PANORAMA / UGO PIPITONE EN VATICAN INSIDER
Diálogo de Ugo Pipitone con Andrés Beltramo Álvarez en Ciudad del Vaticano, para Vatican Insider/La Stampa:
-Con la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos, ¿México afronta su peor pesadilla?
-Vivir en México en estas semanas es como vivir la historia en tiempo real, cuando los acontecimientos rebasan la capacidad de los individuos no solamente de vivirlos, con alguna conciencia amplia, sino de entenderlos. A uno se le alimenta un sentido de extrañeza, como si estuviera viendo una película de horror, una pesadilla.
-Pero los problemas del país no son nuevos…
-México está viviendo una pesadilla de 120 mil muertos en los últimos 15 años, 30 mil desaparecidos, estamos en un país que no crece desde el punto de vista económico y ahora con las exportaciones gravemente amenazadas por Trump. Eso sin considerar la xenofobia y el racismo. Todo eso condimentado por vulgaridades, estereotipos de parte de un individuo que habiendo ganado millones en su vida cree que eso es sinónimo de tener razón sobre cualquier tema. Está enfrentando a un país débil como México, débil desde el punto de vista político, desde el punto de vista económico y social. Con el regreso al gobierno del PRI (el histórico Partido Revolucionario Institucional) el país no ha experimentado una renovación, un renacimiento, la apertura de un nuevo ciclo. A esa realidad ya de por si difícil se añade la locura, un Presidente impredecible, un riesgo mundial.
-¿Trump no estará viviendo la embriaguez de los primeros días y pronto topará con los resultados de sus decisiones?
-No tengo la menor idea. Eso supondría arriesgarse a una opinión sobre la personalidad evolutiva de una persona gravemente afectada como es Donald Trump. Lo que haga en el futuro es muy incierto. Educar a Donald Trump no va a ser fácil, que la complejidad del mundo y sus equilibrios lo obliguen a caer en cuenta que no existen ideologías netas capaces de cambiar la historia, que no se crea empleo con proteccionismo a menos que sea a corto plazo. Las empresas estadounidenses -como las de todo el mundo- necesitan competitividad, necesitan aprender de las mejores prácticas de otras empresas del mundo, si uno se aísla pierde el paso con la innovación tecnológica, pierde el paso con la capacidad competitiva. Imaginar a Estados Unidos, que ha sido el centro de la economía mundial por tantas generaciones, convertirse en una isla feliz al margen del m undo me parece poco realista.
-¿Es la opción de un “Chavez de derecha”, un loco populista como el Presidente venezolano pero al revés?
-Un “Chavez de derecha” no me parece una mala comparación. Es alguien que cree en milagros ideológicos, en el absolutismo ideológico además de decir: “yo soy la última cabeza de playa en contra del diluvio universal”.
-¿Cómo se enfrenta un escenario internacional donde las figuras fuertes como Donald Trump o Vladimir Putin están adquiriendo tanto protagonismo?
-Por cómo está el escenario internacional, la mayor escuela desde donde pueden venir lecciones capaces de mitigar el aspecto disruptivo de la cultura “trumpiana” es la Europa unida. Una reserva de cultura democrática, de apertura –aunque condicionada pero apertura al fin- a es a tragedia que es la inmigración de Medio Oriente y África. Este patrimonio espero que pueda contener el embate, porque además es la única fuerza mundial capaz de enfrentarse a Trump al mismo nivel.
-¿China no…?
-China desde el punto de vista del libre comercio pero no desde el ámbito de los valores democráticos.
-¿El Papa puede jugar un papel destacado en este escenario, con su propuesta geopolítica alternativa?
-Sin duda. El Papa es una fuerza moral gigantesca frente a la arrogancia, la vulgaridad y el egoísmo que encarna Trump. No sé cuánto pueda ser una fuerza política, eso nos lo dirá el futuro, pero sin duda puede ser un punto en el cual se puedan congregar los países europeos. Se puede dar una combinación de factores: Europa unida, el Papa, el mismo México si es que surge allí una ciudadanía capaz de seguir las estrofas de su himno que dicen “mexicanos al grito de guerra”. Un espíritu nacionalista unificador en función “antigringa”.
-Trump y el Papa parecen estar en las antípodas como concepción del mundo. ¿Es así? ¿Su choque de visiones es inevitable?
-El problema es que el Papa no puede ser del todo explícito, puede mandar mensajes oblicuos, enseñanzas morales pero no puede enfrentarse al representante político de la mayor potencia económica del mundo. No lo ha hecho, hasta ahora, frente al gobierno sirio, el régimen chino, ni contra Venezuela. Pensar que pueda hacerlo contra Trump me parece difícil de imaginar.
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