SOCIEDAD / SALUD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). "Leucemia agresiva e incurable" fue el diagnóstico que recibió la pequeña londinense Layla Richards con tan solo 3 meses de vida. La quimioterapia y el trasplante de médula no pudieron curarla, por lo que ya nada había por hacer.
De hecho, los médicos del Reino Unido le comunicaron un día antes de que la bebé cumpiera su primer añito que sólo quedaba el cuidado paliativo. Pero todo cambió cuando los profesionales apostaron por el último recurso...
La novedosa terapia consistió en un tratamiento basado en la edición de genes. Para dicho objetivo, los expertos usaron células del sistema inmune de un donante y las manipularon genéticamente en el laboratorio para que atacaran las células malignas de la pequeña.
Un mes después dichas células habían matado a todas las cancerígenas de su médula ósea. Es la primera vez que un paciente sobrevive con la técnica de edición genética y si bien hoy aún no puede aplicarse a todos los enfermos con leucemia, los expertos consideran que se trata de un gran avance en la lucha contra el cáncer.
El asombro fue tal que el caso ya fue presentado ante la Sociedad Estadounidense de Hematología, aunque no ha sido sometido a pruebas clínicas.
Terapias anteriores habían intentado añadir genes nuevos para corregir un defecto, mientras que esta consistió en editar los genes que ya estaban ahí.
Para ello, en las células inmunes del donante se utilizaron unas tijeras microscópicas, conocidas como Talen, según cuenta la BBC. Estas células fueron diseñadas para hacerlas invisibles a los fuertes fármacos que se le suministra a los pacientes y para únicamente buscar y exterminar las células de la leucemia.
Las células diseñadas fueron inyectadas en Layla.
Además necesitó de un segundo trasplante de médula para restablecer su sistema inmune. Ahora, tan sólo meses después de que le dieran a su familia la devastadora noticia de que el cáncer era incurable, Layla no solo está viva, sino que no hay rastro de leucemia en su cuerpo.
El doctor Paul Veys, del hospital Great Ormond Street de Londres, considera la transformación de Layla como una de las cosas más extraordinarias que haya visto en 20 años: "Estamos en una posición maravillosa, comparado a como estábamos hace cinco meses. Pero esto no significa que se haya curado", aclaró.
"La única forma de saber si se trata de una cura es esperar uno o dos años. Pero haber llegado hasta este punto es un paso muy, muy grande". En este sentido, el especialista agrega que el caso es "casi como un milagro".
"Esta es la primera vez que células humanas, modificadas de esta forma, han sido administradas a un paciente, y este es un gran paso para nosotros", señaló el profesor Waseem Qasim del Great Ormond Street.
"La tecnología avanza muy rápido, de repente la habilidad de dirigirse a regiones muy específicas del genoma se ha hecho mucho más eficiente y creemos que esta tecnología estará en la siguiente fase de tratamientos", prometió.
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