HORACIO GONZÁLEZ |
"Yo esperaba que él me diera la bienvenida, me desease suerte, me ayudase con su experiencia, como se hace en estos casos."
Alberto Manguel sobre Horacio González.
Horacio, Leí con enorme estupefacción el mensaje que dirigiste al Comité de Abinia en donde anunciabas unas “aleccionadoras” y “breves reflexiones” -que resultaron ser ni breves ni aleccionadoras- sobre el supuesto “destino de nuestras bibliotecas”.
Lo que escribes en un largo, deshilvanado y poco pulido mensaje no es una reflexión juiciosa y responsable sobre el quehacer de las Bibliotecas Nacionales, sino unas infamantes palabras contra respetables colegas y una desmedida justificación de tu gestión, usando abusivamente un escenario que no te corresponde, pues en este momento es otra persona quien ostenta la titularidad y la representación de la Biblioteca Nacional de Argentina en este Comité.
Lo primero que pensé fue en la mayor tragedia que estamos viviendo en Colombia en este momento, por cuenta de que un expresidente no se resigna a serlo y está poniendo en riesgo el más grande anhelo que tenemos todos los colombianos, la consolidación de la paz.
Hablas de grosería y usas otros varios epítetos sobre los procedimientos del nuevo gobierno de tu país, y es precisamente por esto por lo que escribo este mensaje; no puedo dejar pasar por alto y, mucho menos estar de acuerdo, con que este espacio se convierta en tribuna para tus insultantes y poco honorables palabras sobre una excolega tuya y el nuevo Director de la Biblioteca Nacional de Argentina.
Es un disparate mayor decir que esta nueva administración carece de “un proyecto de biblioteca”, cuando es sabido por todos que probablemente no hay mayor conocedor de la cultura escrita, el libro y las bibliotecas en el hemisferio occidental que el nuevo Director de la Biblioteca Nacional de tu país.
La forma burlesca y aparentemente ingeniosa en que te refieres a él, los oscuros intereses que le atribuyes, dice más de ti y de algo parecido a la mezquindad –lamento decirlo tan rudamente pues sabes que te he tenido cariño y respeto-, ya que por Manguel habla su rica y maravillosa obra, que ha proporcionado grandes momentos de placer a miles de lectores en el mundo entero.
Por mi parte, debo expresar la inmensa alegría que me dio saber que Alberto Manguel había aceptado dirigir la Biblioteca Nacional –para él más un acto de generosidad que un trofeo- y confieso que es un gran honor saber que soy colega de un intelectual de su talla.
La viudez de poder es un síndrome muy peligroso y contaminante y quisiera pensar que es el dolor por tu gente lo que te hace hablar tan injustamente.
Repito, es totalmente fuera de lugar dar una discusión aquí sobre decisiones internas de un país, sobre “el modelo” de gobierno (como si solamente hubiera uno absoluto y perfecto), o sobre si está justificada o no la cifra de 1.048 empleados que dejaste en la nómina de la Biblioteca (por lo menos sorprendente sí es).
Por supuesto, tienes todo el derecho –incluso el deber- de dar un debate, de luchar por tu gente, de defender tu gestión y tus principios, pero en escenarios apropiados, en igualdad de condiciones para quienes injurias e insultas, no a sus espaldas, y con altura y respeto.
Horacio, no es admisible que tu violencia verbal se abra campo en este espacio. Las manipulaciones y marrullas políticas se desarrollan en otros escenarios.
El nuestro es, debería serlo, el del amor por nuestro patrimonio cultural y el de la decencia, cuya definición me permito traer a colación “dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas”.
Consuelo Gaitán
Directora Biblioteca Nacional de Colombia
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