Tipografía "Dyslexie" |
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dislexia es un trastorno específico de la lectura cuyo rasgo principal es una dificultad específica y significativa en el desarrollo de las habilidades para la lectura que no puede explicarse únicamente por la edad mental, problemas de precisión visual, o una escolarización inadecuada.
"Es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales del lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base genética y no está relacionada con la inteligencia. Sus manifestaciones son muy variadas, dependiendo de la edad del niño y de la intensidad del trastorno", explicó María Trinidad Iglesias Musach, psicopedagoga de la Universidad del Salvador, quien detalló que se pueden observar déficits en las funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla.
En la etapa preescolar -según la autora de Temas de Psicopedagogía Infantil- ya se pueden detectar alteraciones significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se cura sólo con el paso del tiempo, se requiere de un diagnóstico temprano para poder ayudar el niño.
Allí es que se vuelve clave el rol de padres y educadores, quienes no deben dudar en consultar ante las primeras sospechas de dislexia.
"En clase pensaba en excusas sobre por qué me estaba costando tanto, que estaba cansado o que simplemente no era mi día, pero cuando todos los demás terminaban y yo recién iba por la mitad de la página, comencé a dudar de mí mismo. Empecé a pensar: '¿soy estúpido?'".
Así recuerda Christian Boer sus 1ras. dificultades para leer, cuando aún no sabía que era disléxico. Cuando se enfrentaba a una página llena de texto, las letras se torcían y mezclaban hasta volverse un desastre incomprensible.
Boer tenía 6 años cuando le diagnosticaron dislexia. Pese a la ayuda extra que recibía en la escuela, le costaba entender páginas con mucho texto. Años después, mientras estudiaba arte en la Universidad de las Artes HKU en Holanda, decidió pasar de la queja a la acción y diseñó su propia tipografía.
La fuente Dyslexie procura que se superen algunos de los problemas que las personas con dislexia tienen cuando leen. Debido a la forma en que sus cerebros procesan la información visual, a menudo cambiarán y rotarán las letras de manera subconsciente, haciendo que sea más difícil reconocer los caracteres.
Cuando esto ocurre, la letra "b" puede verse como una "d"…o la "p" como una "q".
"Tradicionalmente en el diseño tipográfico, hay 'reglas' que dicen que es mejor hacer las letras lo más uniformes posible. Si se hace el arco de la letra 'h' igual al de la 'n', esto produce una tipografía que es limpia para los lectores regulares. Para mí, estas letras se convierten en tridimensionales, entonces puedo voltearlas y allí comienzan a parecerse. Lo que quise hacer fue aplastar estas letras en 3D", explicó el gráfico de 36 años.
Boer empezó a estudiar sobre formas que permitieran que fuese más sencillo distinguir las letras. Un cambio clave fue hacer las letras con la parte de abajo voluminosa, para que fuesen más "macizas" en la base que en la parte superior.
A diferencia de familias de fuentes tipográficas más tradicionales, la Dyslexie es muy asimétrica. En lugar de mantener las letras en un tamaño uniforme, algunas tienen "palos" más largos que ayudan a que resalten más en las palabras. De igual modo, las letras que se parecen, como la "v", la "w" y la "y", varían en altura cuando se escriben.
Las formas de las letras también son asimétricas, con la parte superior de la "b" siendo más estrecha que la de la "d", lo que hace más sencillo distinguirlas. Una investigación realizada por la Universidad de Twente (Holanda), mostró que los lectores disléxicos cometen menos errores cuando leen textos con la fuente creada por Boer, mientras que experimentos de seguimiento ocular hechos en la Universidad de Lille (Francia) también mostraron que la mirada de los niños con dislexia fluyó más fácilmente con la fuente de Boer en lugar de con fuentes más tradicionales.
Al principio, Boer creó la fuente como una iniciativa para graduarse de la universidad. Pero encontró que había una demanda real para su producto, lo que lo llevó a crear una familia tipográfica utilizable que pudiese instalarse.
Sin embargo, la tipografía inventada por Boer no es la única diseñada para disléxicos. Natascha Frensch, diseñadora gráfica del Royal College of Art, en Londres, creó una llamada Read Regular en 2003 y la Asociación Británica de Dislexia (BDA, por su sigla en inglés) también recomienda usar las fuentes Arial, Comic Sans o Century Gothic.
Pero la fuente de Boer exagera mucho más las asimetrías que estas otras fuentes con el propósito de facilitar la lectura. La demanda por Dyslexie ha sido alta. Desde que la fuente ha estado disponible en línea a partir de 2011, ha sido descargada más de 300.000 veces,principalmente por usuarios, aunque también por escuelas, universidades y empresas.
"Me hubiese gustado tener algo así cuando era más joven", remató Boer.
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