Así retiraban los cuerpos. Foto: La Capital MDP |
(U24) - La ciudad de Mar del Plata sigue impactada ante el violento hecho que se cobró la vida del empresario Juan Manuel Santurián, uno de los dueño de Manolo.
Según reveló policía científica de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Ángel García (70) esperó este martes (18/12) a la mañana a Juan Manuel Santurián (63) en la cochera del lujoso edificio de Libertad y Salta donde vivían.
El fiscal Alejandro Pellegrinelli reveló a los medios presentes que, según cámaras de seguridad y el análisis de la escena del crimen, luego de asesinar a Santurián, García se quitó la vida.
El diario La Capital, de Mar del Plata, logró reconstruir el hecho: "Aunque algunos apellidos fueron cambiando con las generaciones, la familia nunca dejo de ser el baluarte de Manolo, y Santurián era parte de ese clan de emprendedores. Por eso, aunque tenía el control de la franquicia en Miami y residía mayormente allí, solía regresar a Mar del Plata al edificio Boghoss II para ocupar uno de los departamentos al igual que otros miembros de la familia.
Ese novedoso diseño arquitectónico, con balcones semejando el oleaje costero, y con un tres ambientes a más de 300 mil dólares.. Fue en su cochera que se desencadenó la tragedia. Apenas habían pasado algunos minutos de las 8.30 de la mañana cuando Santurián bajó por el ascensor principal hasta el subsuelo para subirse a su camioneta Mercedes Benz de color blanco.
Desconocía, naturalmente, que en la misma cochera, dentro de una camioneta Peugeot Partner estaba al acecho su ex suegro, Miguel García. Con las llaves en la mano vio aparecerse de repente a su ex suegro, vestido con un pantalón de jean azul, una campera del mismo color y con un negro brillante en su mano derecha.
Era la pistola Tanfoglio calibre 40. García accionó la Tanfoglio varias veces en dirección al cuerpo de Santurián. Un proyectil entró en el intercostal derecho, otro rozó el brazo izquierdo y otro más dio en el tórax. El restante, el que aporta algo de información diferente para entender la maniobra de agresión, ingresó por la zona cervical. Por atrás.
La impresión de los forenses de Policía Científica y del fiscal Alejandro Pellegrinelli es que García tenía planificado el desenlace. Incluso lo que hizo después de matar a Santurián. Aún con la pistola vibrante en su mano caminó hasta el espacio que quedaba entre una camioneta y la pared del estacionamiento, se sentó junto a una columna. Apoyó el arma en su pecho y se disparó.
El proyectil que lo atravesó se incrustó unos centímetros detrás en la pared, mientras que su cuerpo quedó tendido encima de la precautoria franja amarilla pintada en el piso de cemento alisado".
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