AGENCIA / LATINOAMÉRICA
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El Tribunal Superior Electoral (TSE) brasileño anunció ayer que no participará de la misión de observación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en las elecciones legislativas de Venezuela, el 6 de diciembre, por considerar que no están dadas las garantías para realizar su trabajo con libertad e independencia.
"El TSE buscó a lo largo de los últimos meses contribuir para que la misión de la Unasur a las elecciones parlamentarias venezolanas pudiese ejercer un trabajo de observación objetivo, imparcial y amplio", señaló el tribunal en un duro comunicado que sorprendió al propio gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, considerado aliado de Venezuela desde la época de Hugo Chávez.
Según este órgano del Poder Judicial, en todo momento se buscó asegurar que la misión observadora de la Unasur estuviese dirigida por una personalidad pública con vasto conocimiento de las cuestiones electorales y de reconocida integridad. Fue por eso que el tribunal recomendó al Poder Ejecutivo el nombre del ex juez del Supremo Tribunal Federal (STF) y ex presidente del TSE Nelson Jobim, que fue ministro de Justicia durante el primer gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-1997) y ministro de Defensa durante las administraciones de Luiz Inacio Lula da Silva y en la primera de Rousseff (2007-2011).
La presidenta brasileña aprobó la propuesta, que fue sometida al parecer de los países del bloque regional.
"Pese a que el candidato brasileño recogió amplio apoyo entre los Estados, fue rechazado en la elección final por supuesto veto de las autoridades venezolanas", se quejó el TSE.
El gobierno de Maduro prefería que, en vez de Jobim, que pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la misión fuera encabezada por el actual ministro de Defensa y ex canciller de Lula, Celso Amorim (2003-2010), que además de ser miembro del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) tiene excelentes vínculos con el chavismo.
Sin embargo, Rousseff no aceptó; no veía razones para cambiar al candidato brasileño. Fue entonces que, en su visita a Brasilia, la semana pasada, el secretario general de la Unasur, el colombiano Ernesto Samper, propuso al ex canciller argentino Jorge Taiana, que durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner desarrolló muy buenas relaciones entre Buenos Aires, Brasilia y Caracas.
La sugerencia cayó muy mal tanto en el TSE como en el Palacio de Itamaraty, que venían coordinando la delegación.
En su comunicado de ayer, el TSE -hoy presidido por el juez del STF José Antonio Dias Toffoli, de conocida colaboración con el PT, pero que últimamente se muestra cada vez más distante del gobierno de Rousseff- destacó que también intentó que la misión fuese regida por acuerdo entre la Unasur y el Consejo Nacional Electoral de Venezuela.
Por ese convenio se le permitiría observar las distintas fases del proceso electoral y verificar que las condiciones institucionales en el país caribeño asegurasen la rectitud en estos comicios clave.
"La demora del órgano electoral venezolano en pronunciarse sobre la versión revisada del acuerdo hizo que la misión no pudiera acompañar la auditoría del sistema electrónico de votación y tampoco iniciar la evaluación de la observancia de la equidad en la contienda electoral, lo que, a menos de dos meses de las elecciones, hace inviable una observación adecuada", afirmó el tribunal.
La intempestiva decisión del TSE sorprendió hasta al propio gobierno, que conoció la noticia cuando la presidenta Rousseff estaba a punto de embarcar en Helsinki su vuelo de regreso a Brasilia, después de una gira por los países escandinavos.
Consultado al respecto, el Palacio de Itamaraty señaló que no comentaría el comunicado del TSE hasta que el canciller Mauro Vieira y Rousseff no estuvieran en suelo brasileño. De cualquier manera, fuentes de la presidencia reconocieron que el anuncio del TSE coloca en una "posición incómoda" al gobierno brasileño frente a su"aliado" venezolano.
