Los servicios privados de urgencias médicas se van sofisticando cada vez más hasta coquetear con límites como el de la Ley de Ejercicio de la Medicina, cuando intercalan un servicio de alerta temprana para las llamadas áreas protegidas, como escuelas, fábricas o clubes, que consiste en enviar a un enfermero en moto, munido de un botiquín, para afrontar una emergencia y decidir si se necesita reforzar con la presencia de ambulancia, médicos o tratamientos específicos.
La hace la empresa Vittal al ofrecer a los colegios un nuevo servicio denominado “primera respuesta”, que llevó a la Asociación de Médicos Privados (AMAP) a denunciarla ante los Ministerios de Salud y de Trabajo por contravención a la ley y publicidad engañosa, ya que menciona urgencias pediátricas cuando son cubiertas por enfermeros, a los que llama paramédicos (figura no homologada aún en el país), o en el mejor de los casos un médico clínico.
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