Foto: Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel
SciolI: A casi 1 año del final de los K, todo es incierto.
por EDGAR MAINHARD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Desde un punto de vista periodístico, destacable el esfuerzo del diario La Nación: uno de sus entrevistados el lunes 08/12 será el Presidente 2015-2019. La Nación podrá recordar esta jornada y afirmar que entrevistó al Presidente 1 año antes que asumiera. Y lo hizo a 48 horas de un hito: el miércoles 10/12 comenzará la cuenta regresiva para la entrega del poder.
Serán 365 días para que los Kirchner sean historia, luego de 3 mandatos presidenciales consecutivos. Sin embargo, es muy difícil anticipar quién, entre los entrevistados por los periodistas de La Nación, será el próximo Presidente ya que la paridad entre 3 de ellos es un denominador común en las encuestas: Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri se encuentran con diferencias entre sí menores al error técnico posible que puede tener una investigación de tendencias en la opinión pública.
Por lo tanto, todos los encuestadores insisten en que el próximo Presidente no gozará de mayoría legislativa. Alguno, tal como es el caso de Carlos Fara, le llama a esa situación "liderazgo más dialoguista". El concepto de Fara es ridículo por donde se lo considere ya que, de confirmarse esa situación (¡justo él que anduvo diciendo que no habrá necesidad de una 2da. vuelta electoral porque luego de las PASO surgirá un ganador!), el "liderazgo más dialoguista" resultaría consecuencia de una debilidad: no imponerse impuesto con claridad en las urnas.
Entonces, el concepto de liderazgo estaría cuestionado.
Su colega Graciela Römer coincidió, aunque tuvo la prudencia de no mezclar la descripción con la idea de liderazgo: "Con un Parlamento sin una fuerza dominante, la próxima gestión se verá obligada a un importante ejercicio de acuerdos y diálogo para sostener la gobernabilidad".
Es interesante advertir que en la Argentina, la negociación y el acuerdo sólo emergen de situaciones de debilidad. Quien gana impone, no busca consensos, pareciera resultar la definición luego de 31 años de democracia. De hecho, los Kirchner sólo invocaron la necesidad de una mesa de diálogo cuando pidieron una tregua para absorber el varapalo de la derrota en los comicios legislativos de 2009.
El acuerdo y la negociación debería ser el pilar de una democracia republicana y federal. Sin embargo, han pasado 3 décadas de democracia y todavía el acuerdo y la negociación resultan demostraciones de debilidad. Así, es posible entender, por ejemplo, los motivos que han impedido debates presidenciales televisados en vivo durante estos 31 años, otra demostración de que la sociedad argentina vive gozando de formas democráticas pero sin conseguir que la democracia abandone su transición crónica y se consolide de una vez por todas.
Los candidatos no aceptan que los contradigan, que los refuten, que los desafíen. Sus ¿convicciones? no resisten la exhibición pública. Es difícil construir así una democracia representativa...
En esta sociedad con graves problemas para comprender y ejercitar la democracia, Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massa son los aspirantes a recuperar a la sociedad argentina. Los 3 enfrentan una peligrosa mezcla de escepticismo, desinterés y críticas que prevalecen entre los electores 2015.
Podrían unirse para vender el descrédito pero prefieren asumir en soledad la ciclópea tarea. Los electores lo perciben... y a la abulia le suman distancia. En las entrevistas que hicieron los periodistas de La Nación aparece un defecto terrible en los 3 personajes mencionados: su falta de comprensión acerca de cómo abordar la crisis que heredarán.
Es cierto que ellos ambicionan que no crezca el pánico y que la transición resulte ordenada, tal como lo solicitó el papa Francisco. Sin embargo, ya hay indicadores visibles de que Cristina Fernández de Kirchner le prepara a su sucesor una 'tormenta perfecta', al menos en lo económico-social.
Por lo tanto, la calma no se transmite negando el conflicto que cualquier puede avizorar sino exhibiendo idoneidad y responsabilidad para la crisis. Es cierto que un candidato es un vendedor de expectativas y tiene la misión de infundir optimismo.
El manual del buen candidato afirma que ganará quien instala en la sociedad ilusiones más positivas y creíbles. Por lo tanto, prohibido hablar de shocks.
Los 3 creen tener todo el tiempo del mundo (¿sabrán que a los 2 años de asumir hay renovación legislativa donde juegan gran parte de su futuro?), o al menos el tiempo que precisarán sus proyectos, y que gozarán del apoyo legislativo imprescindible, aún cuando se encuentren como 1ra. minoría.
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