MACRI / SANZ |
SERGIO BERENSZTEIN ENTREVISTADO POR RAÚL ACOSTA EN LA VEREDA DE ENFRENTE (LT8, DE ROSARIO):
-Hacíamos siempre la broma que en la Argentina hay una franja de oro, como si fuese la camiseta de Boca, que va desde Ciudad Autónoma, pasa por Santa Fe y Córdoba, hasta Mendoza, que es la que tiene el 70% de los votos, un montonazo de guita y que le dijo No al kirchnerismo. ¿Pero es esto tan así como aparenta?
-Yo creo que hay mayorías contingentes o bloques electorales contingentes en una segunda vuelta porque es una opción binaria. Pero esto es una ilusión, no es una realidad. Es mucho más compleja políticamente La Argentina. Yo lo miraría con un mapa un poquito más complejo. Mirando, por ejemplo, hoy tiene 17 gobernadores peronistas, la mayoría de ellos del peronismo más tradicional, otros que estuvieron identificados con el kirchnerismo hasta el 10 de diciembre y el 11 de diciembre van a tener que encolumnarse con el nuevo presidente; hay un gobernador socialista en Santa Fe; hay, por supuesto, algunos gobernadores radicales, en Jujuy, en Corrientes, en Mendoza; hay un partido provincial en Neuquén; el PRO en Capital y provincia nada menos. Ese es el mapa mucho más plural. El mapa en el Congreso te da una imagen de lo que es políticamente la Argentina, no el mapa de ayer con, insiste, contingentes que lo que buscan es el ballotage, que se junten un conjunto de votantes detrás de candidaturas. Pero eso dura un día.
-¿Se puede tirar esta frase con algún rigor –te estoy preguntando para saber si ese rigor existe-: provincia de Buenos Aires abandonó al kirchnerismo y al sciolismo sino empataban lo de Córdoba?
-La provincia fue muy pareja la elección. Cuidado. Si bien es cierto que para gobernador predominó el voto hacia Cambiemos, María Eugenia Vidal, ayer hubo prácticamente un empate.
-Ahí está donde digo que no acompañó al kirchnerismo.
-Bueno, que la mitad de la gente te vote no es poco. Es un montón. Scioli hizo una gran elección, considerando que le pusieron a Zannini de vice, que le hicieron una campaña donde el fuego amigo fue más importante que las críticas de Mauricio Macri. Considero también, obviamente, los problemas que tuvo Scioli para ser Scioli, como había prometido. La verdad que el resultado que obtuvo fue muy bueno. Fue casi un milagro, ¿no?
-Te hago una pregunta que no es que sea comprometida, es rarita. Acá hay una secuencia que es: Alfonsín, hiperinflación y desmanejo, Menem; Menem, hubo una hiperinflación y un desmanejo, De la Rúa, un helicóptero, vuelve el kirchnerismo-peronismo; y a los diez años, doce años en este caso, una inflación, un mini desmanejo, y vuelve la centro derecha, como apareció con Menem. ¿Qué es esto? es una ¿secuencia?, ¿es una casualidad?, ¿estamos creciendo?
-Yo creo que hay diferencias enormes entre esta experiencia que vamos a vivir a partir del 10 de diciembre y del pasado. Mauricio Macri es el primer presidente no peronista, no anti peronista que va a gobernar Argentina. Es importante el lugar del peronismo en la posición de Macri. Mirá, el único funcionario hasta ahora confirmado en la provincia de Buenos Aires es Ritondo. Creo que Macri también, algo histórico, es el primer presidente e ingeniero en esta transición. Es el único presidente no abogado desde que se regresó a la democracia. Aún en el períodos loco de los cinco presidentes en dos semanas…
-No se cambió de facultad.
-No, eran todos abogados. Hablaban el mismo idioma. O no hablaban, mejor dicho.
-Estás poniendo la mirada sobre las cosas que se corresponden con una nueva época, como decía el compañero Mauricio. No creo que sea chiquito pensar que hay ya un 35, 38, 40% de personas que no le deben nada a Malvinas, no le deben nada a Galtieri, no le deben nada a ninguna de las cosas que signaron a Argentina hasta el 1983. Quiero decir, los nacidos en el 80, y que están en funciones prácticas, votando, viviendo, suman un grupo etario que algunos sostienen que es más del 35.
-No solamente que tenés razón, sino que le daría un poco más. Si agregás diez años más, esta generación que llega al poder ahora no tiene nada que ver con la locura de los 70. Y esto te diría que es lo más importante. No vivió esa locura que vivió La Argentina ni protagonizó ninguno de esos eventos tan dramáticos, tan patéticos también, de violencia, de uso de armas. Ayer estaba en la tele con Julio Bárbaro y contaba que el día que asumió Cámpora, el 25 de mayo del 73, ellos fueron armados a Plaza de Mayo. Él contó que fue a liberar presos a Trelew, y que esa noche abrieron las cárceles, sobre todo la de Devoto. Una locura absoluta. Esa es la Argentina que estamos superando ahora. Argentina es el fruto de esa generación, de esas confrontaciones absurdas, de vida o muerte. Esas visiones totalizadoras de la política. Un rol del Estado absolutamente autoritario. Por suerte, ahora se abre otra etapa, hubiera ganado Scioli o hubiera ganado Macri. Era lo mismo, ninguno de los dos viene de esa cultura política tan perversa. Yo creo que eso es lo más importante: se abre una generación distinta a la política. Fíjate quién protagoniza en el peronismo, ¿no? Tenés a Urtubey, tenés al propio Sergio Massa, a Randazzo, a un tipo como Perotti. El único sobreviviente, pero con una visión crítica, es De la Sota.
