AGENCIA / VERGONZOSO
Foto: El informe de los miembros de Rojo y Negro en AGMER es una prueba más de que el “gran soñador” es además “un gran mentiroso” y que la educación para él no significa absolutamente nada.
PARANÁ (U24 Entre Ríos). Un detallado informe elaborado por miembros de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), pertenecientes a la agrupación Rojo y Negro, pone en evidencia una realidad muchas veces desconocida por gran parte de la ciudadanía: Los fondos que el gobierno destina presupuestariamente para la educación.
En el mismo, el primer gran dato que surge es que mientras el Presupuesto General para el año 2015 aumentó un 46% respecto al del año anterior, lo destinado para educación solo se incrementó un 37%. Con lo cual, una vez más, el monto total de la partida para educación fue reducida.
Mientras en 2014 esa partida era del 18%, para 2015 se reduce al 17%. Es fácil inferir que si el año que termina hubo tantos problemas, lo que viene sin dudas no será mejor.
Pero el informe aparte de otras cuestiones, desnuda de forma atroz las mentiras del relato oficial, porque muestra que desde que asumió como gobernador en 2007, Sergio Urribarri redujo los fondos destinados a la educación en un 3%. Él asumió el gobierno con un presupuesto aprobado para el año 2008, que preveía un 20% del total para la educación.
Poco a poco y contrariamente a lo que se decía y se anunciaba “el gran soñador mentiroso”fue sacándole a la educación para así aumentar otras partidas en áreas que son verdaderos agujeros negros, donde la plata desaparece y nadie controla.
Por ejemplo, al Ministerio de Cultura y Comunicación, donde el ministro Pedro Báez puede realizar, sin que nadie lo controle, gastos discrecionales de miles de millones de pesos en campañas publicitarias, pautadas con amigos, para decir que Entre Ríos tiene la mejor educación del país.
Solo durante el año 2014, este ministerio malgastó cerca de 500 millones de pesos en solicitadas sobre distintos temas de poca importancia y con la sola intención de favorecer la candidatura presidencial del “gran soñador mentiroso”.
En campañas publicitarias para promocionar eventos culturales de muy baja calidad pagó cifras como si se tratarán de eventos de nivel internacional. Además destinó otros miles de millones para pagar cartelería (gigantografías) para distintos acontecimientos, que siempre ganó la misma empresa, uno de cuyos dueños es nada menos que el cuñado del gobernador Urribarri.
Pero esos no son los únicos gastos del ministro de Comunicación (y algo de Cultura), Báez además ha destinado miles de millones de pesos para lograr que medios provinciales“amigos” oculten la realidad, ha utilizado recursos millonarios para promocionar actividades privadas, ha pagado con fondos públicos campañas en las redes sociales.
Es decir, miles de millones que se le quitan a la educación para ser dilapidados solo para beneficiar a unos pocos. Muy pocos.
El informe de los miembros de Rojo y Negro en AGMER e s una prueba más de que el “gran soñador” es además “un gran mentiroso” y que la educación para él no significa absolutamente nada.
Sería bueno que funcionarios como Urribarri, o Báez, o tantos otros que como ellos despilfarran dineros públicos, que con tanto esfuerzo aportan miles de entrerrianos, leyeran las siguientes palabras escritas por el profesor Gonzalo Pais, que como padre se refirió al gasto que se realizó en la Escuela del Centenario de Paraná, para acondicionarla y dejarla en condiciones para desarrollar allí parte de las deliberaciones por la cumbre del Mercosur realizada hace unos días.
Decía Gonzalo Pais: “A mí cuando veo esto y pienso que hace meses atrás perdimos la vida de un angelito en la puerta de la escuela por la desidia y falta de controles que existen en la Ciudad cotidianamente, cuando pienso que no hace ni 3 meses atrás personalmente junto otros papas fuimos a pintar los pizarrones de la escuela con dinero que aportó la cooperadora en base al esfuerzo de cada uno de las familias que pertenecen a la escuela, porque el Estado no cubre las necesidades mínimas de funcionamiento de las escuelas y ahora veo el despilfarro y grandilocuente lujo que para esto si tienen, la verdad me nace un inmenso dolor, una impotencia, una sensación que nos estafan y se nos ríen en la cara, verdaderamente no les importa la gente porque no saben lo que la gente vive, siente, piensa cotidianamente. Señores basta de tanta HIPOCRESÍA, esto está claramente sobrepasando todos los límites que una sociedad puede resistir, es surrealismo puro”.
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