Familiares de las víctimas buscan consuelo entre sí en la puerta de la comisaría de Florencio Varela. Foto: Télam |
Las jóvenes, de entre 15 y 17 años, volvían de bailar cuando fueron sorprendidas por el ex novio de una de ellas; el agresor fue detenido
Por GUSTAVO CARABAJAL / La Nación
Fue el segundo femicidio múltiple en seis días. Cuando todavía persiste la conmoción por la masacre de Hurlingham, donde un trabajador ferroviario y ex empleado de una agencia de seguridad mató a su pareja y a cinco familiares, dos adolescentes fueron asesinadas por el ex novio de una de las chicas, que la acosaba desde hace tres meses cuando cortaron la relación.
Otras dos jóvenes que acompañaban a las víctimas cuando salían de bailar recibieron cinco balazos, una de ellas está internada en grave estado.
Según informaron fuentes policiales, ayer por la tarde fue apresado un sospechoso que habría sido identificado como Luis Esteban Weiman, de 36 años, custodio de una empresa de seguridad, quien a pesar de la diferencia de edad había tenido una relación sentimental con la mayor de las víctimas, Denise Juárez, de 17 años.
Este nuevo femicidio múltiple ocurrió ayer, a las 6.10, en la esquina de Senzabello y Los Andes, en Florencio Varela.
A partir de la reconstrucción de la masacre realizada por los policías de la comisaría 3ra. de ese distrito, se determinó que las jóvenes estaban esperando el colectivo 148 cuando fueron atacadas a balazos.
Aunque Denise fue el foco del ataque, el homicida vació el cargador de su pistola 9 mm disparando contra las cuatro adolescentes. El agresor descargó toda su furia sobre su ex novia. Tenía nueve heridas de bala. Su amiga, Sabrina Barrientos, de 15 años, estaba al lado de Denise y no pudo hacer nada para escapar de los disparos. Igual que Denise, falleció en el acto. Tenía cuatro balazos.
Las otras dos jóvenes que las acompañaban, Magalí y Némesis, de 16 y 15 años, respectivamente, resultaron heridas de gravedad. La primera de ellas, recibió un tiro en una pierna y sufrió una herida producto de un roce en la cabeza. Mientras que Némesis quedó más comprometida, con balazos en una pierna, en el hígado y en un hombro. Ambas quedaron internadas en el hospital Mi Pueblo, de Florencio Varela.
Al revisar los cuerpos, los investigadores advirtieron que tenían todas sus pertenencias. Por este detalle, la hipótesis del robo quedó descartada. Entonces, los policías de la comisaría 3ra. comenzaron a seguir dos pistas.
Una de esas hipótesis apuntaba a una pelea que hubiera comenzado dentro del boliche Santa Diabla al que habían concurrido las víctimas y que queda a pocas cuadras de la escena de la masacre. La otra pista se enfocó en la posibilidad de que el ataque hubiera sido perpetrado en el contexto de un hecho de violencia de género.
Si bien, Denise era quien recibió la mayor cantidad de disparos, los investigadores trataron de reconstruir la red de vinculaciones sentimentales de las otras tres adolescentes. La presunción de que habría sido un femicidio tenía una base concreta: en la escena de la masacre los peritos levantaron once vainas servidas y cuatro proyectiles calibre 9 mm.
Este elemento abonó la hipótesis de que existió un solo tirador con una sola arma y descartaba un supuesto enfrentamiento entre bandas. Una pistola 9 mm de marca FM tiene un cargador de 13 proyectiles y lleva uno en la recámara.
Si bien la cantidad de heridas que tenían las víctimas superaba la capacidad del cargador de una pistola 9 mm, los investigadores no descartaban la posibilidad de que algunas de las lesiones sufridas por las adolescentes fueron producidas por un mismo proyectil. Esta presunción se fundó en el hecho de que las cuatro jóvenes estaban juntas cuando fueron atacadas y no tuvieron posibilidad de escapar.
LA PISTA DEL EX NOVIO
Con la declaración de un remisero, los investigadores reforzaron la hipótesis de que hubo un agresor solo. El conductor del vehículo, que las jóvenes estuvieron a punto de abordar, recordó que las chicas le habían hecho señas para que las llevara pero que siguió de largo porque tenía otro viaje. Cuando llegó a la esquina y giró escuchó los disparos, al volver afirmó que vio los cuatro cuerpos ensangrentados y a un hombre de remera roja al lado. Al intentar regresar sobre la marcha, el sospechoso huyó.
Durante la mañana, un tío de Denise aportó otro elemento clave. El testigo le dijo a los policías que su sobrina había estado de novia con un hombre mucho mayor que ella. Agregó, que la relación se había cortado hace tres meses. A partir de ese momento, según el testigo, el ex novio comenzó a acosar a su sobrina a través de la red social Facebook .
El tío de Denise identificó al sospechoso, como Luis Esteban Weiman y afirmó que vivía cerca del lugar de la masacre. Además, expresó que trabajaba como empleado en una agencia de seguridad y que, por la actividad que desarrollaba tenía acceso a armas de fuego.
Al revisar el perfil de Facebook del sospechoso, los policías hallaron fotos de Denise y del acusado. También había imágenes con las otras tres amigas de la joven víctima. Este detalle serviría para explicar por qué disparó contra las otras jóvenes.
Por la tarde, los policías solicitaron una orden de allanamiento, irrumpieron en la casa del sospechoso y lo detuvieron. Al revisar la vivienda, los uniformados secuestraron seis proyectiles calibre 9 mm, similares a los halladas en la escena de la masacre.
Aunque no encontraron el arma usada en el homicidio. Los sospechosos de cometer la masacre de Florencio Varela y de Hurlingham eran custodios privados. Antes de trabajar como boletero en el ferrocarril Urquiza, Diego Loscalzo se desempeñó durante cinco años en una empresa de seguridad.
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