INTERNACIONAL / CONFLICTO EN MEDIO ORIENTE
Las protestas de decenas de países no le importaron. El presidente de Estados Unidos Donald Trump decidió patear el tablero y romper con décadas de diplomacia estadounidense e internacional al "reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel".
"Es reconocer la realidad", afirmó el mandatario, que anunció el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.
En su discurso desde la sala de recepciones diplomáticas de la Casa Blanca, Trump instruyó a su Gobierno a "contratar arquitectos" para construir una nueva embajada en Jerusalén que será "un tributo magnífico a la paz".
"Ese proceso comenzará de inmediato, aseguró, en lo que definió como un mero "reconocimiento de la realidad" que existe en Israel. Con el traslado "reconocemos finalmente lo obvio: que Jerusalén es la capital de Israel", añadió.
Trump subrayó que su construcción cumple con lo ordenado por una ley de EE.UU. de 1995, que instaba a trasladar a la Ciudad Santa esa legación pero que los anteriores presidentes norteamericanos decidieron no implementar.
"Después de más de dos décadas de posponer (la implementación de esa ley), no estamos más cerca de un acuerdo duradero de paz", señaló Trump, al asegurar que no tiene sentido pensar que "repetir la misma fórmula exacta" dará un resultado diferente.
No obstante, "los EEUU siguen comprometidos en lograr un acuerdo de paz entre ambos bandos", insistió el mandatario. En un esfuerzo para calmar a los palestinos, Trump afirmó que los EEUU apoyan una "solución de dos estados" (es decir un estado palestino independiente) y pidió "mantener el status quo" en los lugares sagrados de la Ciudad Santa, entre ellos la explanada de las Mezquitas, uno de los principales lugares de culto del Islam.
El mandatario llamó además a todas las partes en Oriente Medio a la "calma, la tolerancia y la moderación”. “Es hora de que todas las naciones civilizadas (...) respondan a los temas que generan desacuerdo con debate, no violencia", dijo Trump.
Fue otro giro de política en las antípodas de su predecesor Barack Obama. Con Trump, los EEUU regresaron a una política de apoyo inquebrantable a Israel tras un final de mandato del demócrata marcado por la crisis generada por la negativa de Estados Unidos a bloquear una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenando la colonización israelí. (TN)
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