Foto: Walter Papasodaro / Diario POPULAR |
(DP) - Hace una semana, Darío Benedetto entró a los 31 minutos del segundo tiempo y le estampó su firma a la semifinal de ida entre Boca y Palmeiras. Cuando daba la sensación de que el partido viajaba irremediablemente hacia una igualdad en cero, el Pipa clavó un soberbio cabezazo primero y dibujó una maniobra perfecta y letal poco después, para desatar una fiesta en la repleta Bombonera.
El 2 a 0 puso al equipo argentino cerca de su undécima final de Copa Libertadores, ya que hasta perdiendo por un gol se metería en esa instancia donde lo espera nada más ni nada menos que River y el posible Superclásico más histórico; pero todavía restan los noventa minutos de la revancha, que se desarrollarán hoy en el Allianz Parque de San Pablo -desde las 21.45- y sólo entonces sabremos si Boca puede liquidar la serie o si los brasileños aprovechan la condición de local y dan vuelta la historia.
En su estadio, Boca fue a buscar la victoria con decisión, aunque no siempre con ideas. Pese a la insistencia, le costaba encontrar claridad y lucidez, hasta que el ingreso de Benedetto se transformó mágicamente en la llave que abrió el cofre de la felicidad.
La ventaja es buena y, si bien es cierto que cobija las ambiciones del conjunto dirigido por Guillermo Barros Schelotto, queda una tarea por realizar esta noche: la que, prioritariamente, pide defender lo conseguido siete días atrás.
Sin dudas para Boca es la gran chance de poder meterse en una final a la cual no accede desde 2012, luego de un andar a los tumbos en el torneo local y también en la misma Libertadores, donde necesitó precisamente de Palmeiras para poder ingresar como uno de los peores segundos al cuadro final de la competencia.
Palmeiras, actual líder del certamen brasileño, dejó una imagen borroneada en el choque de ida. En su esquema prevaleció la intención de cerrarle los caminos al rival, y cuando el doblete de Benedetto le derrumbó el plan, ya no había tiempo ni para cambiar la postura original ni para revertir la situación.
Ahora, obligado por las circunstancias, tendrá que arriesgar en procura del triunfo que necesita. Nada le resultará sencillo. Ni siquiera le alcanza un éxito por la mínima diferencia, y deberá cuidarse también, porque un gol de Boca le añadiría un mayúsculo problema a un panorama general ya complicado.
El equipo de Scolari estuvo a punto de llevarse un gran punto de La Boca, pero Pipa Benedetto le arruinó ese gran negocio. Sin embargo, el fútbol le otorga una posibilidad. Y con el apoyo de su “torcida” tratará de aprovecharla.
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