Horacio Rosatti |
(U24) - Inédito el editorial de Ricardo Roa en 'Clarín' que analiza los "dos bandos de la Corte", aunque la relación no sea inalterable, deja totalmente de lado el dilema principal mientras destaca la preocupación porque los fallos no sean a gusto del Gobierno.
Doblemente grave cuando se aproximan definiciones sobre cuestiones tan claves como el 2x1 a represores, la posibilidad de que Ganancias alcance al Poder Judicial y la definición sobre el sistema de ajuste de las jubilaciones.
Acaso, ¿puede, o más bien, debe un medio anteponer el problema del gobierno de "quedar en minoría" en la Corte al dilema de si los jubilados deben o no, por citar uno de los casos, recibir una compensación? O al dilema mismo de la independencia de poderes.
Se habla, es cierto, de una mayoría peronista integrada por los doctores Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti, y que esto podría complicar las cosas más de lo que ya estaban. Pero, ¿a quién complicaría?
Carlos Pagni, de 'La Nación', le preguntó a Carlos Rosenkrantz en una entrevista por el almuerzo que mantuvo con el presidente Mauricio Macri junto a Elena Highton de Nolasco y la respuesta de él fue, si se quiere, más lógica que creíble: fue una invitación a almorzar, eso no influye en los fallos de la Corte.
A ese mismo encuentro faltó Rosatti, quien poco después declaró, en una entrevista con Luis Novaresio: "Lo que no debe hacer un juez es cobrar el sueldo y después decir "no fallé durante 8 años porque me sentí presionado". No te sentiste presionado para no cobrar el sueldo".
Por su parte, Maqueda, quien también faltó a la cita, esgrimió, como decano, objeciones de estilo: "Ni con Menem hubo reuniones de este tipo". "La Corte amenaza con ser un organismo en el que cada miembro administra su propia decisión", dijo Pagni. Y acaso, ¿eso está mal?
Como dijo Rosatti a Novaresio: "Si el juez tiene una presión, cualquiera que ésta sea, política, económica, mediática, la debe denunciar, y si no, debe renunciar. Si se considera que no está en condiciones debe renunciar. Porque esto no es para flojos de carácter".
Ya en agosto de 2016, Rosatti demostró, al poco tiempo de ser designado por Macri, que sería el único dueño de su voto. Frente al aumento de tarifas, fijó su propio criterio, lejano al del Gobierno. Pero esta independencia tenía como límite político, al que fijaba Lorenzetti.
Al gravitar sobre Highton y Maqueda, el presidente decidía el rumbo de todo el tribunal. Al apoyar a Rosenkrantz para desplazar a Lorenzetti, Rosatti "liberó" a la Corte de su jefe y, así, emancipó su propio voto.
Ex-intendente de Santa Fe, constituyente del 94 bajo los auspicios de Carlos Reutemann, ex-procurador del Tesoro y ministro de Justicia, Rosatti es, antes que nada, un político. Y lo es más allá de su afinidad con Maqueda (ambos son santafesinos, peronistas y se especializaron en derecho constitucional) y de la posibilidad de que los dos contengan a un Lorenzetti todavía herido.
Roa escribió en su editorial: "Rosatti siente que debió ser el reemplazante de Lorenzetti", y "encontró un lugar donde levantar su precio: es el que inclina la balanza y se convirtió en un interlocutor imprescindible para el Gobierno".
Lo cierto es que Rosatti nunca se postuló para presidente de la Corte. Tan cierto también como que en este panorama se inscribe un tema tan urgente como el del caso Blanco, en el cual lo importante no es qué le convenga al Gobierno urgido por el tema fiscal, sino qué es lo justo para los jubilados.
Es la controversia entre el jubilado Lucio Blanco y la Anses, por el índice que debe aplicarse a la actualización de los haberes, y lo más probable es que la Corte falle a favor del demandante. En ese caso, se avecinan una avalancha de reclamos.
Dicen que ofrecerán una salida tácita al Gobierno: que a través de una ley se establezca un criterio menos costoso para la previsión social. No está definido.
Para Macri es importante que la decisión del tribunal no enturbie el frente fiscal. Y eso es lo único que interesa a 'Clarín'.
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