domingo, 7 de junio de 2015

ANTES QUE “BAÑOS DE HUMILDAD” Y “SOLDADOS DEL PROYECTO”, HUBO “BOMBACHAS DE GOMA”

OPINIÓN / ENTRE RÍOS 



Dedocracia, el método de 'consenso' en el Mundo K entrerriano. 

por DANIEL LUJÁN 

PARANA (U24 Entre Ríos). La guarangada protagonizada por 'la Mona' Giménez, y unas señoritas/señoras fans suyas arriba de un escenario, es menos ruinoso, en términos políticos, que el triste espectáculo que han interpretado los dirigentes del peronismo entrerriano ante la exigencia del gobernador Sergio Urribarri para llegar a una sola lista para la gobernación.



 “No hay duro que no se ablande, ni tiento que no se corte”, dice el refrán criollo en referencia a la honestidad, la decencia y el honor.

Pero no es ese el caso de los políticos del peronismo entrerriano; en este caso queda mucho mejor aquél verso del Martín Fierro que dice "No te debes afligir, aunque el mundo se desplome. Lo que más precisa el hombre tener, según yo discurro, es la memoria del burro, que nunca olvida ande come”. 

 Y es lo que hicieron, cualquier cosa menos olvidar de la mano de quien se come. Una semana atrás, sí, apenas siete antes no había forma de hacer retroceder a varios peronistas que se habían propuesto ser al menos precandidatos a la gobernación de Entre Ríos.

“Nada nos va detener” proclamaba uno. “Simplemente quiero pedirle al pueblo entrerriano la posibilidad de ponerme a consideración del mismo; sin ser más que nadie, con humildad. El pueblo es el que decide”, decía otro y así se repetían una y otra vez las voces de aquellos que pedían “reglas claras” para que haya internas para todos, “porque esa es la esencia del peronismo”. ¡Ja!

Desde 1987 no hay internas en el peronismo entrerriano, y no las hubo tampoco ahora, a pesar de tanto entusiasmo.

 ¿Entonces cuál es la “esencia” del peronismo; la democracia o la dedocracia?

 Sergio Urribarri sabía muy bien que todos quienes lo alababan cuando era precandidato a presidente, lo hacían solo por temor a que simplemente fuera cierto. Supo también que esos mismos se escondían por los rincones de la Casa de Gobierno para reírse a carcajadas cuando decidió abandonar “el gran sueño entrerriano”.

Pero los esperó tranquilamente. Sabía muy bien que los volvería a tener a su merced. Porque en definitiva, todos vienen del mismo lugar y se conocen muy bien. Cuando el lunes 1/06, uno de los candidatos más firmes, el ministro Humberto Bahl, amenazó con no aceptar bajar su candidatura, ni ir como segundo de Gustavo Bordet, se encendieron algunas luces de alarma, ya que otros tres parecieron envalentonarse tras la aparente firme decisión del ministro Bahl.

Ellos eran, el también ministro, José Laurito, el intendente de Gualeguaychú Juan José Bahillo y el actual diputado nacional Julio Solanas.

 El martes 2/06 todo seguía igual y el gobernador, a pesar del nerviosismo que se vivía porque una vez más no se había podido anunciar la tan esperada fórmula de la unidad, prometió que “en 48 o a lo sumo en 72 horas” solucionaba el problema y anunciaría una fórmula de unidad.

 Urribarri cumplió y antes de que se cumpliera el plazo máximo, anunció la fórmula Bordet-Bahl, tal como se esperaba. Lo que pasó entre la tarde del martes 02/06 y las primeras horas del viernes 5/06, quedará seguramente entre cuatro paredes y en lo más íntimo de cada uno de los involucrados.

 Sin embargo, queda lugar para alguna especulación basada en cierta información. ¿Cómo logró Urribarri que cuatro dirigentes tan importantes revieran sus posiciones en tan corto tiempo?

Según la fuente que dejó trascender esos datos, no fue tan difícil. Simplemente les dijo que él no avalaría ninguna fórmula, ni sería parte de alguna de ellas. Fue suficiente. Urribarri sabía muy bien que ninguno de los “envalentonados” sería capaz de jugársela por si solos, meramente porque sabe que ninguno tiene los votos necesarios para enfrentarlo ni siquiera en su etapa final de gobierno.

Por eso las deserciones, que se fueron dando de a una, fueron la muestra más triste de la decadencia en que ha caído la dirigencia del peronismo entrerriano, por ir detrás de la quimera kirchnerista. Pero si lo ocurrido a nivel de las candidaturas provinciales fue tan patético, mucho más lamentable fue lo que ocurrió con los precandidatos a la intendencia de Paraná.

Cuando Urribarri les informó que habría lista de unidad también en Paraná, encabezada por la actual intendenta, los precandidatos hacían fila para ser el primero en bajarse. Fue una enternecedora imagen de sometimiento.

 Detrás de cada uno que se iba bajando a nivel provincial o local, iban terminando las ilusiones de cientos de militantes que habían confiado en sus jefes. Pero a Bahl, Solanas, Laurito, Bahillo, Cáceres, Halle, Bisogni y algunos otros de menos renombre que se rindieron mansamente a los deseos de Urribarri poco les importó lo que ocurriera con esos militantes.

 Lo importante era conservar lo de “ellos”, antes que lo de “aquellos”.

Por eso, en Entre Ríos, no fueron necesarios los “baños de humildad” y mucho menos fue preciso mostrarse como “un soldado del proyecto”, simplemente fueron necesarias bombachas de goma.

 Y así se consumó una nueva historia, de una especie dirigencial mediocre, paupérrima, que ha llevado a toda la provincia al ostracismo.

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