FÚTBOL / TORNEO TRANSICIÓN
Tenía la victoria en el bolsillo tras una gran reacción, en una noche especial para Musto, pero al final Banfield se lo empató 2-2. Igual, los sigue mirando a todos desde arriba.
La película pintaba para otro final feliz en Arroyito. Estaba todo dado para un nuevo festejo grande del canalla ante su gente. Porque tras un primer tiempo en el que Banfield había sido astuto para irse con la ventaja mínima al descanso, en el complemento Central sacó a relucir sus principales atributos, como son la furia para atacar con intensidad por todo el ancho del campo y la enjundia para comerle los talones al rival de manera sistemática y así dio vuelta la chapa.
Merecidamente se puso 2 a 1 arriba, con un cabezazo fulminante del Flaco Donatti y un golazo espectacular de Damián Musto. A esa altura las tribunas eran un carnaval y nada hacía presagiar que el recién ingresado Claudio Villagra clavara un zapatazo de media distancia al ángulo izquierdo del Melli García para establecer la igualdad, que terminó siendo un castigo y en parte aguó la fiesta en el Gigante. De repente, lo que era un filme alegre de color azul y amarillo terminó con una mueca de resignación.
Este empate que terminó con sabor a derrota, porque los tres puntos parecían estar asegurados en el bolsillo, para nada empaña todas las virtudes futbolísticas y el recorrido impecable en cuanto a efectividad del bravo equipo del Chacho Coudet.
Desde los números Central manda en la Zona 1, tiene la ambición intacta de pelear en todos los frentes y sigue con la frente alta de no renunciar jamás a sus convicciones ni en la adversidad, como ocurrió ayer en la primera etapa.
Mantiene a rajatabla, con los vaivenes lógicos del trajín de partidos que está atravesando, las coordenadas que lo llevaron a ser el sólido equipo que está en boca de toda la patria futbolera.
Anoche Banfield, en base a la combinación de pachorra y talento de Walter Erviti, le empiojó el partido de entrada a Central y es un hecho que en la primera etapa los muchachos del Chacho lucieron contenidos, como leones enjaulados que no podían acorralar a su presa.
La derrota 1 a 0 con la que el equipo canalla se fue al descanso tras un flojo primer tiempo volvió a poner a prueba el poder de convencimiento de Coudet a la hora de bajarles el mensaje a los jugadores en la intimidad del vestuario.
Y en el complemento, tal como ocurrió hace cuatro días ante Palmeiras en San Pablo, por Copa Libertadores, Central se puso la pilcha del protagonismo y fue para adelante como una tromba. Porque metió contra su arco a Banfield con fútbol y enjundia. Y así los goles de Donatti y Musto cayeron como una fruta madura para corregir el rumbo del encuentro y poner la proa a la victoria.
Párrafo aparte merece la actuación de Damián Musto. Fue toda la noche prolijo, solidario, aplicado y cuando recibió la asistencia de Pinola sacó un chanfle impecable que se coló en el ángulo de Hilario Navarro. Golazo por donde se lo mire, que generó la emoción del volante canalla tras una semana dura en lo personal por el fallecimiento de un ser querido. Fue su primer gol en la era Coudet, ya que antes había anotado uno ante Arsenal.
Ese gol de Musto sonaba a sentencia previa. A juego prácticamente liquidado por lo bien que estaba jugando el canalla y porque Banfield estaba desaparecido en acción.
Pero tras varias chances dilapidadas en el área de Hilario Navarro llegó el empate impensado para la multitud que estaba disfrutando de otra buena producción auriazul.
Mazazo al mentón, que mandó a la lona al triunfo canalla.
En la zona baja, tras el encuentro, el Chacho se mostró molesto en la rueda de prensa porque le achacaron que Central ganó 1 de los últimos 5 partidos (además tres empates y una derrota) y allí ponderó la hoja de ruta canalla, la gran campaña que está realizando su equipo y la enorme expectativa de seguir adelante partido a partido en todo lo que juegue.
En consecuencia, el empate terminó siendo como un castigo para este Central que tenía la victoria en el puño.
Está claro que la doble competencia y la exigencia extrema cada tres o cuatro días exigen la máxima concentración para cerrar los partidos y eso sea tal vez un detalle a corregir para lo que viene.
Igual Central está vivo, entero y lleno de ambiciones para seguir alimentando su sueño de protagonismo. (http://www.lacapital.com.ar/)
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