Foto: Walter Papasodaro / Diario Popular |
(DP) - San Lorenzo debió trabajar más de lo esperado para vencer a Olimpo, un equipo virtualmente descendido. Si bien el equipo de Claudio Biaggio fue el único de los dos que intentó ganar el partido, recién en el segundo tiempo encontró la precisión necesaria para convertir los goles y a partir de ahí justificar, plenamente, la obtención de los tres puntos que le sirven para mantenerse a la expectativa en la zona alta de la tabla y dentro del lote de equipos que se están clasificando para jugar la Copa Libertadores del año venidero.
A tal punto, que en el primer cuarto de hora de juego ya habían llegado tres veces con peligro hasta el debutante Guido Villar, que respondió con firmeza ante un cabezazo de Blandi, un mano a mano contra Reniero y un remate de media distancia de Romagnoli.
Pasado ese sofocón, Olimpo se adelantó unos metros y decidió pelearle el partido a San Lorenzo en la mitad de la cancha. Sin embargo, el elenco local continuó manejando el partido, pero con menos espacios. Dentro de ese panorama, el Pipi Romagnoli fue el cerebro santo y Reniero el ejecutor.
Igualmente, los cuervos no pudieron romper el cero en el arco de enfrente. Por falta de sorpresa, los avances del Ciclón perdieron efectividad y eso favoreció a la endeble defensa de Olimpo. Pese a ello, los dueños de casa volvieron a tener otras dos claras situaciones de gol pero Coloccini (de cabeza) y Blandi (con un disparo cruzado) no estuvieron finos para definirlas.
Para jugar el segundo tiempo, desoyendo los murmullos de los hinchas, el Pampa Biaggio creyó en los mismos once jugadores. Y no se equivocó. De movida, otra vez, San Lorenzo marcó tendencia y lo bueno para sus intereses fue que a los seis minutos, nomás, el Perrito Barrios (tras una buena combinación entre Romagnoli y Reniero) clavó un derechazo arriba para poner el 1 a 0, dejando desairado a Villar.
La ventaja en el resultado calmó las ansiedades cuervas y poco después, Nicolás Blandi se dio el gusto de anotar el segundo gol azulgrana capitalizando una asistencia de pecho de su tocayo Reniero.
De ahí en más, con Olimpo entregado, San Lorenzo se dedicó a manejar el partido a su antojo hasta ser despedido con aplausos por sus hinchas que también volvieron a festejar.
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