes originales para reemplazar a Anfield se remontan a 2002, y en noviembre de 2007, el ayuntamiento aprobó el nuevo diseño, con demolición aprobada para la primavera de 2008.
Pero los simpatizantes se resistieron y no hubo nuevo estadio, sólo remodelación del tradicional predio. Todo un mensaje para River Plate y Boca Juniors, que especulan con cambiar de estadios.
Mucho tiempo se hablará de la noche del martes 07/06/2019 porque en la catedral de Anfield ocurrió la gran misa del fútbol: FC Barcelona fue demolido 4 a 0, dejado afuera de la Champions, preguntándose cómo ocurrió su ejecución, cómo no vió llegar a la Parca vestida de rojo.
Todo comenzó con el FC Barcelona renunciando a apropiarse de la pelota. Desde antes de Pep Guardiola, la clave de los catalanes era controlar la pelota porque mientras sus jugadores la tengan bajo sus tapones no la tiene el rival, que quiere derrotarlo. Pero el FC Barcelona no sabe jugar sin balón. Eso es para el Atlético de Madrid, probablemente, pero no para los blaugranas.
No iban '7 y Liverpool estaba 1 a 0. Era necesario recuperar la calma, en especial el aplomo. Es lo que diferencia a los grandes jugadores de los jugadores convencionales. Y es lo que no tuvo el equipo catalán. Se dejó ganar por el miedo, y eso paraliza.
Se pierden los reflejos. Pesan los botines. Se paralizan las rodillas. El miedo vuelve frágil a cualquier equipo. Pero lo más grave es que el rival huele el miedo, y entonces crece.
¿Dónde comenzó el rugido del Liverpool? Bajó de las gradas, llegó desde las tribunas, y el entrenador Valverde no tenía un plan para la coyuntura terrible.
Luego Jordi Alba perdió la primera de las 2 pelotas que le quitaron el brillo enorme de los 45' iniciales en el Camp Nou, Henderson disparó y el arquero Ter Stegen no pudo retener. Entonces Origi, jugador de ocasión porque fue necesario ante las lesiones que acumula el equipo local en la larguísima temporada en la que lleva compitiendo, llegó a la red.
El miedo fue lo que llevó a Sergi Roberto a casi provocar el 2 a 0. El árbitro rechazó el pedido de penal que hizo Mané. Entre los festejos, el colega Francisco Cabezas tuvo tiempo de recordar aquel fragmento del inolvidable Fontanarrosa describiendo un partido terrible: "(...) Y nada de toquecito o de olé. No. ¿Qué toquecito?
(...). Venían a sacarnos los ojos, metían centros y entraban quince, qué sé yo, mil". ¿Dónde estaba el chileno Arturo Vidal, inagotable en el partido de ida, veterano comando que ha peleado mil combates? Quedó perdido detrás de las bombas, corriendo lo inalcanzable, intentando que Coutinho o que Messi o que Suárez recibieran el balón pero esto no ocurría, las granadas propias estaban sin detonador.
De todos modos, Vidal insistió y tanto va el cántaro a la fuente que ocurrió y casi fue gol de Messi pero Alisson no quiso. Tampoco quiso cuando Alba lo intentó por arriba.
Llegó el entretiempo, la oportunidad de reaccionar, de recuperar oxígeno. El boxeador estaba perdido pero llegó el ring y en el rincón probablemente recuperase fuelle. No sucedió.
El Liverpool salió peor. Klopp no se rendía y arengaba a los suyos, aunque no estuvieran Salah ni Firmino ni Keïta. El alemán mantenía la idea que delante era una línea Maginot que podía superarse.
En la grada creían en el milagro: "Never give up", tal como lo afirmaba la camiseta que llevaba puesta Salah. Ernesto Valverde no entendía: ¿cómo es que esa misma formación que funcionó en el Camp Nou no funcionaba de visitantes? ¿Qué pasaba con Busquets y Rakitic que no podían robarle la pelota a sus rivales? ¿Cómo hacer para que la pelota llegara hasta Suárez y Messi? ¿Por qué Coutinho daba lástima?
Klopp puso a Milner por Robertson: mediocampista por lateral, y soltó a Wijnaldum. Fue por todo. Y el holandés puso el 2 a 0. Anfield latía.
Wijnaldum puso el centro y el cabezazo de Shaqiri fue increíble: 3-0, y habían pasado 2 minutos. Valverde intentó cambiar: Semedo por Coutinho, Arthur también al campo de juego Pero el Barcelona ya había asumido que no era su noche.
Que deberá esperar otra temporada. Que la ilusión se escapaba entre los dedos. Faltaban 10 y fue un corner. Amague de Arnold pero la pelota fue a Origi, solo en el área. 4 a 0. Imposible de seguir narrándolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario