lunes, 16 de noviembre de 2015

SILENCIO URBANO

CALIDAD DE VIDA / OPINIÓN 



 POR MANUELA DUQUE CANO 

Se estima que más de 500 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de pérdida auditiva. La causa principal de este fenómeno es que el nivel del ruido en el ambiente es cada vez mayor. La circulación de vehículos, la construcción de edificios, las obras públicas y la industria son algunas de las actividades diarias que conllevan un nivel de sonido determinado. Cuando este implica molestia, riesgo o alteración del bienestar de los seres vivos, se denomina ruido y se considera contaminación acústica. 


El exceso de ruidos o vibraciones es una consecuencia directa de las propias actividades humanas y ocasiona la alteración de las condiciones normales del medio ambiente. A diferencia de otro tipo de contaminaciones, el ruido no se acumula, no se traslada de lugar ni se mantiene en el tiempo.

No obstante, las consecuencias sobre la salud de las personas, sí se producen de manera acumulativa a medio y largo plazo. 

La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el ruido tiene efectos tanto fisiológicos como psicológicos. La pérdida auditiva es una de sus consecuencias más notorias. Los afectados suelen ser aquellas personas que se exponen con regularidad a elevados niveles sonoros de música cómo en las discotecas, conciertos o mediante reproductores de música.

La Alianza de la Audición de América anunció que un 15% de los estudiantes universitarios poseen un nivel de pérdida auditiva igual o mayor que la de sus padres.

De igual forma, un estudio publicado en la revista American Journal of Adolescent Health destaca que la pérdida de audición de altas frecuencias ha aumentado entre algunos adolescentes, de un 10% a casi un 20%.

 Los jóvenes expuestos a un sonido de alta intensidad pueden experimentar una pérdida transitoria de la audición caracterizada por un repique en los oídos. Sin embargo, años de exposición repetida a niveles peligrosos de ruido puede conducir a un daño irreversible, al destruir diminutos receptores sensoriales dentro del oído interno.

El ruido ambiental no solo ocasiona la pérdida auditiva, además genera efectos nocivos sobre la salud y la calidad de vida de la población, con consecuencias tanto psicológicas como en el sueño. Los desvelos frecuentes o la sensación de fatiga al despertar a la mañana siguiente son algunos de los síntomas que se pueden percibir.

Así mismo, unos altos niveles de ruido pueden provocar alteraciones hormonales como el aumento en la secreción de adrenalina. Incluso la aceleración del ritmo cardiaco, la tensión arterial y la respiración puede desencadenar en estrés y agravamiento de problemas cardiovasculares.

La fauna también se perjudica por la contaminación acústica. Estudios demuestran que el ruido puede actuar como una barrera para su proceso de comunicación, que se realiza por medio de los sonidos. Así, disminuye su capacidad de reproducción y aumenta el riesgo de desorientación.

Madrid es una de las diferentes ciudades que ha tomado medidas para paliar los daños de este problema. Su plan de acción está compuesto por medidas que difundan y expliquen las repercusiones de la contaminación acústica y los efectos del ruido sobre la salud, para más adelante incidir sobre las actitudes y comportamientos de los ciudadanos.

Entre sus actuaciones está la realización de encuestas y campañas de comunicación y sensibilización, la instalación de monitores de información, la elaboración de campañas educativas en colegios de primaria y el fomento de una conducción más silenciosa.

En Europa el ruido se ha convertido en un problema relevante para el medio-ambiente a pesar de que distintas legislaciones han incorporado medidas para regularlo. Es el caso de España, que se sitúa como el segundo país con mayor nivel de contaminación acústica del mundo después de Japón.

Un 50% de los ciudadanos españoles soporta niveles de ruido superiores a los 65 decibelios y sufren las consecuencias que esto conlleva. En la sociedad actual, las actividades de ocio, las conversaciones con un tono de voz elevado, los pitidos de los vehículos o la escucha de música a un volumen alto, son focos emisores de ruido muy importantes.

Concienciar a la población de que el cambio individual de algunos hábitos en las actividades cotidianas puede conseguir una reducción del ruido global al que están expuestos, es una forma de no solo cuidar la salud personal sino la del planeta en general.

Ecoportal.net CCS http://ccs.org.es/

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