SOCIEDAD / NISMAN
Itongadol.-Doce horas antes de que se conociera que Alberto Nisman había muerto, el domingo 18 de enero, el ex espía Antonio Stiuso, el director de Reunión Interior de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ex SIDE), Fernando Pocino y el entonces jefe del Ejército, general César Milani, mantuvieron un intenso, secreto y sospechoso tráfico de llamadas entre sí.
Las comunicaciones -hasta ahora desconocidas- constan en un informe de la división Fraudes Bancarios de la Policía Federal que pidió la fiscal Viviana Fein y al que accedió Clarín en exclusiva.
El mismo informe destaca que entre estos teléfonos antes no había cruces de llamadas los fines de semana.
Esas conversaciones telefónicas fueron descubiertas gracias a que el fiscal federal Carlos Stornelli declaró que habló con Nisman horas antes de su muerte y que su celular tenía llamadas con un teléfono celular a nombre de Silvia Tomalini, la ex mujer de Pocino.
Stornelli y Pocino fueron compañeros de estudios en la facultad de Derecho de la UBA y mantienen una relación de amistad.
Tirando de ese cabo es que se cruzaron los teléfonos de Stiuso, con los de Pocino y con los del ex director de Análisis de la SIDE, Alberto Mazzino, y se descubrió que el segundo tenía comunicaciones con un teléfono a nombre de la Jefatura 2 del Ejército, que usaba Milani, entre otros de jueces, ministros, legisladores y canales de TV.
Por este informe, Fein llamó a ampliar su declaración testimonial a Mazzino para el 2 de diciembre a fin de que explique el contenido de esas llamadas y a Pocino para el día siguiente, razón por la cual la presidenta Cristina Kirchner deberá eximirlo del secreto de Estado.
Hasta el jueves, no había decidido nada sobre Milani y Stiuso, quien ahora se encuentra en EE.UU.
En fuentes judiciales, se dio dos primeras interpretaciones sobre cuál será el contenido de estas llamadas.
Primera hipótesis: uno de los custodios de Nisman (Luis Miño) habría sido informante de Stiuso y alertó de que algo raro sucedía en el departamento del fiscal de la AMIA que había llamado a sus guardaespaldas para las 11.
Así, el ex director de General Operaciones puso en alerta a Pocino y éste a Milani, quien manejaba un equipo de inteligencia paralela, y con quien trabajaba en tándem.
Segunda hipótesis: los interlocutores podrían haber sabido de algún tipo de ataque a Nisman y estaban averiguando y discutiendo qué había pasado. La pregunta del millón que se hacían en tribunales es si Pocino, además, informó a algún ministro o incluso a Cristina de esa situación.
En el listado hay una serie de teléfonos a nombres de empresas y particulares que no se saben realmente quiénes los usaban. Los custodios de Nisman aseguraron a la Justicia que después de aproximadamente las 22 entraron al departamento de Le Parc, junto a la madre del fiscal Sara Garfunkel, y encontraron el cadáver y recién después informaron a sus superiores.
En ambos casos, se trata de un nuevo escándalo que el Gobierno debería explicar, porque la primera alerta de que algo raro pasaba con Nisman la dio, a las 23.45, el ex periodista del Buenos Aires Herald Damián Patcher, quien luego de ser amenazado terminó en un exilio voluntario en Israel.
Todo sin contar, que el Gobierno mantenía una vigilancia física y electrónica secreta sobre Nisman.
El informe de Fraudes Bancarios de más de 60 páginas empezó con el teléfono fijo del departamento de las torres Le Parc de Nisman, siguió con su celular de la empresa Claro y con su Nextel.
En ese prueba se confirma que entre el viernes y el sábado Nisman llamó insistentemente a Stiuso y éste no le contestó dejándolo solo con su denuncia por encubrimiento de Irán contra la Presidenta.
Antes de irse a EE.UU. le dio una respuesta inverosímil a la fiscal Fein: que no respondió al hombre más importante de la política argentina de esos días porque tenía "el volumen del celular bajo". Sin embargo, Stiuso había acordado el 8 de enero su jubilación con el titular de la AFI, Oscar Parrilli, y un compromiso de que no lo procesaran en ninguna causa judicial.
El informe puntualiza que Nisman y Stiuso hablaron por teléfono frecuentemente hasta el 24 de diciembre del año pasado. Unos días antes Stiuso había sido cesanteado de su cargo en la SIDE y el 1 de enero Nisman había viajado a Europa con su hija mayor como regalo de cumpleaños.
Antes de salir había comprado boletos para volver el 12 de enero porque dos días después le habían comentado que regresaba de vacaciones la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y lo iba a echar de la Unidad fiscal AMIA, la iba a intervenir o nombrar un segundo.
Los teléfonos de Pocino entre diciembre y febrero hablaron varias veces con celulares o Nextel a nombre de la Procuración General de la Nación, del juez de la Cámara Nacional de Casación Penal, Alejandro Walter Slokar, un director de la AFIP, un número de América TV, la subsecretaria general de la Presidencia, y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), entre otros.
En el informe llama la atención un Nextel a nombre de Osvaldo Goncalvez Pereira, quien trabaja como custodia por el Grupo Exxel de Juan Navarro. Mazzino habla a ese teléfono y minutos después le contesta Stiuso. Las fuentes sospechan que se trataría de un teléfono usado para triangular llamadas, una típica maniobra de espías.
El informe de Fraudes Bancarios, firmado por el comisario Walter Corbo, advierte que si la muerte de Nisman fue producto de un asesinato estas llamadas “pueden ser conducentes para profundizar la investigación y poder llegar a determinar la intelectualidad y/o materialidad del accionar delictivo de su autor o autores”.
En cambio, si fue un suicidio, el informe “resultaría redundante”.
Luego el informe analiza comunicación por comunicación, especificando la duración exacta, la antena que captó la llamada y el tiempo de duración.
Más adelante, recomienda llamar a ampliar sus declaraciones testimoniales a Mazzino y a Stiuso para que “se establezca fehacientemente los motivos de las comunicaciones detectadas”.
Luego sugiere que la flota de teléfonos de Stiuso, la de Pocino (a nombre de Tomalini) y otra a nombre de “Com.” -que tiene como responsable a un Hernán Rotundo- “trabajarían para la misma institución pública o privada, considerando que se trata de un organismo público”.
Es una forma elíptica de referirse a la AFI. Además, la radio de Goncalvez Pereira “interactuaba o era nexo entre uno u otro grupo, teniendo contactos con la radio de Miño (uno de los custodios de Nisman)”.
Para evitar conflictos con la AFI y Stiuso, el informe subraya que las diligencias sugeridas a la fiscal “no significan un grado de sospecha o imputación” sobre quiénes tienen que explicar qué hablaron el día de la muerte de Nisman.
* Autor de "Nisman debe morir"
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