Al gobierno de Mauricio Macri, sus detractores, lo llaman el "gobierno de los CEOs", o "la CEO-cracia".
Esto se debe a los ejecutivos de empresas privadas que el Presidente puso en puestos estratégicos de gestión para -supuestamente- hacer más eficiente la administración de los recursos públicos.
Vemos entonces al exShell Juan José Aranguren en el ministerio de Energía; al dueño de Farmacity, Mario Quintana, como vicejefe de Gabinete, o a Isela Costantini, que saltó de General Motors a la conducción de Aerolíneas Argentinas.
Los ejemplos en los altos mandos abundan, lo que se replicaría en las 2das líneas. Pero, aunque lejos de la exposición que tienen sus jefes, en estos lugares hay cierta desazón sobre cómo se fueron dando las cosas.
Si bien no esperaban que la función pública fuera un jardín de rosas, tampoco anticiparon que se trataría de un tortuoso peregrinar a través del desierto. Hasta en las cosas más básicas.
El sabor amargo de estos meses, con limitaciones de todo tipo para alcazar la eficiencia prometida, está haciendo repensar a varios de estos CEO-funcionarios. Más si se vuelven blancos de las frustraciones de sus jefes cuando los resultados no son los previstos.
Comenzarían una marcha, cuentan en pasillos y conversaciones de café, hacia su lugar de origen: el sector privado de donde -creen- nunca deberían haber salido para emprender la aventura estatal.
No debería sorprender que algún capo se sienta identificado con este sentimiento más subterráneo. Pero ellos están más expuestos. Una salida de ese tipo repercutiría directamente en el Presidente.
Además, estos se están fogoneando en el quehacer político y cuentan con "la banca" del Presidente. Por ahora. En las 2da líneas, en cambio, se sienten "outsiders", sin apoyo político de ningún tipo.
Paradójicamente, igual que en las empresas, donde se desprenden de ellos sin ni siquiera darles las gracias. Probablemente haya novedades sobre esta marcha en los próximos días. (urgente24.com)
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