jueves, 21 de abril de 2016

ESPECIAL PARA EDITORES IMPOTENTES ANTE EL AVANCE DIGITAL: SE LEEN MÁS LIBROS QUE NUNCA

PERIODISMO / EL FUTURO ES PRESENTE 


 El Observatorio de Opinión Pública del Instituto de Ciencias Sociales de la Fundación UADE recogió el guante arrojado el sábado 16/04 con el artículo titulado: “Tecnología Aplicada: Revistas en digital, intento de supervivencia del periodismo”, y contragolpeó con el informe “Tecnología Vs. Papel ¿La revolución de la lectura?”. 


El trabajo desarrolla una encuesta que muestra

< que 89% de las personas asegura haber leído un libro en el último año,

< que 63% leyó entre 1 y 5 libros en formato papel, mientras que

< solo un 37% lo hizo en formato digital, y

< que el smartphone, y no el e-reader, es el dispositivo más utilizado para la lectura.

Quien debería acusar el revés del guante tendría que ser el director de El País, Antonio Cano, quien el 03/03 propaló lo que les dijo a los periodistas en una reunión con la plantilla para explicar la inminente transformación del diario en un medio esencialmente digital. Justificó la migración en proceso con tendencias que todo el empresariado periodístico del mundo conoce de sobra, que las nuevas generaciones no leen papel, que la velocidad de internet torna inmediatamente obsoletas las noticias que se imprimen diariamente, etc., conceptos que quizá conocía la tradicional familia propietaria del The Washington Post, los Graham, cuando se lo vendieron hace 3 años al creador de Amazon, Jeff Bezos; y seguramente también los debieron tener en cuenta los Saguier, cuando pusieron como gerente general de La Nación (en reemplazo de Luis Saguier) a un ingeniero electrónico y ejecutivo de telecomunicaciones sub 50 como Guillermo Rivaben.

 El tradicional diario de los Mitre (Matilde Ana María Noble Mitre de Saguier) empezó a introducir cambios en el enfoque periodístico y digital de las ediciones de papel y digital, como por ejemplo el armado de un set de televisión en el medio de la redacción del municipio bonaerense Vicente López, en el que se despliega una amplia y representativa agenda de entrevistas reproducidas en video y cuyos textos también visten el diario impreso.

Esto los lleva de hecho a una reestructuración de la planta de personal para adecuarse a las nuevas exigencias, al igual que lo está haciendo también Clarín con los formatos digital y tradicional.

Ambos aggiornamientos parecen más orientados a sintetizar costos que a invertir en la innovación y en los talentos que la puedan ejecutar. Tendrían que hacer un benchmarking en el Post para ver cómo resuelve Bezos esa ecuación.

Caño acaba de descubrir América, aunque debería haber leído el artículo que escribió un colaborador de su propio staff en la edición América sobre la experiencia exitosa desarrollada por la industria del libro en cuanto a la dicotomía papel versus digital.

Desgranó el director de El País: “El trasvase de lectores del papel al digital es constante. Se puede dar ya por hecho que el hábito de la compra del periódico en el quiosco ha quedado reducido a una minoría. La mayoría de las personas, fundamentalmente los más jóvenes, buscan la información en otros soportes y la consumen de forma diferente”.

Pero enseguida mostró la hilacha: “Estamos haciendo unas obras que nos faciliten el tránsito del trabajo de ayer al de mañana. Vamos a pasar de lo que el sector ha denominado ´integración de redacciones´ a un nuevo sistema de sincronización de equipos y canales”.

Inobjetable. 

Anunció: “Vamos a implantar modernas herramientas de comunicación que puedan atender con rapidez y calidad las demandas de información transparente de una sociedad cada vez más exigente con la tarea que nos ha encomendado”.

Inapelable. 

“Será una redacción sin despachos, abierta a la colaboración y al intercambio de ideas, en la que los equipos se entremezclarán para construir nuevas historias. A partir de ahora, en el corazón de la planta principal se instalará un moderno espacio abierto dedicado a la creación y coordinación de información y a su distribución en los diferentes canales”, reveló en tanto la oficina de RRHH sacaba cuentas sobre el costo de simplificar las funciones.

¿Significa enviar telegramas a troche y moche para luego tomar, en mucha menor medida, profesionales polifuncionales que abarquen múltiples tareas? De ser así, ¿con qué nivel de remuneraciones prevén hacerlo?

Los dos grandes diarios argentinos cambian sueldos altos por bajos de principiantes y se apoyó en el rediseño de su sitio (el más visitado del país) que compite en superioridad de ventaja con las propias noticias de la edición impresa, la cual es un courrier de material literario o regalos con forma y peso que no podrían entregarse en el ciberespacio.

 Aún así los números no les dan y van por más. En los últimos tiempos de los K se destacaron por ser opositores institucionales a un régimen, y en lo que va de Macri, por ser sostenes comunicacionales del ajuste y la revancha judicial de los anti K.

Pero lo que es calidad… Ni Héctor Magnetto ni los Saguier dejaron de conducir el negocio, tal como sí hicieron los Graham, y en El País se abrió un cráter que intenta cubrirse con la incorporación al grupo Prisa del accionista hoy más poderoso, el emir quatarí Ghanim Alhodaifi Al Kuwari, titular de un holding de inversiones con intereses en la construcción, el petróleo, el gas, la alimentación y la agricultura, entre otras áreas... menos la comunicación.

Nada que ver con Jesús Polanco lo que venía haciendo Juan Luis Cebrián, más cerca hoy de la jubilación que de afrontar el desafío de cortar la sangría en el papel. La sorprendente experiencia de los editores de libros, entre los que se destaca el propio primo corporativo de El País, la editorial Planeta, llevó al Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales de Fundación UADE a desarrollar una investigación con la finalidad de encontrar las características más relevantes acerca de los hábitos de lectura en contexto electrónico y tradicional.

