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MADRID (Noticias de la Ciencia). Los resultados de una nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Melissa Starling, de la Universidad de Sídney, en Australia, serán de utilidad no solo para mejorar el bienestar de los perros que la gente tiene como mascotas, sino también para aumentar la compenetración entre personas no videntes o con otras discapacidades y sus respectivos perros que les sirven de guía o les ayudan de otras maneras.
Esta investigación ha aportado mediciones objetivas y no invasivas de los estados emocionales positivos y negativos en los perros.
A los perros examinados en el estudio se les enseñó a asociar dos sonidos diferentes (separados por dos octavas) con el hecho de si iban a recibir su recompensa favorita de leche o si en cambio iban a conseguir la misma cantidad de agua.
Una vez los perros aprendieron a identificar un sonido con la entrega inminente de leche y otro con la de agua, se les expuso a sonidos ambiguos, no más parecidos al de la entrega de leche que al de la entrega de agua, y que los animales no habían escuchado antes.
Si los perros acudían con ilusión al escuchar el sonido ambiguo, ello señalaba que esperan leche en vez de agua, y eso permitía calificarles como optimistas.
El grado de optimismo en los perros también se podía medir por sus reacciones ante sonidos más parecidos al que anunciaba la entrega del agua que al que anunciaba la de la leche.
Un perro muy optimista podría llegar a reaccionar con entusiasmo ante tales sonidos.
Entre los perros del estudio se detectó a más optimistas que pesimistas, pero, tal como reconoce Starling, la muestra es demasiado pequeña para extrapolar los resultados al resto de la población perruna.
De todas formas, el estudio ayudará a que tanto los dueños de perros como las personas o entidades encargadas de cuidarlos en ausencia de sus propietarios (residencias de perros, cuidadores individuales) sepan entender mejor el estado emocional de los perros de los que se ocupan.
Que un perro sea pesimista no tiene por qué resultar algo negativo a priori. Según la investigación, un perro con una personalidad optimista espera que pasen más cosas buenas y menos cosas malas; debido a ello se arriesgará más y será más confiado, lo cual a veces puede resultar desaconsejable.
Si el perro tiene una personalidad pesimista, espera que ocurran menos cosas buenas y más cosas malas. Esto podría hacerlo cauteloso y reacio a asumir riesgos, lo cual puede ser bueno en algunos casos.
Será más conformista y tendrá una mayor tendencia a angustiarse que un perro optimista, aunque no necesariamente deba ser más infeliz que este.
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