sábado, 20 de diciembre de 2014

REAL MADRID 2 – SAN LORENZO 0

AGENCIA / FÚTBOL 


AFP PHOTO / JAVIER SORIANO 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Es el partido a nivel de clubes que todos, pero todos, quieren jugar. Y mejor la jugó el Real Madrid. No fue 'la máquina' del marketing montado por Adidas y Florentin Pérez pero manejó posesión, territorio y acorraló a un San Lorenzo impreciso, nervioso, que no quería tener la pelota, que hubiese sido la mejor manera de desafiar al Real Madrid. 



San Lorenzo decidió hacer un partido duro, trabado, feo. Y durante 37' pareció que lograba su objetivo: penales. Edgardo Bauzá plantó 9 hombres defendiendo, negando los espacios al Madrid, en especial las bandas. O sea que bloqueó a Cristiano Ronaldo, que apenas apareció y que se fue del Mundial sin marcar.

El plan de San Lorenzo aguantó en pie hasta que apareció, de nuevo, la figura de Sergio Ramos. Al igual que en la semifinal ante Cruz Azul, abrió el camino a la final tras cabecear a la red un córner que pateó Kroos. Igual que ante el Bayern. O en Lisboa ante el Atlético de Madrid. Ramos ha sido el jugador clave en el año triunfal del Madrid.

En Marruecos, 2 partios, 2 goles. Otro que nunca falla es Bale, goleador en las finales de Copa, Champions y Mundial. Él también sufrió la escasez de espacios que propuso San Lorenzo, pero el galés encuentra el suyo. En esta ocasión, además, contó con la inestimable ayuda del arquero rival Torrico, quien se tragó un remate raso y flojo que, en principio, no debía haberle hecho tanto daño.

El disparo era atajable, pero a Torrico se le metió por debajo del cuerpo. Con el 2-0, logrado en el 51', se acabó el partido. Si bien el nuevo panorama obligó a San Lorenzo  a quemar la ropa, el Real no lo dejó y con una presión alta lo mantuvo maniatado.

Los cambios de Bauza, con el 0-2, no fueron los correctos. Sacó a Yepes, pero puso otro defensor (Cetto). Mandó a Matos, pero sacó otro delantero (Cauteruccio).

Sobre el cierre, a puro amor propio, el Ciclón se animó a patear y probaron Kalinski, Mercier y Buffarini. No entró ninguna. San Lorenzo, cierto, trató de presionar más arriba.

Con más orgullo que fútbol, llegaron a Iker Casillas un par de veces en los últimos minutos.

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