AGENCIA / ECONOMÍA
La recaudación de ganancias en 2007 y 2015, inicio y fin de mandato de Cristina (Gráfico: E&R)
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Con motivo del último paro nacional contra el gobierno de Cristina Fernández, cuyo principal reclamo fue el Impuesto a las Ganancias (con la inflación detrás), la consultora Economía & Regiones realizó un completo informe sobre el peso de este tributo y el aumento significativo que tuvo en la gestión de Cristina donde lo tributado por las personas físicas pasó del 4.4% en 2007 cuando inicia su gestión al 6.6% del producto, en su final de mandato.
A continuación el informe completo de Economía & Regiones sobre presión tributaria y el caso del impuesto a las ganancias:
Esta semana corta de semana santa estuvo signada por el paro del martes 31 de marzo. Inicialmente, la medida de fuerza nació como un paro de los gremios del transporte ante la falta de respuesta a sus reclamos (sobre el impuesto a las Ganancias) por parte del Gobierno.
Más tarde, la CGT opositora extendió la medida convocando a un paro nacional contra el gobierno nacional.
La visión oficial, de acuerdo con las declaraciones del Ministro de Economía y del Jefe de Gabinete, sostiene que son muy pocos los trabajadores cuyos sueldos tributan Ganancias, por lo que el paro no puede estar justificado en ese reclamo.
Según los números oficiales presentados por los funcionarios, el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias sólo afecta aproximadamente al 6% u 8% de los trabajadores argentinos; y al 11% de los trabajadores registrados.
Sin embrago, la cantidad de personas físicas que aportan al fisco sólo por Ganancias entre uno y más de cuatro salarios al año serían entre 1,5 y 2,9 millones de personas.
En el primer caso representa 8,5% del total de trabajadores y 14,3% de los ocupados registrados; mientras que en el segundo sube a 16,3% y 27,6%, total y en blanco respectivamente.
Dentro de los sectores económicos que cuentan con más trabajadores que pagan ganancias se puede enumerar: transporte, bancarios, mineros, petroleros, telecomunicaciones y sector público.
Más allá de la discusión sobre la cantidad de trabajadores que tributan Ganancias de “cuarta categoría”, es indudable que el impuesto a las Ganancias sobre los salarios ha ganado fuerte importancia relativa dentro de la estructura recaudatoria de los tributos nacionales.
En los últimos ocho años la recaudación total del impuesto a las Ganancias en términos del PBI aumenta 52.4%, pasando de 4.4% (2007) a 6.6% (2015) del producto.
El aumento de la importancia relativa de la recaudación de Ganancias en términos del PBI esta explicado en un 68% por el mayor pago de Ganancias por parte de los trabajadores, que se incrementa 114% en el período pasando de 1.3% (2007) a 2.8% (2015) del PBI.
En pocas palabras, la recaudación de Ganancias sobre los trabajadores aumenta 1.5 puntos porcentuales en términos del producto en los últimos 8 años.
Del otro lado, la recaudación de Ganancias provenientes de las empresas aumentó tan sólo 28% en el mismo período, pasando de 2.8% (2007) a 3.6% (2015) del producto.
En el mismo sentido, cabe destacar que lo tributado por las personas físicas aumentó significativamente su participación en el total de lo recaudado por Ganancias, puesto que en 2007 representaba el 29% de ese impuesto y en 2015 alcanzará el 42%.
La recaudación de Ganancias sobre los trabajadores, que acumula un incremento de +114% en términos del PBI, es la que más creció entre 2007 y 2015, seguida muy de lejos por los aportes personales (+95%) y las contribuciones patronales (+68%).
La recaudación de impuestos sobre el salario y sobre el trabajo es la que más creció en términos del PBI durante los dos mandatos de CFK.
Hay que tener en claro que este aumento de la recaudación en términos del PBI no es un fenómeno nuevo, sino que es una de las principales características de la gestión económica K. En este sentido, hay que destacar que en los 12 años de este gobierno hay un exponencial incremento de la presión tributaria, tanto en porcentaje del producto, como en términos reales y en dólares.
La presión tributaria creció 74% entre 2003 (17.0%) y 2014 (29.6), lo cual representa un aumento de 12.6 puntos porcentuales en términos del producto. Este incremento de la presión tributaria aplicada durante todos los años de la gestión K generó recursos extraordinarios por $3.6 Billones de 2014 (inflacionado a pesos de 2014), lo cual representa más de dos Presupuestos Nacionales de 2015.
Esta recaudación excepcional lograda a partir de incrementar la presión tributaria sobre el sector privado equivale a 153 años de asignación universal por hijo, 50 años de subsidios sociales y 35 años de obra pública nacional.
Paradójicamente, el aumento de la presión tributaria es sólo una cara de la moneda de la política fiscal. La otra cara es un mayor incremento del gasto público, con lo cual hace años que la economía argentina experimenta un continuo y exponencial aumento del déficit fiscal que, de acuerdo con nuestras estimaciones, sin recursos extraordinarios del BCRA y del ANSES ascendería a 6.9% del PBI en 2015.
Paralelamente, las necesidades de financiamiento del SPN computando tanto sus obligaciones en pesos como en dólares treparían hasta 8.9% del PBI este año.
En pocas palabras, en 2015 el BCRA volverá a ser el principal financiador del SPN.
Sin refinanciamiento y sin crédito internacional, el Central deberá “poner” U$S10.400 millones de reservas internacionales y $271.800 millones de emisión monetaria para hacer frente a las necesidades de financiamiento del SPN.
El punto a entender es que la elevada presión tributaria combinada con fuerte déficit fiscal y elevada emisión monetaria son los principales factores explicativos de la recesión económica, la elevada inflación y la caída del PBI per cápita.
La variable clave para crecer en forma sostenida y sustentable es el ahorro, porque financia la inversión, la acumulación del stock de capital y la expansión de la frontera de posibilidades de producción, generando empleo.
Es decir, el ahorro es la clave que permite expandir la producción y la oferta agregada, traccionando luego la demanda agregada y dando lugar así al proceso de crecimiento económico.
Con elevada presión tributaria se ahoga y se desincentiva el ahorro del sector privado, afectando negativamente el principal canal de financiamiento de la inversión.
Pero si a esto se le suma el elevado gasto público y el creciente déficit fiscal, al bajo ahorro privado hay que sumarle el desahorro público. Sin acceso a los mercados de crédito internacionales (ahorro externo), el bache fiscal debe ser cubierto con emisión monetaria que genera inflación. Y justamente, sostenidos niveles de inflación terminan acabando con el poco ahorro privado remanente luego de la elevada presión tributaria.
En este sentido, hay que recordar que elevados y permanentes niveles de inflación impiden el eficiente cálculo de los precios, costos y beneficios, hiriendo de muerte el proceso de inversión, acumulación de capital y crecimiento económico.
En definitiva, para volver a crecer es necesario volver a estimular el ahorro. Sin ahorro, no hay financiamiento para la inversión y sin inversión no hay crecimiento.
La reconstrucción del ahorro debería realizarse en forma conjunta y coordinada desde cuatro frentes: bajando la presión tributaria, volviendo al superávit primario, atacando la inflación y reinsertándose en el mercado de crédito.
En este contexto, resurgirá el ahorro privado, desaparecerá el desahorro público y retornará el ahorro externo, permitiendo mayor inversión y crecimiento.
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