No es cierto que se lea menos, sino que se lee distinto. Así que volvamos al comienzo: en la encuesta realizada en AMBA surge que 9 de cada 10 personas manifiestan haber leído al menos un libro en el último año, la mayoría (63%) entre 1 y 5 libros en formato papel.

En formato digital, el porcentaje desciende al 37%. Pero lo que más llamó la atención es que 44% de los encuestados aseguran no haber leído un libro digital en el último año, en comparación al 4% que no leyó en formato tradicional.

Entre enero y noviembre del año pasado, según el trabajo realizado por Milena Heinrich para la agencia Télam con datos brindados por la Cámara Argentina del Libro, asociación que nuclea a más de 500 pequeñas y medianas editoriales y librerías de la Argentina, se publicaron más de 26 mil títulos (78.196.518 ejemplares), en su mayoría publicaciones literarias de temáticas sociales y juveniles, lo cual confirma una tendencia de crecimiento respecto del año anterior, que replica una situación que se observa en toda América Latina, cuya producción para los primeros 11 meses del año ya superó los 90.000 títulos publicados.

Yendo más atrás, durante 1997 en la Argentina se habían producido 43 millones de ejemplares de 11.000 títulos, en tanto que en 2002 esos números habían caído a 32 millones de ejemplares de 9.500 títulos.

Hoy se casi triplicaron los títulos y las tiradas. Si bien apareció el e-Reading con la posibilidad de poder combinar texto, imagen y sonido, la Asociación Internacional de la Lectura ha reconocido recientemente que los textos electrónicos presentan también nuevos retos que pueden tener gran impacto sobre la capacidad que tiene el individuo de comprender lo que lee.

El trabajo de UADE señala que las nuevas tecnologías de la información que han nacido de la mano de Internet empiezan a tener un impacto trascendente a la hora de cambiar las formas tradicionales, que no habían sufrido grandes modificaciones desde la invención de la imprenta, es decir en los últimos 450 años.

De esta manera, la revolución tecnológica está dando paso en la actualidad a una nueva forma de lectura: la lectura electrónica (también conocida como e-reading, lectura digital o ciber-lectura). Como aproximadamente el 93% de la información que se produce a nivel mundial está en formato electrónico, la velocidad de acceso es una variable fundamental en eso de enterarse de las cosas, pero cuando hace falta elaborar y pensar son mayoría los lectores acostumbrados a extraer significados únicamente de los impresos convencionales.

Sería útil para los dueños de medios saber qué respondieron los encuestados por UADE que aducen leer menos libros: “El principal motivo es la falta de tiempo, seguido por la preferencia por las actividades físicas (como hacer ejercicio) u otras actividades como cocinar y, en tercer lugar, la preferencia de la lectura realizada con detenimiento”.

Y, además que al leer un libro que les gustara mucho, afirman que no piensan en ninguna otra cosa; estar completamente metidos en la lectura, sentirse bien, como si no escucharan nada y estuvieran alejados de todo, que se olvidan de los problemas, no se dan cuenta que están concentrados y que, una vez que terminaron, vuelven a "conectarse" con el mundo.

También deberían tomar nota de que el género periodístico se destaca entre los libros más vendidos, ya que el top ten de los bestsellers lo encabezan

< "Born" de María O´Donnell,

< seguido por "El Clan Puccio", de Rodolfo Palacios.

< Luego viene la neurociencia de la mano de Facundo Manes, con "Usar el Cerebro";

< la novela erótica Grey, de la británica Erika Leonel James (su verdadero apellido, Mitchell);

< colecciones como Millennium (tipo Henry Potter, Stephen King, Sherlock Holmes) del sucesor del fallecido periodista sueco sueco Karl Stieg Larsson que eligieron su padre y su hermano para que 'el curro no se termine', con "Lo que no te mata te hace fuerte";

< John Green, con "Ciudades de Papel",

< Eduardo Galeano con "Mujeres",

< el inagotable "Gaturro 24", de Nick;

< "Destroza este diario", de Keri Smith, y

< "El amante japonés", de Isabel Allende.

¿Periodistas que lideran la literatura? 

 Zanón, de El País, explicó sobre la industria del libro que funciona no sólo a base de lectores, sino, especialmente, de consumidores. Cuantos más, mejor. Si un libro es un éxito, ¿por qué no franquiciarlo si hay una demanda para ello?

Quizás estemos más en una era de artesanos que de artistas. La idea de la igualdad afecta al consumo. Enumera: ¿Por qué no puedo yo ser guapo? ¿Por qué no puedo viajar a Melbourne? ¿Por qué no puedo tener 20 kilos menos o una pareja más joven que yo? ¿Es eso justo?

Pero reconoce que hay autores que son imposibles de clonar o franquiciar, como un William Faulkner.

Los libros que el público encuestado reconoce como más influyentes en su vida son

< "El Principito",

< "Harry Potter",

< "Cien Años de Soledad",

< "El alquimista", y

< Padre rico, padre pobre".

 Y sobre temas prevalece el género novelas (con un 66% de las respuestas). Le sigue en menor medida autoayuda y superación personal. Basta con subir a un transporte público para comprobar que todos los pasajeros están de un modo u otro leyendo: o sus celulares en la gran mayoría o libros, que tal vez sean los menos pero prevalecen sobre los pocos que se ven hojeando un diario.

O sea, los más se conectan por internet para entretenerse y los menos para agregarse valor intelectual.

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