CLAVES / NOTA DE OPINIÓN
por CLAUDIO. M. CHIARUTTINI
Después de un contundente, pero conservador y limitado, mensaje de Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación, en su 1ra. cadena nacional luego de jurar como Presidente de la Nación, Mauricio Macri demostró su osadía (y hasta algo de inconsciencia) política al presentar un proyecto de “ley ómnibus” de sólo 17 artículos donde conformar toda la arquitectura legal para terminar de cerrar el acuerdo con los holdouts, pese a que todavía no tiene asegurados los votos para su aprobación en ninguna de las dos cámaras legislativas.
La Apertura de Sesiones Ordinarias tuvo una sorpresa: que Macri le dedicara media hora de su mensaje, exactamente la mitad del tiempo de su alocución, a reseñar la “herencia” que recibió del Gobierno de Cristina Fernández, con datos originales que ni siquiera fueron puestos en dudas por lo más rancio del kirchnerismo ortodoxo.
Ya sólo en este hecho hay un claro dato político: el ecuatoriano Jaime Durán Barba y el Jefe de Gabinete,Marcos Peña, quienes pugnaban por no hablar del pasado; fueron superados por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; por los pedidos que hicieron desde la UCR y Elisa Carrió; y por una necesidad política que tiene el “Gabinete Económico” de que se conozca la “pesada carga” que dejó el kirchnerismo, para que se comprendan las dimensiones y motivos del ajuste hecho y por hacer.
Al final, luego de muchas especulaciones, Macri cedió ante las encuestas, la necesidad política y las presiones de sus aliados; lo cual relativiza el peso de la llamada “Mesa Chica” (N. de la R.: una de las varias "mesas chicas" que tiene el Presidente) en la voluntad presidencial.
No es mal dato para un Presidente de la Nación a quien el kichnerismo desprecia, políticamente hablando, y que peronistas como Jorge Asis minimizan al calificar al macrismo como el “3er. Gobierno Radical”, con todas las implicancias políticas que eso involucra en términos de debilidad política, incapacidad de gestión y temor a un fin temprano del mandato.
La 2da. parte del Mensaje Presidencial estableció la agenda parlamentara del macrismo en temas institucionales y sociales, sin duda, todas cuestiones necesarios y que generarán fuertes discusiones políticas dentro del Congreso (bienvenidas sean, por cierto).
Sin embargo, sorprendió que, con la excepción del cierre de negociación con los holdouts, no hubiera anuncios económicos de peso entre las menciones del Presidente de la Nación.
Esta carencia del anuncio de un “plan”, de una directriz hacia qué tipo de país se espera en materia económica que otorgue señales para decidir, o no, una inversión fue, sin duda, el tema que más comentaron, en reserva, economistas, industriales y grandes empresarios, dado que no queda en claro qué viene luego del cierre de la negociación con los holdouts ni, en todo caso, que haría el macrismo si no llegara a dar por finalizado el default.
No es un tema menor.
A causa de que todavía no tiene los votos en Diputados y en Senadores, no se puede dar por aprobada la “ley ómnibus” que presentó el jueves 93/03 la Casa Rosada; por lo cual, nació la duda en los operadores económicos y financieros:
- ¿Hay un Plan B, en caso de que no se pueda dar por terminado el default?
- ¿Qué se hará hasta que llegue ese momento, si se dilata en el tiempo la negociación y firma del acuerdo?
En perspectiva, lo hecho por Macri y el “Gabinete Económico” en este tiempo es impresionante:
- en 1 una semana desarmaron el cepo cambiario,
- en 1 mes desbarataron el 90% de las medidas que formaron el “cepo importador” y liberaron el flujo de divisas;
- en 40 días mejoraron la calidad de las reservas y transformaron US$ 16.000 millones de bonos intransferibles y swaps en billetes físicos, y volvieron a Davos;
- en 3 meses prepararon, negociaron y firmaron preacuerdos con 70% de los bonistas en default y, en el camino, allanaron el camino para volver a recibir préstamos de los organismos multilaterales.
Todo lo que Cristina Fernández y sus pésimos ministros de Economía dificultaron, trabaron y desquiciaron en 8 años, Macri y el “Gabinete Económico” la desactivaron, desarmaron o facilitaron en 3 meses.
También se colocaron metas de inflación y reducción de déficit fiscal y se está tratando de crear un sistema de precios reales de referencia para reordenar la economía.
Sin embargo, todavía eso no termina de convencer a los decisores económicos y financieros para invertir porque ellos insisten en que para invertir se precisa definir un horizonte más allá de la coyuntura.
En lenguaje coloquial, es sabido que a los empresarios argentinos no les gusta “ponerla” de su bolsillo. Tal como bien demostró el kirchnerismo, muchos banqueros, industriales y operadores económicos argentinos, o multinacionales con hábitos argentinos, siempre buscan
- el crédito con tasa subsidiada,
- el monopolio con precio asegurado,
- ser contratistas de un Estado bobo que paga precios exorbitantes, o
crean toda una arquitectura financiera basada en derivar fondos “blancos” públicos para hacer negocios •”negros” en privado.
Sólo en el segmento Pyme y Minipyme hay “capital de riesgo” en la Argentina. Esa es la verdad de la Argentina pero desde hace décadas nadie lidera algo que Macri debería conocer que fue el 'milagro italiano', un proceso de expansión apalancado en el despegue de pequeñas, medianas y micro empresas.
