APe / NOTA DE OPINIÓN
Por CARLOS DEL FRADE
(APe).- Villa Gobernador Gálvez está al sur de Rosario. El arroyo Saladillo separa a la ciudad que hasta los años ochenta era presentada como la capital nacional de la carne por la cantidad de frigoríficos y hoy es la segunda geografía con mayor cantidad de homicidios en la Argentina.
En los años sesenta, Villa Gobernador Gálvez fue la ciudad que más creció como consecuencia del impulso del desarrollo fabril en el contexto del llamado cordón industrial del Gran Rosario.
A principios del tercer milenio, denuncias escritas por vecinos y vecinas de Villa Gobernador Gálvez hablaban de ambulancias de hospitales oficiales que repartían la cocaína que llegaba a mitad de semana al cementerio de la ciudad. Una secuencia de una película de locos.
En esa tercera ciudad de la provincia por la cantidad de habitantes, no hay maternidad pública, denuncian los vecinos, al mismo tiempo que grandes multinacionales cobran fortunas mientras la mayoría de los trabajadores está en negro o sufren algún tipo de precarización.
Como síntesis de este fenomenal desprecio para los sectores populares, la noticia tuvo doble máscara en Villa Gobernador Gálvez.
Por un lado, “un chico de un año y medio, que había desaparecido cerca del mediodía del jueves 4 de junio en Villa Gobernador Gálvez, fue hallado muerto horas después. La Justicia investiga las causas del hecho para determinar si fue un accidente.
Lautaro Benjamín Benítez apareció sin vida tras caer en un pozo ciego a unos 20 metros de su casa, en la propiedad de un vecino”, sostenían los medios de comunicación regionales.
Agregaban que “el nene había desaparecido ayer mientras se encontraba jugando en el patio de su humilde vivienda de calle Mármol y Obligado, detrás del Fonavi Guereño que se encuentra en Villa Gobernador Gálvez. Ayer, Walter Jurado, de la Fiscalía Regional Segunda, estuvo en el lugar donde apareció muerto el niño.
Presumiblemente el chico falleció ahogado, precisión que se verificará tras realizar la autopsia. Las pericias preliminares realizadas en la escena del hecho por la policía científica y el médico forense determinaron que no hay signos de violencia en la criatura”, sostenía la información.
“Pasadas las 15.30, el nene fue hallado muerto en un pozo ciego de la casa de un vecino. El hecho conmovió a toda la ciudad, y los padres y familiares no encuentran consuelo ni explicación”, agregaban las crónicas.
En forma paralela, en la misma jornada, los sectores políticos montaron una escenografía conocida: el desembarco de gendarmería.
“Berni arribó a Villa Gobernador Gálvez por la mañana, en que mantuvo una reunión con el intendente Pedro González y funcionarios del gabinete local, y luego recorrió la ciudad para poder hacer un diagnóstico de las áreas más conflictivas.
“Esa misma noche tendremos a la Gendarmería patrullando”, dijo el funcionario cuando en la Plaza a la Madre hicieron una aparición pública junto al diputado y candidato a gobernador, Omar Perotti”, sostenían los medios de comunicación
“Analizamos la realidad de algunos barrios en los que la policía táctica no alcanza para garantizar la seguridad. Sabemos que la provincia no puede manejar el problema de inseguridad y Gendarmería reforzará los patrullajes y controles preventivos en toda la ciudad durante las 24 horas. El Estado nacional se hace presente donde el Estado provincial no. La seguridad se hace con decisión y trabajo”, apuntó Berni.
La llegada de Gendarmería no le sirvió de mucho a Lautaro.
Como tampoco a los miles y miles de habitantes de Villa Gobernador Gálvez que necesitan recuperar la dignidad que derivaba de las fuentes de trabajo saqueadas durante los años noventa.
La metáfora de Lautaro marca la profundidad del drama en Villa Gobernador Gálvez. Las pibas y los pibes, como siempre, son los primeros perjudicados en una ex ciudad obrera y que ahora, de acuerdo a la moda dominante, en lugar de reclamar por trabajo, educación, deporte y alegría, solamente pide gendarmes.
De tal forma, chicos como Lautaro se seguirán perdiendo en los agujeros negros de la ciudad estragada.
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