¿2007? Mauricio Macri y Néstor Kirchner. |
por DANIEL LUJÁN
Mucho se ha hablado en estos días acerca de los primeros 100 días del nuevo gobierno del presidente Mauricio Macri. Las expresiones, a favor o en contra, han sido cientos y entre quienes han opinado, quizás con mayor énfasis que otros, han sido precisamente aquellos que hace exactamente 100 días eran el gobierno.
Los kirchneristas se han ocupado como nadie de remarcar, que en ese lapso de tiempo, el nuevo gobierno ha demostrado que su único objetivo es someter a la sociedad y violentar sus derechos de mil formas. Sin embargo, en esos escasos 100 días, el “colectivo” kirchnerista lo único que ha logrado mostrar es su verdadera cara antidemocrática.
Eso es lo que más han evidenciado en este primer centenar de días posteriores al cambio de gobierno. Por lo demostrado con sus acciones a partir de dejar el poder, el “colectivo”kirchnerista lo único que hubiese podido ofrecer, si continuaba en el gobierno, es más autoritarismo, la continuidad del dispendio de los recursos públicos y la profundización de la corrupción.
Quizás aún sea difícil observar con claridad el rumbo del nuevo gobierno, no podemos saber si logrará todos sus objetivos, pero estos primeros pasos que está dando nos dejan al menos visualizar un futuro distinto. Y es eso lo que al kirchnerismo más le molesta, porque su ideal está anclado en el pasado y marcado por una vacilación ideológica enclenque, de la que el mundo entero comienza a alejarse.
Habría que preguntarle al kirchnerismo si de verdad ellos creen que un nuevo gobierno puede en tan solo tres meses revertir los horrores que dejaron como herencia en el plano político, social y económico, o si de verdad creen que dejaron un lecho de rosas.
“De ahora en adelante todo será distinto”, anuncia la ex presidente Cristina Fernández desde la portada de su sitio web, lugar desde donde pretende mantener el vinculo con la militancia. Con consignas tales como “Sin industria no hay país, no hay Nación, ni hay futuro”, o “Amar al país y amar al pueblo, y después con todo lo que hemos conseguido seguir adelante”, la ex mandataria se explaya en la continuidad del “relato” que ella ejecutó y profundizó a partir de la muerte de su esposo, Néstor Kirchner.
El nuevo pasatiempo de Cristina Fernández, visto a 100 días de su retirada del poder, es un muestrario brutal de las mentiras y falsedades que el kirchnerismo construyó con un solo propósito: Ocultar la horrenda corrupción que existió durante esos años. Lo único cierto que dice el nuevo portal de la ex presidente, es lo que enuncia la primera consigna que aparece “De ahora en adelante todo será distinto”.
Será distinto para el colectivo kirchnerista porque ya no tendrán la posibilidad de seguir viviendo a costilla del Estado, ni de la corrupción que ellos generaban con todo el andamiaje de planes y programas donde pululaban miles de militantes rentados y que hoy entienden que fueron parte de una maquinaria que los usó y ahora abandonó a su suerte y que solo puede ofrecerles “aguante con resistencia”.
La desnudez en que ha quedado el colectivo kirchnerista se muestra con toda crudeza en su bastión más importante: Santa Cruz. Allí, a pesar de continuar gobernando la provincia, el kirchnerismo demuestra que no puede hacerlo si no es contando con cajas que ahora ya no están disponibles al libre albedrío como sucedió en los años anteriores.
Pero la desnudez ocurre también en otras provincias, como acá en Entre Ríos, donde los kirchneristas dejaron tierra arrasada, pero prontamente se olvidaron de su fe hacia aquellas ideas, giraron 180° y se transformaron en el más dócil de los gobiernos provinciales. También para gran parte de la sociedad, “de ahora en adelante todo será distinto” y son muchos los que están empeñados en transformar ese deseo en un éxito.
Trabajar para lograrlo, aún a expensas de saber que el camino será arduo, es tarea de todos y no se trata de “resistencia con aguante”, se trata de una verdadera lucha por llevar al país al mundo moderno; un mundo que, de acuerdo a lo sucedido en este centenar de días, pareciera haber estado extrañando las voces argentinas.
Si hay algo que ha quedado claro en estos primeros cien días sin el kirchnerismo en el gobierno, es que ahora, en el horizonte está el país que siempre soñamos. Para lograrlo debemos hacer uso de la prudencia, pero también de la tolerancia.
La paciencia debe ser en este tramo de la historia un componente fundamental para poder alcanzar objetivos mucho más importantes. Ese es uno de los objetivos del kirchnerismo residual. Aquellos que integraron un gobierno que se caracterizó por su tremenda arbitrariedad, por el autoritarismo y por la corrupción, ahora exigen como si no hubieran tenido nada que ver con las condiciones preexistentes a la asunción del nuevo gobierno y tratan de confundir a la sociedad denunciando que las medidas que se deben tomar van en contra de los intereses del Pueblo.
Sin embargo las urgencias del kirchnerismo no son por el interés del Pueblo, sino por los intereses de todos aquellos que olfatean un futuro de cárcel. El kirchnerismo nunca creyó en la inteligencia de la sociedad argentina y pensó que siempre sería parte de sus desatinos, y en estos cien días han demostrado que siguen pensando igual.
Es hora de comenzar a olvidarnos de ellos definitivamente para no seguir en el pasado.
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