Alejandro Amor y Héctor Daer, ayer, en la CGT. Foto: DyN |
NICOLÁS BALINOTTI / LA NACION
La réplica de la CGT no se hizo esperar. No bien Cristina Kirchner terminó ayer con su catarata de tuits convocando a sus seguidores a movilizarse junto con la central obrera el 7 de marzo próximo, los gremios marcaron una tensa distancia con la ex presidenta.
"Me es indiferente [la convocatoria de Cristina]. No queremos partidizar la marcha. No va a haber ningún aprovechamiento político. No hay que desvirtuar las consignas y el planteo que tiene la movilización para llevarlo a ningún molino de tinte partidario", reaccionó Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato de mando de la CGT.
A primera hora, y a través de las redes sociales, Cristina había instado a la militancia kirchnerista a sumarse a la protesta sindical en contra del Gobierno. La CGT, que contará con el respaldo de las dos vertientes de la CTA, se movilizará en contra de los despidos y la apertura de las importaciones, aunque sumó otras demandas, como "paritarias libres" y evitar una "flexibilización" de las leyes laborales.
"El 7, yo lo veo a Bonadio, pero por favor... Ustedes hagan que el Gobierno vea al Pueblo. Marchen junto a los trabajadores y trabajadoras", escribió la ex jefa de Estado en su cuenta de la red social Twitter.
El mismo día de la marcha que organizan los sindicatos, Cristina Kirchner deberá presentarse en los tribunales de Comodoro Py ante el juez Claudio Bonadio para declarar sobre los negocios inmobiliarios que la vinculan con Lázaro Báez. Tras la declaración, Cristina no descarta sumarse a la marcha, pese al rechazo gremial.
La Cámpora, su brazo militante juvenil, ya anticipó que dirá presente. El panadero Abel Frutos subió el tono de la réplica gremial al kirchnerismo.
"Cristina es parte del pasado. Se acordó tarde de acompañar a la CGT. El kirchnerismo debería organizar varias marchas más, pero a Comodoro Py", ironizó.
Desde el barrionuevismo echaron ayer a rodar una versión sobre un eventual cambio de fecha de la marcha ante la convocatoria de Cristina.
Sin embargo, Daer y Juan Carlos Schmid, dos de los tres jefes de la CGT, lo desmintieron ante LA NACION. "Es inamovible", dijo Schmid, seco y tajante.
Ayer, incluso, la cúpula de la central avanzó en algunos detalles de lo que será la protesta, más allá de un encuentro con los defensores del pueblo de todo el país. El escenario se situará en la diagonal Roca esquina Chacabuco, cerca de la Secretaría de Comercio Interior, donde funciona el Ministerio de la Producción.
"El ministerio de [Francisco] Cabrera es el sector en donde más despidos hubo. Por eso la movilización es ahí", argumentaron fuentes gremiales. En la hoja de ruta de los sindicatos está previsto un paro general si es que no perciben un giro en algunas políticas del Gobierno.
"Debería haber un enfoque diferente en las medidas que están aplicando en cuanto a salarios y comercio exterior", señaló Schmid como posibles soluciones que evitarían la profundización del plan de lucha.
Daer habló de "rectificaciones" y advirtió que "la industria nacional está prácticamente destruida". Antes de la marcha, la CGT prepara una cumbre que podría definir el plan de acción a futuro. Será el 1° de marzo en Azopardo y se prevé la asistencia de Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo, los tres viejos líderes que tallaron la reunificación.
Ese mismo día, Mauricio Macri abrirá el año legislativo. La presencia de dirigentes de la CGT en el Congreso servirá de termómetro para percibir realmente cuan tenso está hoy el vínculo entre el Gobierno y la central peronista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario