POLÍTICA / ACTUALIDAD
Por: MARTÍN ANGULO mangulo@infobae.com
Tiene poco diálogo con los otros presos y con los penitenciarios. Pidió que su familia no lo visite y no sufrió la depresión de estar detenido que tienen todos los internos al llegar a una unidad. Mañana vuelve a declarar.
Lázaro Báez podía elegir entre alguna de sus más de 200 propiedades con miles de hectáreas de campo para pasar los días. Desde hace un mes no solo no puede optar por un lugar de residencia, sino que está confinado a una celda de 3x2 metros del módulo seis de la cárcel federal de Ezeiza.
El empresario patagónico cumplirá mañana un mes preso. El cinco de abril pasado fue detenido en el aeropuerto de San Fernando por orden del juez federal Sebastián Casanello, que consideró que existía riesgo de fuga en la causa por lavado de dinero en la que está procesado.
Infobae reconstruyó con fuentes y allegados al empresario cómo son sus días en prisión.
Está alojado junto con otros 14 presos, todos mayores de 50 años y de baja conflictividad. El pabellón tiene celdas individuales para cada interno y un sector de usos múltiples común para todos en el que hay un televisor.
El pabellón es controlado con cámaras de seguridad y una guardia de 24 horas de agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que controlan desde una garita.
Báez tiene poco diálogo con sus compañeros y habla lo necesario con los agentes del Servicio Penitenciario Federal. Sus allegados así se lo recomendaron.
Tienen miedo de que le "planten" un preso o un penitenciario que quiera sacarle información.
Tiene una diferencia con el resto de los presos: no está quebrado anímicamente. Todos los internos cuando llegan por primera vez a una unidad sufren una depresión propia de estar presos. Eso no le pasó a Báez.
De todas formas, está siendo seguido de cerca por los médicos de la cárcel porque no descartan que en algún momento sufra ese bajón. Además, Báez es diabético y tiene presión. Está medicado y los primeros días estuvo alojado en el Hospital Penitenciario Central (HPC).
El empresario cercano a los Kirchner recibió muy pocas visitas y tampoco lo van a ver todos los días que está permitido. Quienes lo visitaron fueron tres personas que se presentaron como amigos y sus abogados, Daniel Rubinovich y el ex juez Rafael Sal Lar, quienes por tener ese rol pueden ir a verlo todos los días de la semana.
Ni sus hijos -Martín también está procesado por lavado de dinero- ni su esposa fueron a visitarlo. El propio Báez pidió que no fueran.
No tiene quejas ni registró conflicto con otros internos, duerme la siesta y usa el teléfono público del pabellón desde el cual llamó a sus abogados.
Tanto el juez Casanello como la Cámara Federal rechazaron excarcelar a Báez porque entienden que hay peligro de fuga.
OTRA INDAGATORIA PARA BÁEZ
Báez volverá mañana a los tribunales de Comodoro Py a ampliar su indagatoria por lavado de dinero.
El juez Casanello lo convocó para que dé explicaciones por los 208 millones de pesos que ingresaron a Austral Construcciones mediante bonos de la deuda pública y que se sospecha que fueron ilícitos ya que primero fueron sacados del país y luego reingresaron de esa manera.
Por el mismo hecho, Martín Báez declarará el viernes y es la misma acusación que tiene el abogado Jorge Chueco, quien firmó los cheques que ingresaron a Austral Construcciones como apoderado de Helvetic Service Group. (infobae.com.ar)
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