GLOBAL / CONFLICTO SIN FIN
Hoy se reanudó la evacuación de combatientes y civiles de varias ciudades sirias, 4 días después de haber sido interrumpida por un atentado que dejó al menos de 126 muertos, entre ellos, muchos niños, según informó la agencia AFP tomando como fuente a Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos humanos, con base en Londres.
La evacuación parte, por un lado, de las ciudades de Fua y Kafraya, localidades partidarias de Bashar Al-Assad asediadas desde hace 2 años por los opositores, en dirección a Alepo, controlada por el Gobierno desde diciembre.
Y también hay evacuaciones de rebeldes sunnitas desde Zabadani, Serghaya y Jabal Charqi, en la provincia de Damasco, a localidades rebeldes en la provincia de Idlib.
El sábado pasado, el proceso de evacuación terminó en masacre, cuando un coche bomba explotó ante un convoy de evacuados en Rashidin, una periferia chiíta al oeste de la ciudad de Alepo, adonde estaban estacionados los autobuses que transportaban a 5.000 personas.
El régimen acusó a los rebeldes del ataque del sábado, aunque estos se desligaron de la responsabilidad del ataque. Hasta el momento nadie ha reivindicado el atentado.
Las evacuaciones suceden en el marco de un acuerdo entre el Gobierno sirio y la oposición, auspiciado por Irán y Catar, sus respectivos aliados.
Estos países pactaron la semana pasada el traslado de seguidores de Assad desde Fua y Kefraya, hacia áreas controladas por el Gobierno, a cambio del abandono de los opositores de mayoría sunnita de ciudades cerca de Damasco, hacia áreas controladas por los rebeldes.
Hay que destacar que en los últimos meses, los rebeldes han perdido importantes ciudades a manos de Assad, apoyado por Rusia, lo que funcionó como presión para que firmaran acuerdos de evacuación.
La oposición, sin embargo, califica de "traslados forzados" y "crímenes contra la humanidad" a las evcuaciones, mientras que Naciones Unidas critica estos "desplazamientos forzados".
La jornada de reanudación de las evacuaciones coincidió con una nueva explosión. En este caso, esta tuvo lugar a unos kilómetros de Rashidin -la ciudad rebelde en las afueras de Alepo, que había servido como zona de tránsito en la primera evacuación del sábado, a dónde había explotado el coche bomba-.
Concretamente, la explosión sucedió en en el barrio de Salahedin, que estuvo dividido entre el régimen y los rebeldes hasta que el Ejército sirio tomó control de toda la ciudad en diciembre.
De momento no se sabe si se trató de un ataque o de una explosión accidentada por munición empleada durante los combates hace unos meses. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, hubo 7 víctimas fatales y 35 heridos.
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