domingo, 4 de octubre de 2015

PODER ABSOLUTO Y EL DEDO EN EL VENTILADOR K

SHOW / OPINIÓN 
Carlos KASPAR y Paulo BRUNETTI


por GUSTAVO HIERRO 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (La Taquilla Teatro). Inequívocamente, “Poder absoluto” es una historia de este tiempo. 



La obra del catalán Roger Peña Carulla, que acaba de ser estrenada en el Teatro Payró, habla sobre la corrupción en la política, el relativismo moral de la sociedad occidental moderna, la manipulación de la verdad, pero por sobre todo lo demás, se refiere a la brutalidad en las relaciones humanas en la presente generación.

 Arnold Eastman, un encumbrado político de la derecha democrática austríaca está a punto de ser postulado a la presidencia de la Nación. Sin embargo, debe resolver primero ciertos inconvenientes que podrían amenazar a su candidatura: mugre propia que lo compromete y debe ser barrida bajo la alfombra.

 Cita para eso en su jardín de invierno a Gerhard Bauer, un ambicioso dirigente juvenil de su organización, a quien pretende asignar una tarea poco digna: asesinar a un periodista que podría publicar datos de sus vinculaciones con el nazismo, que darían por tierra con su proyecto político.

El discípulo reaccionará con rechazo e incredulidad, y a continuación se sumergirá en un debate descarnado, con ribetes psicológicos, con el inescrupuloso candidato. Sólo dos actores magistrales podían someterse a este complicado ajedrez dialéctico.

Carlos Kaspar y Paulo Brunetti no sólo están a la altura de las circunstancias, sino que les dan mayor vuelo a sus personajes, en un relato que si bien es de ficción provoca referencias fácilmente identificables en nuestra vida real.

No solo en la Argentina, claro está, sino en términos globales. Es posiblemente uno de los grandes méritos del autor, el haber sido capaz de retratar un debate –el de la ética política y la corrupción- a través de una historia ubicable en cualquier sistema institucional democrático situado en los complejos días que nos tocan vivir.

 El director Oscar Barney Finn define la escena con luces y sombras, juega con el suspenso y con los silencios de los personajes, y muy particularmente con las elocuentes miradas entre ambos. Seguramente su oficio de director cinematográfico influye en su modo de definir la escena cuando trabaja en sus obras de teatro.

El empleo de distintos planos en la escenografía brinda una tridimensionalidad muy interesante a la acción. La penumbra acentúa la sordidez de este cuento furioso, que deja al desnudo la ausencia absoluta de códigos de la dirigencia social (y acaso, de la sociedad en su conjunto).

 Kaspar compone al irredimible y anciano dirigente que teje sus argucias para obtener la presidencia: el planteo de su personaje, revulsivo y cínico, es franco desde un primer momento, y queda expuesto ante la audiencia tan pronto la trama se desata. Sin embargo, juega en todo momento con la dualidad que muestra su afición por la belleza y el arte –es un fanático del cultivo de tulipanes y un aficionado a la música de Puccini- al mismo tiempo que una naturaleza violenta y reprobable.

 En cambio, el militante joven encarnado por Brunetti muestra serios reparos morales y va revelándose en capas, hasta derivar en una impensada metamorfosis. “Poder absoluto” es un thriller psicológico, un juego de espejos en el que nada es lo que parece. Son dos actores gigantes, dirigidos por un director ineludible. Con una historia salvaje y actual, en un teatro acogedor –el Payró- y con una puesta realmente meritoria. Estamos ante una futura obra premiada. Imposible no ir.

 Sala: Teatro Payró - San Martín 766 - CABA - Tel (011) 4312-5922 Funciones: Viernes 21 hs. Sábados 22 hs. Entradas: $160 / $90 (descuento a jubilados y estudiantes). Compra y reserva de localidades en www.alternativateatral.com

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