MERCADOS DUDANDO
La distancia que toma el gobierno brasilero con Venezuela puede tener que ver con un mensaje que envía a sus propios mercados: la crisis política desatada con la seguidilla de investigaciones sobre la mandataria Dilma Rousseff por la disposición del presupuesto en los ejercicios del 2014 y 2015 con el trasfondo del escándalo Java Lato ha aportado la suficiente volatilidad a la confianza que implica la necesidad de no arriesgar más de lo necesario, y los acercamientos a Venezuela siempre resultan riesgosos a nivel político.
Si la presidenta de Brasil Dilma Rousseff quería saber cuál sería el costo de perder repentinamente a su respetado ministro de finanzas Joaquim Levy, la respuesta la recibió el viernes pasado. Los rumores de que Levy renunciaba se propagaron justo mientras los operadores bursátiles terminaban la semana laboral.
Entre que comenzaron los rumores hasta que el gobierno lo negó una o dos horas después, el real se depreció cerca de 3% contra el dólar y llegó a 3,92 reales.
El episodio recalca la nueva realidad de inversión que vive Brasil: que el mercado de capitales más grande de latinoamérica se conduce en función del riesgo político.
Antes de los últimos rumores sobre Levy, el mercado se sacudió debido a la especulación sobre si Rousseff sería sometida a un juicio político.
Esa volatilidad recuerda lo que ocurría durante la campaña electoral del año pasado, cuando con cada encuesta que le daba ganadora a Rousseff las acciones bajaban y la moneda se debilitaba contra el dólar.
"En el frente interno, es casi exclusivamente la política", señaló Alejo Czerwonko, estratega de mercados emergentes en UBS Wealth Management, mencionando los factores que afectan el mercado brasileño. "Y en el frente externo, es una combinación de la Fed y China", dijo refiriéndose a la especulación sobre la fecha en que la Reserva Federal norteamericana comenzaría a subir las tasas de interés.
Durante los primeros 10 meses del segundo mandato de Rousseff, desapareció la estabilidad que caracterizó en gran medida la anterior década de la política brasileña. Una profunda recesión – los economistas consultados por el banco central prevén una contracción de 3% para este año y una caída de 1,22% en 2016,– está provocando un aumento del desempleo.
Eso, combinado con un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, colocó la popularidad de Rousseff en pisos históricos.
Ella nombró a Levy para que revierta la generosidad fiscal de su primer mandato. Pero el drástico cambio de la administración en cuanto a las metas presupuestarias en septiembre llevó a Brasil a perder su categoría crediticia de investment grade.
"La continua incertidumbre política se suma a los problemas económicos internos", señaló Fitch. La agencia evaluadora se refería a cómo un congreso rebelde frustra los intentos de Rousseff de implementar la austeridad fiscal mientras la oposición, aprovechando su debilidad política, inicia movimientos para hacerle un juicio político.
El PT de Rousseff respondió tratando de derrocar al poderoso jefe de la cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un opositor con poder para iniciar el proceso de juicio político. Los mercados le ponen precio a esta incertidumbre política; el mes pasado el real alcanzó su nivel más débil de la historia contra el dólar; y suben los spreads sobre los seguros de crédito y otros instrumentos relacionados con el riesgo.
"Hasta 2013, Brasil era un poco la estrella de los mercados emergentes", dijo Glenn Levine, analista de Moody’s Analytics, una compañía de investigaciones. "Pero diría que se produjo una confluencia o una tormenta perfecta de malas noticias y mal manejo económico", agregó.
La mayoría de los analistas considera que gran parte del problema de Brasil es la crisis de confianza dentro del país.
Se podría resolver, aunque con sufrimiento, si el gobierno tomara la decisión política de achicar gastos y sanear el presupuesto para conseguir un saludable superávit fiscal primario. Brasil tiene aún una sólida capacidad de "absorber golpes", gracias a sus sólidas reservas en moneda extranjera.
Para los meses venideros se espera que el mercado siga volátil por los rumores en cuanto al futuro de Levy y el juicio político a Rousseff, aseguran los analistas Pero cualquier recuperación vinculada al juicio político podría durar poco debido a la falta de claros candidatos para reemplazarla como presidente.
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