OPINIÓN: CORRUPCIÓN A LA LUZ DEL DÍA

ESCANDALOSO USO GUBERNAMENTAL DE RECURSOS PÚBLICOS EN LOS MEDIOS

 El empleo de los recursos públicos en actividades ajenas y prioritarias por parte del gobierno es una forma de corrupción a la luz del día.

por JORGE HÉCTOR SANTOS

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Jorge Fernández Díaz, en la edición del diario La Nación del domingo 29/5/2011, coincide con quien escribe esta nota diciendo que ‘La corrupción no le importa a nadie’.

La decadencia argentina también se manifiesta en el desprecio que la ciudadanía le presta al tema de hurto de los dineros que aporta para atender el Estado, del cual es dueño. Algo así como si los accionistas de una empresa privada no les interesara que los que administran la misma sean corruptos y se lleven en sus bolsillos o dilapiden en beneficio propio el capital de la misma.

 

Fernández Díaz grafica esta situación de desinterés de la población comprando lo que sucedía en la década menemista, con lo que acontece hoy en el país, diciendo: ‘en la década del 90 un libro de denuncia era un acontecimiento político; hoy es una novela de evasión’.

 

"Una encuesta de Poliarquía demuestra que la mayor preocupación es la inseguridad, y que recién en un 6to. renglón con un insignificante 3% se encuentra la corrupción´,  y se pregunta: ¿Cuándo nos quebramos moralmente los argentinos? ¿Cuándo empezamos esta etapa en que la ética se volvió relativa? ¿Todo esto  se inició en 2001, cuando la Argentina voló en pedazos? ¿Voló solamente en pedazos la economía y el sistema político, o también la conciencia moral de la sociedad?".

 

Con el título ‘El fútbol es un negocio privado, no estatal’  Urgente24 publicó días atrás una opinión mía en la cual manifesté una semejanza con Fernández Díaz, cuando se expresaba:

 

"La Argentina no salió de la crisis que padeció a principios del año 2000. La crisis financiera se transformó en otra de mayor o igual peso, la de valores.

Los valores que siempre escasearon ahora están extinguidos. El más importante de esos flagelos es la corrupción que se pasea con total evidencia e impunidad que roza hasta a la organización que se atribuye ser víctimas del dolor de hijos de detenidos-desaparecidos.

Los restantes valores se hicieron añicos. Son esos que aúnan y hacen funcionar a una sociedad como tal. Que permite la convivencia pacífica, con desigualdades económicas como en cualquier lugar, pero no repulsivas y peligrosas como las que muestra un país bendecido por la economía mundial durante años, sin que se traslade a la micro vida de los argentinos: cada 10 de ellos están sumergidos en la extrema pobreza y otros 3 de esos mismos 10 hacen malabares para llegar a fin de mes".

 

La corrupción no se exterioriza solamente en la valija de Guido Alejandro Antonini Wilson, en el caso Skanska, en los enriquecimientos ilícitos de funcionarios, en los enjuagues millonarios de capitalistas amigos, en el lavado de dinero, en los aviones llenos de cocaína, en los gastos de campaña con dinero negro, en la bolsa de Felisa, en el caso de las obras de las madres de Plaza de Mayo sino que también se articulan a la luz del día con obscenos actos de uso indebido de dineros públicos para fines alejados del Estado y en beneficio de quienes lo administran que van desde el ‘Fútbol para Todos’, pasando por el auspicio de los recitales de Ricardo Montaner en julio próximo con el auspicio del gobierno de la provincia de Buenos Aires cuyos spots publicitarios ya se emiten por radio hasta el descarado uso de publicidades en medios gráficos del Banco de la provincia de Buenos Aires, donde figura ‘Gobernación Scioli’.

 

Así como los cartoneros alguna vez llamaron la atención y hoy forman parte de la escenografía de la ciudad; así como los cortes de calles indignaron y hoy se publicitan por radio, tele y gráfica para que sean evitados; así como la primera reja en una casa o balcón llamó la atención y hoy es moneda corriente, lamentablemente, los argentinos se han acostumbrado a que sean robados por quienes los gobiernan y a plena luz del día.

 

Todo esto no es una sensación, tristemente, es una realidad.