Norberto Verea 'El Ruso', entrevistado por Raúl ACOSTA por LT8 Rosario |
-Ex arquero y periodista de ESPN.
-De ESPN no soy más, porque me echaron.
-¿Dónde estás ahora?
-En ningún lado.
-¡Qué ganas de decirte “venite a Rosario”!
-Tranquilo, que no lo comenté como una búsqueda de nada. Viste cómo son este tipo de cosas. Las empresas, cuando te necesitan, te miran a los ojos; cuando te echan, te mandan telegrama.
-¿Te lo veías venir o fue una sorpresa?
-La verdad que no. A ver, hay cosas que tienen que ver con recambios. Yo soy un ex futbolista, pero no de la talla de los ex futbolistas…
-No sos 'el Patrón' (Jorge) Bermúdez ni vendés abonos en Colombia.
-Sí, pero 'el Patrón' es el que menos merecería ese comentario, porque es un señor, la verdad. Yo lo quiero mucho. La primera vez que me cruzo con él es casualmente donde nos cambiamos, en el vestuario de ESPN. Entra 'el Patrón': “Ruso, para mí es un placer saludarte”. Y yo lo abrazo, y cuando lo tengo apretado, de oreja a oreja, le digo: “¿Sabés lo que te puteamos con mi vieja? No tenés idea”. Y de ahí en más nació una relación completamente diferente. Yo creo que tiene que ver con otra cosa, una búsqueda de un futbolista que haga menos de periodista y, en el 'Hablemos de Fútbol', juegue lo menos solo ese juego del fútbol, ¿no? Y yo tampoco quiero caer en esta idea de levantar una bandera de hacerme el periodista. Lo que si traté de hacer como ex futbolista, es ser muy respetuoso de la cosa periodística y, aún siendo futbolista, ser lo menos corporativo posible. Cosa que ahora me pasa que los periodistas son más corporativos que los futbolistas.
-Me he cansado de decirlo. Lo voy a decir otra vez, contigo de interlocutor. Hay un juego en el cual nadie puede decir que es inocente. Los jugadores con los dirigentes, los dirigentes con los barrabravas, la barrabrava con la droga, el delito y con la mafia, con los policías y con los judiciales, y con los políticos. El que diga que está de presidente del club, de ayudante de campo, de hincha en la tribuna, y no entiende esto, está mintiendo.
-Absolutamente. El único tipo que sí pudo tener un quiebre sólo con la barra fue (Javier) Cantero, y mirá cómo quedó. Más allá de su actitud o ineptitud. Cuidado, porque después terminó sometido, podría haberse ido, porque cuando se fue, fue por otra cosa. Pero es un gran ejemplo para dar en relación a cómo se mueve el fútbol, el poder.Porque lo usaron políticamente todo el tiempo. Cuando salieron a encuestar en el comienzo de Cantero presidente, lo terminaron abrazando a (Juan Manuel) Abal Medina (h), y lo terminaron metiendo aquí, allá. Bueno, esa exposición terminó jugando un juego muy perverso para con él primero, y desde él para con Independiente.Todavía estaba vivo Satanás –hablo de Don Julio (Grondona)-, y cuando Satanás mueve los hilos se acaba todo. Vos calculá que a Cantero –esto no lo ha dicho nadie, soy el único que lo digo-, (Omar) De Felippe (el entrenador) le tuvo que decir: “Si usted no se va, no ganamos más”. ¿Quedó claro, esto? Entonces, en este juego, cuando vos hacés el comentario que acabás de hacer, también nos tiene que servir a todos como hinchas. Nosotros le estamos poniendo no al juego sino a todo lo que conlleva, desde el juego nuestras vidas, una energía que no lo merece desde la mierda que lo maneja, desde la mierda que lo rodea. Después discutamos si nos gusta o no lo que estamos viendo. Pero eso ya pasó a ser secundario para nosotros. Es desgraciado decir esto, es triste, pero es real. Nuestro placer en Brasil no era como jugaba la selección, era cantar “Brasil, decime qué se siente”. Esa era nuestra mayor cosa. Y después estaba lo otro. Si hubiéramos salido campeones, pero más lindo si hubiera sido con Brasil. Hay todo un morbo propio, nuestro, que no está ligado a cómo salir campeón. Ahora, es tan patético que, ante el hecho crítico, lo soy… Digo, la gente cuestiona mucho más a (Lionel) Messi que a (Alejandro) Sabella. Digo, no está mal que se cuestione a Messi, a cuestionar porque está expuesto, juega, erró goles; ahora, Sabella parece como que no hubiera tenido ninguna injerencia sobre esta selección sólo porque nos llevá a la final. Entonces, aquellos que te decían “si no ganás no existís”, hoy te dicen: “Hay que llegar a la final”. No, es mucho. Es mucho, para perder de vista algo. Todo esto decoraba el juego. Todo lo decoraba. Vos ves Barcelona, y saco el ejemplo Barcelona desde otro lugar, entiéndase bien, cuando sale el Barcelona agarran todos ese mosaico de cartón y arman toda la figura de la bandera de Cataluña y todo. Ese decorado, la verdadera fiesta, es que en 90 minutos tiran 300 paredes.
