AGENCIA / OPINIÓN
"He vivido por la alegría. Por la alegría he ido al combate. Por la alegría muero. Que la tristeza no sea nunca unida a mi nombre",
Julius Fucik.
"Saudade é amar um passado que ainda não passou, É recusar um presente que nos machuca, É não ver o futuro que nos convida...",
Jan Neruda.
por RAÚL ACOSTA
ROSARIO (La Capital). Bailan los dos textos en estos días. Jan Neruda, un formidable judío, personaje de Praga en el siglo IXX, define a la nostalgia en una frase. "Amar un pasado que nunca pasó. Rechazar un presente que duele. No ver que el futuro nos espera"
Murió antes que empezase el siglo XX. Elegí la traducción del checo al portugués por fatalidad del Google.
Julius Fucik es un nombre muy especial para el pueblo judío, para los periodistas del mundo, para los que elegimos siempre/siempre la libertad, aunque duela.
En los primeros años de la década del '60 el conjunto que dirigía José Luis Bollea (Canto Cuatro, Canto Libre) abría y terminaba sus recitales con un canon que repetía la frase del poeta. "Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre". Así la cantábamos. Todos.
Después de los pocos aplausos de esos conciertos con humo y encierro, en sótanos y cuevas, el comentario era el mismo: "No vio el final de la guerra. Judío y militante de la libertad. Demasiado para el nazismo. Lo condenaron a muerte y lo mataron".
Diferenciábamos la condena de la muerte misma. Pese al pregonado ateísmo juvenil y militante, el principio judeo-cristiano de la muerte nos acompañaba. Todos estamos condenados a la muerte. La condena no es la muerte.
El Diccionario Enciclopédico Espasa Calpe guardaba más caprichos que Internet. Y con igual determinismo. El default de aquellos tomos era inapelable. Buscábamos, después de los 20 Poemas, leídos en el amor y la romántica adolescencia, datos biográficos de Neruda, Pablo.
El tomo "nosecuantos" devolvía primero a Jan Neruda. Así lo conocimos. Supimos su exacto parentesco inmediatamente: la irreverencia.
Neruda define la nostalgia: "Amar un pasado que nunca pasó." Los años, la psiquiatría, las neurociencias y su divulgador tuitero, el Favaloro siglo XXI, don Facundo Manes, hasta las coplas a la muerte de un tío (Manrique, sobre el 1400) son concurrentes.
Cada recuerdo todo se vuelve a inventar ¿para que inventar con ingratitud?
El checo insiste y especifica: el escape hacia atrás es "rechazar un presente que duele". Aquí podríamos sumarle a Homero Manzi, que despidiendo a Discepolín insiste: "Vamos, que todo duele…".
La vida de los adultos es eso: una realidad que no se acomoda a nuestros juegos de infancia y molesta, es diferente.
Duele.
Jan Neruda se vuelve absoluto: insistir con la nostalgia, reescribiendo el día de ayer es no ver que el futuro nos convida, nos espera, nos necesita. Y que nosotros necesitamos el futuro.
Toda vez que el país ha sufrido una alteración genética, deformando el ADN popular, reformulándolo, Cristina Fernández de Kirchner no estaba cerca.
El 1º de Julio de 1974. Antes en Ezeiza. Después en el Juicio a las Juntas. Y Aldo Rico y la Semana Santa. Río Tercero. Daia/Amia después Cemento/Cromañon, los trenes del Sarmiento. El ADN popular suma y suma. Cacerolazos. Corralito y corralón. Kosteki y Santillán. Hábeas corpus y Pérez Esquivel. Blumberg. La 125. Julio López. Antonini Wilson y la valija con dólares. Las valijas con dólares.
El enriquecimiento exponencial entre el 2001 y el 2015.
Cuando quiere guardar para sí la alegría no es Julius Fucik. No. Ni es esta la circunstancia, el contexto y el texto."Que la tristeza no sea nunca unida a mi nombre". Tenía la soga al cuello. Murió. No es lo mismo.
Cuando se cuenta y se vuelve a contar el ayer, dejando fuera la propia existencia en esos días (¿NK y CFK dónde estaban en el 2001?)
Cuando la referencia vuelve propia la historia de todos, reformulándola, cuando la épica es una anécdota desteñida, conviene seguir el consejo: "Saudade é amar um passado que ainda não passou".
¿Cómo serán las noches de quien reinventa el día que fue y no cuenta sus planes para el día por venir?
Hemos vendido el alma nacional en los últimos contratos de obra pública. Habrá dinero "fresco". Seguirá la inflación en dos dígitos; más del 30 por ciento es el cálculo real. Repartiremos más de 50 mil millones en planes y subsidios, eliminando la intermediación de intendentes y gobernadores.
Mano, sonrisa, discurso. Sonido directo. "Sensorround". Habrá alegría.
En el 2016 tocarán el timbre, llamarán a la puerta.
¿Tendrá secretos la almohada? ¿Llegará el sueño alguna vez? ¿Sonreirá cuando le cuenten, en el porvenir, que alguien quiere cobrar las cuentas, todas las cuentas…?
Sus cuentas.
CFK nos ha condenado a un porvenir con muchas deudas. Estamos condenados. La condena no es la muerte.
No todos pueden decir lo mismo. Nisman, por ejemplo.
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