ARGENTINA / RESIDENCIA SANTA MARTA
El papa Francisco recibió el jueves al juez Sebastián Casanello, en la víspera del encuentro sobre crimen organizado del que este viernes 3-06 y el sábado participarán una veintena de jueces y fiscales argentinos en el Vaticano.
El Pontífice recibió al magistrado en la residencia de Santa Marta mientras otros de los participantes, como el presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti, acudía a un "vino de honor" en la residencia del embajador ante el Vaticano, confirmaron fuentes de la Santa Sede a Télam.
Hoy a las 18:30 de Roma (13:30 de Argentina), el Pontífice dará un mensaje en la Casina Pío IV del Vaticano en medio del seminario sobre crimen organizado que organizan entre otros la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano y el legislador porteño de Bien Común, Gustavo Vera.
También participarán del lado argentino los jueces Julián Ercolini, Sergio Torres y María Romilda Servini de Cubría, entre otros.
Según trascendió, Casanello estuvo con el Papa unos 40 minutos, el doble de tiempo que estuvo con el presidente Mauricio Macri.
Acerca de la reunión Casanello sostuvo que el mensaje del pontífice “es un apoyo para el trabajo cotidiano e todos los magistrados”. Se trata de un aporte para “el fortalecimiento de las instituciones de la Argentina y el resto del mundo”.
Aunque no se brindó mayor información sobre el encuentro, el magistrado dijo hoy que prefería “no confirmar ni desmentir” la reunión y opinó que “como líder mundial y espiritual el apoyo del Papa es extraordinario, muy significativo”.
Se supone que el Papa Francisco alentó al magistrado en el encuentro de ayer a llevar adelante las investigaciones. El hecho de haber sido recibido en audiencia privada por el Papa significa un espaldarazo notable para Casanello, que está bajo la lupa.
Mientras se conocía la noticia de la reunión, en la prensa argentina se publicó la dato de que un dirigente de La Campora “arrepentido” dijo poseer la grabación de conversaciones en las que el zar de la obra pública K,
Lázaro Baez, “desde su encierro en el penal de Ezeia y en diálogo con sus allegados, se quejaría contra Casanello y haría mención a supuestos pagos de dinero realizados al juez para que direccione la investigaciones lejos de él”.
El joven juez federal ya desmintió haber ido a la residencia de Olivos a encontrarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando gobernaba y de haber cobrado “gratificaciones”. Estas tormentas hacen precioso, inestimable, el paraguas de cobertura del encuentro personal con el Papa en la Casa de Santa Marta.
Como otros elementos presentados como pruebas respecto a contactos y trapicheos oscuros entre el juez, Lázaro y la ex presidenta, las hipotéticas grabaciones no están en la causa. Es más: aún si existieran y fueran difundidas, no aportarían más que la voz de un procesado que está detenido y, bajo la cierta sospecha de que lo están escuchando, podría inventar información falsa.
Hay otros dos detalles: el origen irregular de esas grabaciones complicaría su incorporación a la causa. Y si eso quedara saldado Báez podría rechazarlas, porque lo comprometerían como pagador de una coima y nadie está obligado a declarar contra sí mismo.
Bajo la blanca superficie del expediente, otros datos inquietantes también se movieron estos días. La justicia y la AFIP tienen bajo la lupa una empresa de crédito y ahorro que tiene sede en Córdoba y funciona en otras provincias del norte, cuya operación estaría ayudando al financiamiento de la familia Báez, ahora embargada por 800 millones de pesos.
La detección, tasación y eventual congelamiento de bienes y activos de Lázaro, sus empresas y sociedades seguirá avanzando. Pero él tiene otro asunto en mente ahora. Elegir las palabras que les dirá a los camaristas el lunes.
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