-Juegan al fútbol.
-Entonces nosotros tenemos un lío bárbaro. Es una cosa de locos. Hay caminos diferentes para ganar, lo acepto. Que hay algunos que gustan más o menos, lo acepto. Y que tu gusto no tiene que ser el mío, ni tampoco el mío tiene que ser el verdadero, perfecto, todo bárbaro. Ahora, acá, en pos de la idea del resultado, hemos avalado las peores cosas.
-Ahora, Ruso, vos me estás hablando de algo que finalmente es un rigor estético, un laburo por el triunfo. Vos me estás hablando del deportista, del juego, del fútbol.
-De la deportividad.
-Y creo que lo que acá pasó es que eso que vos contás es, como dice Chico Buarque, “la nostalgia es un barco cargado que no tiene puerto donde recalar”. Eso que vos me estás diciendo es lo que yo amo también. Pero acá apareció otra cosa, acá apareció una serie de figuras delictivas que están en el Código Penal y que son las que nos están manejando.
-Sin dudas. De la misma manera que te dicen: “tendría que haber perdido los puntos Boca”. La verdad, a mí me encantaría que hubiese sido en la cancha. Ahora, ¿cómo hacés para regular un reglamento o para armar un reglamento pensando que va a haber uno que va a llevar un gas pimienta y se lo va a tirar en la manga cuando termine el primer tiempo? Ante la alternativa de agresión, qué tipo de agresión, porque ahí entra todo no en lo confuso, sino donde la justicia después te va a hacer patinar por todos lados. Entonces ahí vienen otro problema muy grande, que es esto: el medio, que juega un juego muy perverso, a favor o en contra. Porque el día que pasó todo lo que pasó en Boca vos escuchabas quienes estaban trasmitiendo, y muchísimos de los que hablaban de la locura, fueron muchísimos de los que llevaron a la gente a la locura. ¿Verdad?
-Sí, yo pensaba eso. Estuvieron toda la semana como si fuera, qué se yo, la guerra y la paz.
-El título era “la madre de todas las batallas”.
-Tenés razón.
-23 días antes del primer superclásico por el campeonato local empezamos a hablar, y faltaban partidos por jugarse. Entonces, hay un punto donde nosotros, entre la taradez irracional, la imbecilidad, estamos cercanos. Parece como que todo se nos juega en un paralelismo. Es más, esas paralelas, por algún momento, se terminan uniendo. Rompemos leyes nosotros, normalizamos lo anormal. El otro día recibo un par de tweets en donde decía: “es una vergüenza lo de los medios, van a la casa de este tipo, tiene familia. ¿Qué quieren hacer? ¿Otro circo?”. Y la verdad que yo digo: ¿para qué ir a mostrar las puertas de la casa del Panadero (Adrián Napolitano)? Ahora, el primero que tiene que pensar que tiene familia es él. Y tiene que pensar que (Leonardo) Ponzio tiene familia. Entonces, creo que el otro día, cuando vimos a los futbolistas expuestos a eso, como muchas otras veces lo vemos, pero ya no nos parece tan grave. ¿A ustedes les parece normal que un tipo vaya a patear un córner y haya 60 tipos escupiéndolo? Acá es normal. Es más, viene el árbitro y te dice: "Dale, patea y no me compliques el partido”. Y los rivales van y le dicen: “Dale, esto es porque estás de visitante y querés sacar ventaja. En tu cancha te puede caer un balde de mierda y pateas el corner”. Y nos peleamos entre nosotros por cosas que son increíbles. Increíbles. Entonces, cuando la crueldad que baja de una tribuna, cuando el Cholo (Diego) Simeone, ya siendo entrenador de River, en el estadio de La Plata le gritaban lo que le gritaban en relación a lo que supuestamente se pensaba que le había pasado, lo que se le puede decir a (Diego) Buonanotte…
¿No es acaso un gas pimienta todo el tiempo a la racionalidad con la que tendría que moverse el deporte? Ahora, no es sólo la de Chico Buarque, que está bien que lo traigas y me hagas reaccionar ante esta alternativa de “Ruso, ¿qué mundo pisás?, ¿dónde caminás?”. Ahora, hay un punto donde tenemos que preguntarnos un montón de cosas, porque si no pasa esto. Doy tres ejemplos.
