POLÍTICA / INTERNA PERONISTA
por EDGAR MAINHARD
Daniel Osvaldo Scioli fue vicepresidente 1ro. del Consejo Nacional del Partido Justicialista cuando Néstor Carlos Kirchner presidió el PJ. El fallecido lider del Frente para la Victoria (nunca fue líder del peronismo), siempre desconfió del peronismo, y por ese motivo, por ejemplo, creó la agrupación La Cámpora, desde donde cuestionar/disciplinar a los líderes del PJ convencional.
A Kirchner, de personalidad tan desconfiada como insegura aunque escondida detrás de una pátina de grandilocuencia, el peronismo siempre le había dado la espalda, quizá porque Santa Cruz quedaba muy lejana o quizá porque en la propia Santa Cruz el tal Kirchner había levantado como etapa superadora del PJ al Frente para la Victoria Santacruceña, sello de goma al que apelaba para neutralizar a Arturo Puricelli, Rafael Flores y otros.
Sin embargo, el peronismo, que hace de la genuflexión al poderoso no sólo una tradición sino también una obligación partidaria (de eso trata el verticalismo enseñado por Juan Perón, para su beneficio personal) no estaba dispuesto a permitirle a Kirchner articular una táctica divergente, y le ofreció una y otra vez asumir la conducción del PJ, a lo que finalmente accedió Kirchner, quien para asegurarse que no habría disidencias, le ofreció a Scioli la vicepresidencia 1ra.
Esto quiere decir que Kirchner mantenía ánimos encontrados acerca de Scioli: no confiaba en él pero necesitaba de él, lo vilipendiaba siempre que podía pero lo quería cercano, y Scioli aceptó esa relación, un poco por temor al iracundo Kirchner y otro poco porque eran evidentes los beneficios expresados en un ascenso en su calidad de vida del que hay constancia arquitectónica: villa La Ñata.
Empresarios que siempre patrocinaron a Scioli, tal como Eduardo Eurnekian, Gerardo Werthein y durante bastante tiempo Grupo Clarín, estimulaban la permanencia de Scioli en un vínculo casi esquizofrénico con los Kirchner, que le convenía a todos, aún cuando provocara postergar por tiempo indefinido la concreción de Scioli líder.
Es probable que, conocedores profundos de la psicología del personaje, los amigos concluyeran que Scioli nunca sería un líder, al menos un líder de formas convencionales.
Y esa situación se mantuvo aún con la muerte de Kirchner, un poco porque Cristina Fernández de Kirchner parecía invencible con el 54,11% de 2011, ya que pocos analizaban que una de las explicaciones del éxito era el marketing del luto, y otra era la inexistencia voluntaria de la oposición, poblada de eunucos.
Pero las 2 derrotas de 2013 actualizaron la escena y sus protagonistas. No habría Cristina eterna y el oficialismo precisaba de un heredero: ¿Scioli?
En la derrota pueden apreciarse las cualidades verdaderas de los líderes. Cristina demostró una impericia que confirmó que lo suyo había sido suerte de aprendiz.
Ella hasta dinamitó al propio Scioli, quien debía preservar el 'Modelo' (o sea los negocios)... aunque el entonces gobernador bonaerense hizo su aporte al aquelarre, con esa ambigüedad que lo caracterizó como marca registrada, y que hoy día resulta su mayor obstáculo para conducir al peronismo en su diáspora.
Deberá recordarse que hubo 2 oportunidades en la que Scioli quedó al frente del PJ, y renunció a ese privilegio:
- Cuando Kirchner renunció a la presidencia del Consejo Nacional, luego de la derrota electoral de 2009. Kirchner estaba furioso con los jefes peronistas, en especial los bonaerenses, y profundizó la polémica presentando su renuncia indeclinable, dejando a Scioli a cargo, para refugiarse en el kirchnerismo no peronista liderado por los supuestos intelectuales de Carta Abierta, los supuestos jóvenes de La Cámpora y los supuestos aliados de Nuevo Encuentro y otras fuerzas.
Pero, más adelante, Kirchner se arrepintió de ese paso al costado y en Chaco, tierra de Jorge Capitanich, siempre celoso de Scioli, decidió reasumir a pedido de sus reverentes aplaudidores. Para Scioli fue quitarse un peso de encima porque nunca se habia sentido en condiciones de liderar aquel PJ.
- Cuando Kirchner murió, y el vicepresidente 1ro. tuvo que asumir la presidencia. Obsérvese qué en esa circunstancia irrumpió en escena el llamado Instituto de Formación Política Gestar, a cargo del entonces gobernador de San Juan y hoy día diputado nacional José Luis Gioja, secundado por el entonces titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANsES), Diego Bossio.
Gestar siempre fue partidario de Scioli, motivo por el cual se especuló con el binomio presidencial Scioli/Gioja. Pero esto no ocurrió porque el compañero de fórmula de Scioli lo impuso Cristina, a pedido de Scioli, y fue el inexistente Carlos Zannini.
Antes, sucedió una situación decisiva: Scioli estuvo dispuesto a que la conducción del PJ pasara al jujeño Eduardo Fellner, o sea que demostró que no le importaba esa responsabilidad, imitando el enfoque de los K, que siempre consideraron accesorio cualquier jefatura del justicialismo.
En parte por ese motivo, Gioja hoy día es un firme candidato a integrar el triunvirato a cargo del PJ o bien a asumir la presidencia del Consejo Nacional, mientras Bossio se pasea por todos los medios de comunicación afirmando, casi con impunidad, "Nunca fui kirchnerista, soy peronista".
Pero Scioli no aparece en escena.
Hacedor de su propio destino, Scioli hoy día luce aislado. Carece de sentido profundizar acerca de cuál es su relación presente con quien fue su coprotagonista del proselitismo, Karina Rabolini.
Tampoco es políticamente pertinente preguntarse qué ocurrió con el equipo de fútbol de salón La Ñata y el miniestadio construído para televisar partidos que contribuían al proselitismo.
Sí corresponde apuntar que Scioli se encuentra solitario, que no aparece en las ternas del PJ, que no hay quien lo reivindique como líder, que su futuro es incierto, en el mejor de los casos. ¿Segirá visitándolo Alberto Samid, con carne, empanadas y bellas camareras?
Sólo faltaría que Ricardo Montaner no lo reconociera como amigo...
Se escucha acerca de Gioja, de Juan Manuel Urtubey, Jorge Capitanich pero no Daniel Scioli. Es como si existiera un consenso de que sin Cristina Fernández de Kirchner, cuyo liderazgo acabó, también cesó la presencia de Scioli, una consecuencia del kirchnerismo, un emergente de una situación anómala, según coinciden muchos peronistas.
Y eso que todavía nadie puso la lupa sobre Luis Alberto Peluso, 'Chiche'... algo que dificilmente concrete María Eugenia Vidal pero es muy complicado explicar los motivos.
Mejor dejarlo ahí.
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