-Para aquellos que siguen la historia del peronismo, es el último fenicio.
-Exacto. Bueno, por ahí Gioja también reserva algo de poder, aunque pierde el territorio. -Hay una pregunta que hay que hacerse, Sergio. ¿Estamos cerrando el peronismo y yendo a un pos peronismo? Es decir, estamos en tesis, antítesis, resolución. ¿Estamos en eso?
-No, estamos en una etapa distinta del peronismo. Es un peronismo, ahora, de gestión, es un peronismo moderno, democrático, republicano, que basa sus propuestas en criterios muy sofisticados de política pública, es el peronismo de Urtubey, de Massa, de Randazzo, de querer resolver cosas, y son peronistas pero con criterios de gestión modernos, que es algo bastante inusual en Argentina. El propio Perotti, fíjate lo que hizo en Rafaela. Es gente que mira la gestión con un desafío, que tiene capacidad de hacer, pero cuidándose del modo. El peronismo está ahora en el poder, sin mirar exactamente los modos, sin importarle las cuestiones formales. El peronismo que viene es formal, eso es muy importante; es un peronismo abierto al mundo, no le tiene miedo a la competencia; es un peronismo accesible socialmente. Pero creo que es una síntesis de lo que vivimos en los últimos años, superando estas viejas contradicciones absurdas, estos discursos violentos, y tambi én estas desviaciones ideológicas hacia derecha, hacia izquierda, que tuvimos en los 90 con Menem y en esta década con Kirchner.
-Hay una señal de Macri que debo contarte. Charlando una vez con Jaguaribe, él decía esa frase que se le atribuyó a Duhalde: “Argentina está condenada al éxito, trabajando con Brasil”, porque él hablaba de ese eje Brasil-Argentina, y básicamente del desarrollismo. ¿Hay algún vestigio de desarrollismo? Porque lo que dice Macri, “mi primer charla es con Brasil”, es volver a plantear que hay un eje que es inamovible y sería importante que lo reconozcamos.
-Yo creo que Macri es una persona recontra pragmática. Entiende, y conoce Brasil como empresario, el potencial de Brasil, la integración de la industria, sobre todo la automotriz, con Brasil es muy poderosa, que eso tiene un efecto multiplicador en Argentina no menor, y que tenemos un destino en la región de compartir con Brasil cierto liderazgo, pro tamaño, por importancia relativa, por prestigio. Pero hoy Macri dio una señal fundamental diciendo: “me gusta el PPT”. Digamos, el tratado del transpacífico, ¿no?
-Claro. Eso es China y es Japón del otro lado, ¿no?
-Bueno, China está afuera. Pero es Japón, todos los países de Asia, es Canadá, México, Perú. Digamos, es una apertura. De hecho, muchos creen que esto es en contra de China, una estrategia de Estados Unidos para acotar la importancia de China, por lo menos por ahora. Yo te diría, esto es un bloque espectacularmente dinámico, de alto crecimiento, donde Argentina tiene ventajas comparativas.
-Sergio, pellizcate. Porque estamos conversando de esto, nos estamos cantando de risa, y una semana atrás no era así. -No, yo creo que es muy bueno. Ojo, con Scioli tampoco hubiéramos tenido kirchnerismo duro. Creo que también ahí había una modificación importante. La Argentina había votado no tener kirchnerismo en el 2013.
-Sí, pero vos sabés lo que es la grilla de empleados del Estado Nacional, donde muchos camporistas hubiesen creído que realmente había una revolución del '70 en marcha.
-Tenes razón. La verdad que hay una agenda mucho más interesante. Hay, obviamente, desafíos extraordinarios en materia de gobernabilidad. Macri tiene que demostrar que está a la altura de las circunstancias, que puede armar un gobierno nacional y otro provincial, que tiene capacidad de diálogo con los gobernadores, con los intendentes, con los sindicalistas. Ojalá que así sea, pero como siempre, en Argentina el problema es político, no es económico.
-Perón decía, en el 47: “El problema no es política, sino socio económico”. Estamos pasándolo por alto. ¿Es nada más que ego lo de Sanz?
-La verdad que yo respeto mucho el liderazgo de Sanz, creo que hay más cosas que no sabemos aún. Vamos a esperar lo que él diga en su carta, vamos a esperar a ver cómo se reacomoda el radicalismo. Él fue una figura clave estos años, resistiendo los desbordes autoritarios del kirchnerismo, siendo un factor crítico en la conformación de Cambiemos. Creo que hay que respetar las decisiones individuales. Me parece que la cuestión familiar, teniendo en cuenta las horas que pone esta gente en la política, no es una cuestión menor. Y me parece que hay ciclos. Probablemente las cuestiones de ego y de espacio de poder no son menores. Tal vez esto sea un semáforo amarillo para Mauricio Macri, que tiene que darle el espacio que merece la Unión Cívica Radical, si la cual él no hubiera nunca llegado donde llegó.
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