- Primera fecha del campeonato: le balearon el micro a San Martín de San Juan y se jugó el partido.
- Segunda fecha del campeonato: le agujerearon la cabeza a (Gustavo) Alfaro, la espera de todos era “a ver si este boludo hace suspender el partido y perdemos los puntos”.
No quiero que se interprete que estoy jugando con el de Central, porque ahí tenés otra cosa: no nos escuchamos más. La camiseta adelante, por cualquier cosa, la idea de la pasión como estupidización. Entonces, uso lo de Alfaro porque el referí después viene y le dice: “¿Quiere seguir?”. ¿A mí me preguntás? El agujereado soy yo. ¿Me entendés? Estoy en un semáforo, me acaban de arrancar la oreja con una tenaza, me afanaron y vos me decís: “¿Va manejando usted o le llevamos el auto nosotros y usted va en la ambulancia?”.
- Y a la 3ra. fecha, en Rafaela, le metieron un rodillazo en el pecho a un árbitro y el que pone el micrófono cuando el árbitro se está levantando, todavía agitado, era “¿Se suspende el partido o va a continuar?”.
-Hay una escena memorable de La Armada Brancaleone, donde el viejito que iba con el cofre con la guita, el prestamista, y estaba el guerrero con la espada atravesándole el pecho y clavado contra el árbol, y el viejito se acerca y le dice: “Se sentí male?”. ¿Cómo mierda querés que se sienta?
-Exactamente. O sea, es realmente increíble. Nosotros discutimos. Yo hoy tengo una comida con amigos. Mirá que discutimos y discutimos, y vemos los partidos, y nos prendemos. Somos casi todos ex futbolistas, de fútbol de ascenso. Y hay cosas que nos miramos y decimos: “¿Cómo carajo haríamos nosotros hoy, futbolistas, en el medio de esto?” Pero no justificándolo, sino tratando de entender hasta dónde. Yo vi la conferencia de prensa de (Rodolfo) Arruabarrena. Yo con él compartí un piloto de televisión que se llamaba "Menú 5", que éramos 5 tipos comiendo sin conducción, lo seguí tratando, vino mil veces a "Hablemos de Fútbol". Hoy, sin justificarlo, está sometido a la realidad del poder. Está jugando el peor de los juegos. Arruabarrena, yo para nada creo que sea eso. Y repito, no lo estoy justificando, sino que no puede pararse de manos y decir algo en relación a las bravuconadas de (Juan Carlos) Crespi. ¿Se entiende? Ya excedió la chance de un tipo que comunique desde un entrenador que maneje un plantel.Y un plantel sometido a esta realidad de la bravuconada y jugando el peor de los juegos, casi te diría con la falta de hombría de pararse de manos para que el imbécil, el irracional, el malviviente, el que vive de hincha, no te condene de por vida porque te abrazaste al de River y lo sacaste de la cancha ante un acto de absoluta solidaridad.
-Humana te diría.
-Exacto. Es muy loco. No podemos evacuar a 300 tipos. Pero no a los palazos, ¿no? Porque la evacuación no es a los palazos, muchachos. O sea, nadie juega con esto. No evacuamos, no se quería evacuar, no querían que se movieran. Esa misma gente que grita “River no existís” o River sos cagón”, podría haber sido en cualquier lado. Iban y llenaban las botellas de aguas para tirarlas y que sean más pesadas. Ese es el mismo tipo que al otro día dice: “En este país no se puede vivir”.
-O el que dice: “Me levanto a las 4 de la mañana”.
-Exactamente.
-Seguís perdonando a los políticos. No los crees parte integrante del gradiente de violencia que ya nos pasó por encima de la cabeza.
-No, qué voy a perdonar. No.
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