SOCIEDAD / OBITUARIO
Elena Lucena, figura del cine, la TV, la radio y los escenarios porteños murió a los 101 años, según informó la Asociación Argentina de Actores.
Será enterrada mañana, en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita.
"Yo aprendí a tomar la vida en forma de rachas", aseguró alguna vez al evocar su pasado. Las rachas, o la sucesión de ellas, la convirtieron en una de las actrices más prestigiosas y legendarias del cine argentino, y de la comedia musical, y de la televisión y del radioteatro.
Nació en Buenos Aires el 25 de septiembre de 1914, en el barrio de Boedo. Inició su carrera como cancionista de tango en Radio Nacional en 1937, puerta que la condujo a una actividad que nunca abandonó, a una larga racha de éxito y reconocimientos.
En Radio Belgrano la convocaron para interpretar a damas trágicas ("yo tenía carita dramática", dijo). Pero esa cara dramática, en los cortes, hacía muecas y contaba chistes. Así fue como nació Chimbela, personaje pícaro que marcó toda una racha.
"Chimbela tenía corazón, sinceridad; era dulce, tierna. El personaje tendría unos quince años, así que contaba con una gran carga de inocencia", dijo en otro momento.
Esa racha la llevó al cine.
Trabajó con Pepe Arias, Pepe Iglesias «El Zorro», Mirtha Legrand y Carlos Estrada; o bajo la dirección de Manuel Romero, Luis Saslavsky, José Agustín Ferreryra, Luis César Amadori. Hace cinco años hizo de madre de Antonio Gasalla y Graciela Borges en Dos hermanos, de Daniel Burman.
Otra racha la llevó al teatro. A las salas porteñas, del interior del país y de México, Cuba, Venezuela, Uruguay, España y Brasil.
Hizo comedia musical, trabajó con la orquesta de Francisco Canaro, con Tato Bores o bajo la dirección de Susana Rinaldi y China Zorrilla, entre tantos artistas con quienes compartió etapas de esta extensa vida.
En televisión participó en varios ciclos. Desde Piel naranja, una de las telenovelas ya clásicas de Alberto Migré (1975) a 099 Central, tira de Pol-Ka (2002) con Facundo Arana y Nancy Dupláa.
Recibió premios, diplomas de honor, fue nombrada Ciudadana Ilustre. "No me quejo de nada -dijo en una nota cuando cumplió 100 años y hubo festejos y regalos y merecidas muestras de cariño-. Me gusta lo que estoy haciendo".
La periodista, claro, le preguntó qué estaba haciendo. Y ella, acomodada en el cómodo sillón de su casa, fue contundente: "Nada".
Su última racha se la pasó escuchando la radio, donde también trabajó hasta hace pocos años, viendo tele o hablando con su bisnieto acomodada en su sillón de su casa. (www.lanacion.com.ar)
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