Por ese abandono u olvido, tal como en el resto del mundo, 4 de cada 5 emprendimiento en estos rubros desparece dentro de los 3 primeros años.
Con lo cual, el “gran capital” nacional es limitado, rentístico, conservador y con niveles nunca medidos de corrupción ejercida.
Por eso, cada Presidente de la Nación, cada Gabinete, en el fondo, crear su propia “burguesía” nacional, su propio club de “empresarios amigos”; algunos de los cuales venden sus activos, otros “desaparecen” y, los más astutos, mutan para adaptarse el nuevo régimen que comienza después de cada crisis política y económica.
Terminado el discurso de Macri ante la Asamblea Parlamentaria, menos de una decena de dirigentes empresarios o cámaras se expresaron sobre las palabras presidenciables, una enorme diferencia con la“troupe” de aplaudidores que solían verse hasta hace poco en los salones de la Casa Rosada, sonriendo ante cada supuesta humorada de Cristina Fernández y aprovechando la visita para acercarse a algún funcionario para pedir un favor, un préstamo, una prebenda, una ventaja o por un negocio.
Macri es empresario. Es, quizás, el Presidente de la Nación con mayor experiencia en la gestión de empresas privadas y quien tiene/tuvo la mayor fortuna personal 'en blanco'.
El kirchnerismo ha calificado a la gestión macrista de “Gobierno de los CEOs” y acusaron a todos los funcionarios de beneficiar con cada una de sus medidas a los sectores concentrados y a las clases más altas.
Sin embargo, ante su 1er. Discurso de Apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación, la frialdad empresaria-industrial ha sido enorme, a tal punto que debe ser considerada como un dato político.
Cuando participó de su 1ra. Conferencia de la Unión Industrial Argentina como Presidente de la Nación, Mauricio Macri le dijo a los presentes: “Los conozco, sé cómo operan”. En ese momento, en los pasillos del Centro Costa Salguero quedó en claro que la relación de los decisores económicos y financieros con el nuevo Mandatario no serían sencillas.
En los primeros días como Presidente de la Nación, Macri y sus ministros prometieron (y repitieron hasta el cansancio) que se llamaría a crear un “Pacto Social”. En su presentación ante la Unión Industrial, el Presidente de la Nación sostuvo: “No tenemos más tiempo que perder, sector por sector tenemos que sentarnos los trabajadores, el gobierno y las empresas y fijar marcos, planes estratégicos de mediano y largo plazo".
Bueno, pasaron 3 meses y nada de eso ocurrió.
El Gobierno se sentó con los gremios para negociar unas paritarias contenidas, segmentadas y pacíficas, todo a cambio de $26.000 millones para las obras sociales.
Con los grandes empresarios hubo una sola gran reunión, en la que Macri estuvo 15 minutos y se fue. Aunque
- se bajaron o eliminaron retenciones agropecuarias,
- negociaron 2 precios diferentes para el crudo que se obtiene en la Argentina,
- eliminaron los subsidios y subieron las tarifas eléctricas,
- derogaron las retenciones mineras,
- otorgaron algunos préstamos para tambos y bodegas,
- eliminaron el cepo cambiario e importador, comenzaron a autorizar giros de utilidades al exterior y pagos de importaciones atrasadas,
parece que no alcanza.
Se argumenta que
- la carga fiscal es asfixiante,
- el peso no es competitivo,
- no cierran los costos para producir carne de cerdo, ni carne vacuna a corral, ni lácteos, ni frutas.
Los precios han sido remarcados 1, 2, 3 veces. No hay más “Precios Cuidados”. Se sostiene que no hay crédito barato, que las paritarias fijarán nuevos pisos de suba de precios, que está cayendo el consumo, que no hay horizonte cambiario, que la inflación está lejos de ser controlada, que no hay “plan”.
Argentina está entrando en su 5to. año de recesión, el Gobierno ha tratado de “facilitar las cosas” pero los empresarios dicen que no alcanza. Y no hay un diálogo para hablar de cómo salir de esta coyuntura.
En el “Gabinete Económico” hay una obsesión: Consideran que, una vez que se cierre el acuerdo con los holdouts y lleguen los primeros préstamos internacionales, la economía despegará sola. La vieja idea de que cuando se crean las condiciones, el mercado avanza por sus propios medios, parece difícil que ocurra si uno lee la historia económica e industrial argentina.
La osadía que el macrismo ha mostrado ante el mercado financiero, ante los holdouts, ante los sindicalistas y para negociar con el massismo, el peronismo no kirchnerista y los radicales, no aparece ante los industriales, los empresarios, los bancos.
En el llamado “Gobierno de los CEOs” no parece haber diálogo con los CEOs.
A Mauricio Macri le falta el equivalente de un Domingo Felipe Cavallo a Carlos Saúl Menem, de un Julio De Vido para Néstor Kirchner o de un Guillermo Moreno para Cristina Fernández.
Para un gobierno que se referencia en Arturo Frondizi le falta un Rogelio Frigerio (abuelo) o un José Ber Gelbard, tal como tuvo Juan Domingo Perón en su 3ra. presidencia.
Al discurso de Macri le faltaron otros 15 minutos más de duración para explicar cuál es el modelo productivo del macrismo. Quizás, fue un “detalle” que se les pasó. O, quizás, sólo no lo hay.
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