ECONOMÍA / OPINIÓN
por LEANDRO FISANOTTI y ADRIANO MANDOLESI
ROSARIO (Fundación Libertad). En un nuevo capítulo de una historia que parece repetirse cíclicamente, el Ministro de Economía Axel Kicillof apuntó a los empresarios que denuncian el evidente atraso cambiario que experimenta la economía nacional denostando los comentarios y señalando que no devaluará la moneda.
Lo cierto y concreto es que este gobierno ya lo ha hecho. Peor aún es la devaluación de la moneda, es decir su pérdida de valor en relación al dólar es una herramienta que utilizó este gobierno desde comienzos de esta gestión, desde la primer Presidencia de Cristina Fernández el peso se devaluó el 192%, pasando de $ 3,14 a $ 9,18.
Repasando los últimos meses, desde que Axel Kicillof asumió el mando del Palacio de Hacienda el mercado cambiario tuvo actividad durante 408 ruedas. Un análisis del comportamiento del mercado cambiario nos muestra que en el 79% de los días el peso se devaluó respecto de la moneda norteamericana.
El problema de fondo es que esta fuerte y evidente devaluación del signo monetario, es –en realidad– escasa frente al crecimiento que mostraron los precios en el mismo período. Esta inconsistencia de política macroeconómica luce evidente por mucho que se intente enmascarar detrás de antifaces de políticas redistributivas.
Lo cierto es que no es otra cosa que el corolario de un crecimiento debocado en el nivel de gasto público cuyo financiamiento se explica a través de la emisión monetaria que convalida una autoridad sumisa a los deseos de la política y que alcanza niveles record en términos históricos.
Una política a las claras inconsistente y mal implementada. Basta un repaso por la literatura económica que demuestra que una devaluación sólo es efectiva cuando los participantes del mercado entienden que será la última, al menos dadas las condiciones imperantes.
Esto quiere decir, ni más ni menos, que el nuevo nivel refleja las condiciones de equilibrio. Ninguna de las 322 veces que el ministro devaluó la sociedad leyó ese mensaje.
Sin embargo, no debe sorprender este historial que resulta ambiguo para el economista que rechaza la devaluación. Sus predecesores no marcaron un camino diferente.
En lo que va del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, en más de 8 de cada 10 días hábiles el peso perdió valor. Ciertamente este gobierno miente cuando dice que no va a devaluar. Lo hacen casi todos los días.
En síntesis, la actual política macroeconómica argentina es inestable e inconsistente. Para lograr ordenar la macroeconomía será necesario primero ordenar las cuentas públicas, logrando una declinación gradual de la inflación, y buscando resolver el problema del financiamiento externo para luego si impulsar una unificación cambiaria, en un contexto de credibilidad que permita atraer inversiones privadas y recuperar rápidamente el sendero de crecimiento económico.
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