Georgina Orellana, con “Nelson K” en TN |
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Las meretrices, organizadas dentro del paraguas de la central sindical CTA, y Sur, su agencia de prensa y comunicación, presentaron a los tradicionales premios a la comunicación institucional una campaña de difusión en los medios que tenía como finalidad desinstalar que su trabajo esté vinculado al delito de trata de personas y reclamar una ley de Trabajo Sexual.
Justamente contra eso batalla la organización La Alameda, dirigida por el legislador porteño Gustavo Vera, muy cercana al Papa Francisco, que combate la trata de personas y la proliferación de prostíbulos en Argentina.
Los mismos organizadores de los Eikon, que otorgan el galardón al comunicador del año, además de los premios a campañas de comunicación empresaria y política, habían premiado al papa Francisco en 2013.
Diego Dillenberger, principal organizador de los premios, explica: “Ammar no es una organización ilegal, y la campaña que presentaron para diferenciar trata de trabajo sexual y obtener una ley que las regule fue muy bien evaluada por el jurado porque logró un alto nivel de difusión para que la opinión pública y los medios de comunicación comiencen a distinguir la diferencia entre prostitución voluntaria de mujeres mayores de edad de la trata de personas”.
Aclara también que el premio surge de las calificaciones de un jurado de expertos, en tanto el reconocimiento al comunicador del año, que en su momento obtuvo el Papa Francisco, sale de la votación de los asistentes al mismo evento.
En la página de los premios se detalla la campaña ganadora de las meretrices en la categoría Issues Management (gestión de temas conflictivos): “El objetivo consistió en posicionar en la opinión pública la necesidad del debate sobre la Ley de Trabajo Sexual Autónomo. En este sentido, durante el año 2014 se instaló el tema en la agenda mediática y política logrando muy buenos resultados”.
El propio trabajo de presentación de AMMAR agrega que en 2015, a partir de una propuesta de su agencia, SUR, la estrategia apuntaba a “campañas que lleven al reconocimiento del trabajo sexual como trabajo, de manera de sensibilizar al conjunto de públicos de interés.
Luego de un análisis discursivo se diagnosticó que ni los medios, ni los políticos y muchas veces ni las propias trabajadoras sexuales lo reconocían como tal y era un objetivo principal que así fuera para que una Ley salga, ya que si el trabajo sexual se reconoce como trabajo será inevitable la generación de una ley que lo regule”.
Agrega que, “según cifras de AMMAR, en la Argentina hay más de 80.000 mujeres trabajadoras sexuales que ejercen de manera autónoma y, a través del mismo, le dan de comer a sus hijos (muchas de ellas son sostén de familia), los visten, se pagan sus estudios, su salud, etc.
El trabajo sexual en Argentina -a diferencia de otros países como: Uruguay, Holanda, Alemania y Nueva Zelanda- no es reconocido por el Estado y no está regulado: no está ni prohibido, ni permitido, lo que genera un vacío legal que propicia la violencia institucional”.
Un dato importante que destaca la postulación al Eikon de AMMAR es que “el no reconocimiento del trabajo sexual como trabajo por parte del sector político, la opinión pública, organizaciones de la sociedad civil, e incluso de algunas de las propias mujeres que lo ejercen, hace que no se debata ni se reconozca a las trabajadoras sexuales como un colectivo sujeto de derechos laborales.
En este marco, las mujeres trabajadoras sexuales sufren violencia, son marginadas, estigmatizadas y discriminadas. Al mismo tiempo se suele confundir trata de personas, proxenetismo (ambas actividades ilegales y reprobadas por AMMAR y por SUR Comunicación), con el ejercicio voluntario del TS por parte de mujeres mayores de edad”.
La campaña consistió en una presencia continua en la opinión pública y ante líderes políticos a través de campañas de acciones de prensa, redes sociales, participación y generación de eventos en todo el país para instalar la necesidad de la ley de TS y la existencia de las trabajadoras sexuales como colectivo.
La jefa del sindicato, Georgina Orellano, recibió de parte de la agencia Sur entrenamiento para enfrentar a los medios y hablar en actos masivos, y hoy es la vocera principal de los eventos de la organización.
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