Foto: Télam |
Tras la hazaña con odisea incluida lograda en Ecuador, Atlético Tucumán llegó a Barranquilla para enfrentar al Junior en el encuentro correspondiente al segundo repechaje de la Copa Libertadores.
En el estadio Olímpico Jaime Morón León de Cartagena el Decano intentó tener las iniciativas del pleito, pero la velocidad de los atacantes del equipo colombiano mantuvo amenazado a Cristian Lucchetti.
Robinson Aponzá fue el encargado de comandar la ofensiva local. El hombre con pasado en Deportes Tolima desarticuló a la última línea argentina y en la más clara consiguió abastecer a Roberto Ovelar, quien no pudo quebrar la resistencia del Laucha.
El arquero se lució con una intervención magnifica para que su equipo llegue al descanso con el cero.
En el complemento los de Pablo Lavallén equilibraron el pleito y la individualidad de Leandro González fue un factor determinante en la búsqueda del gol. En una de sus apariciones, el ex Racing se encargó de sacarse las marcas de encima para probar de media distancia, pero el palo le ahogó el grito. La fortuna estuvo del lado de Viera y un milagro mantuvo la igualdad.
La respuesta del combinado de Gamero se basó en las triangulaciones compuestas por Aguirre, Cuesta y Estrada. Una fórmula que llegó a su máxima expresión cuando el reemplazante de Hernández habilitó a Aponzá y el mejor jugador de la cancha estableció el 1 a 0.
A pesar del escaso público, el dueño de casa sonreía gracias a la efectividad de sus intérpretes. Si bien el resultado adverso genera una preocupación en Atlético Tucumán, los de Pablo Lavallén son conscientes de la producción que tuvieron en territorio ajeno, donde merecieron llevarse el empate.
La vía aérea fue el recurso que más exigió a la defensa colombiana, que mantuvo su invicto gracias a la notable tarea de su arquero. El camino del Decano debe continuar con la misma idea. Tal vez en la revancha los colombianos no tengan la misma suerte.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com
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