PANORAMA / DEBATE
Angela Merkel: Dicen que harta de que le pidan más ayuda a Alemania, los Panamá Papers es un llamado de atención a los países de Europa del Este para que mejoren sus controles.
"Mientras los gobiernos no establezcan protecciones legales para los informantes, sus agencias tendrán que depender de sus propios recursos o de la cobertura mediática de las filtraciones. (...)
Decidí exponer a Mossack Fonseca porque pensé que sus fundadores, empleados y clientes deben responder por su participación en estos crímenes, sólo algunos de los cuales han salido a la luz hasta el momento (...)
Más que un simple engranaje de la máquina de 'gestión de la riqueza', Mossack Fonseca utilizó su influencia para escribir y doblar leyes en todo el mundo y así favorecer los intereses de los criminales durante décadas".
John Doe, el informante de Panama Papers, en
su documento "La revolución será digitalizada".
Si bien todavía no está claro cómo los documentos llegaron al periódico alemán Süddeutsche Zeitung -que insiste en la idílica versión de que lo recibió de parte de una fuente no identificada-, fuertes teorías apuntan a que fue el mismo Gobierno alemán el que, harto de las demandas de los países de Europa del Este, entregó los documentos que muestran que si los millonarios de esos países tan solo pagaran sus impuestos, los países no dependerían tanto de Berlín.
Según un informe del Parlamento Europeo de 2013, cada año deja de recaudarse en Europa 1 billón de euros a causa del fraude tributario, la evasión impositiva, la elusión y la planificación fiscal agresiva de las grandes multinacionales.
En medio de este contexto, en 2015 se intensificó gravemente en Europa la crisis por la llegada masiva de refugiados y migrantes de Medio Oriente y África, situación que impone renovadas presiones al gasto público comunitario. Los países no logran elaborar una respuesta conjunta ante este fenómeno que agrega presión, y en cambio atraviesan un proceso de echarse culpas mutuas que amenaza con erosionar la unidad del continente.
¿Fue el Panamá Papers el carpetazo de Ángela Merkel?
ANTES DE PEDIRLE PLATA A ALEMANIA, RECAUDEN
“El dinero fluye como pompas de jabón por un mundo que no conoce fronteras para la especulación y las finanzas, mientras las oxidadas maquinarias recaudadoras de los países observan a escala nacional, impotentes, cómplices o resignadas.
¿Puede ser la Unión Europea un instrumento útil para lograr que las grandes compañías que operan en Europa paguen los impuestos que les corresponde en el lugar dónde se originan sus beneficios?”, pregunta el periódico digital Huffington Post.
Esta discusión viene de larga data.
En febrero de 2015, en plena discusión sobre la crisis griega, un grupo de diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de Merkel, solicitó a Grecia que, antes de pedir un rescate a Berlín, cobraran los impuestos a sus propios millonarios.
"Antes de meterle la mano en el bolsillo a los alemanes, los griegos debían pensar en sus propios millonarios",dijo en ese entonces el diputado Kurt-Georg Wellmann al periódico alemán Bild.
"Si el gobierno de Tsipras se toma en serio la lucha contra la evasión fiscal y contra la corrupción, toda la UE debe respaldarle activamente. Eso incluiría, en caso de delitos fiscales, el bloqueo de cuentas bancarias de ciudadanos griegos en otros países de la UE”, agregó el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, allá por febrero de 2015.
EL EFECTO PANAMÁ PAPERS Y EL MIEDO AL POPULISMO EN EUROPA
El Parlamento Europeo lleva años pidiendo medidas concretas para que los Estados puedan gravar en forma más eficiente las actividades económicas. Pero los Panamá Papers parecen haber sido la gota que rebalsó el vaso y podría convertir esos pedidos en una obligación.
En ese sentido, el escándalo de la filtración de documentos estaría cumpliendo su función.
Los ministros de Finanzas de los países que integran la Unión Europea estuvieron reunidos en Amsterdam (Holanda) durante abril, pocos días después de que estallara el escándalo, y presentaron un borrador de normativa que obligaría a cualquier compañía que opere dentro de la Unión y tenga ingresos mensuales por encima de los 750 millones de euros, a publicar su información tributaria y otros datos claves (incluidas aquellas que operan en los llamados refugios fiscales, porque sus jurisdicciones facilitan a empresas e individuos esconder sus ingresos tributables).
También se baraja la creación de una lista negra compartida de paraísos fiscales y sanciones comunes contra ellos.
Según Bloomberg, la Unión Europea desempolvó esta serie de medidas contra la evasión en un intento por contrarrestar las acusaciones de los partidos populistas del continente que, aprovechando la ola de descontento generada por la creciente desigualdad, utilizan el escándalo de los Panamá Papers para denunciar a los líderes del centro político europeo de ser cómplices de los evasores.
“El riesgo del populismo es muy real, si no actuamos con la fuerza suficiente o la rapidez suficiente”, dijo Michel Sapin, el ministro de Finanzas francés, durante el encuentro en Amsterdam. “La gente tendrá la impresión de que estamos apoyando un sistema injusto, uno en el que conviven dos leyes diferentes”, dijo.
“Los partidos populistas que ascienden en Europa probablemente se aprovechen de las filtraciones de Panamá en su retórica anti-establishment”, le dijo a Bloomberg un profesor de política internacional de la Universidad City de Londres, Ronen Palan. “Los partidos del establishment en los países miembros de la OECD son vistos desde hace mucho como -por lo menos- complacientes en asuntos de evasión de impuestos, sino como cómplices”, detalló.
LA CRISIS DE LOS REFUGIADOS 2015
Más de 1 millón de refugiados y migrantes entraron en Europa en 2015. Se trata del flujo más grande de personas en el continente desde la 2da. Guerra Mundial. Mientras que algunos migrantes llegan por mar, otros lo hacen por tierra, principalmente a través de lo que se conoce como la ruta de los Balcanes.
Varios países se han visto desbordados, especialmente Grecia, Italia y Hungría, que es a donde la mayoría de los migrantes llega con el anhelo de seguir avanzando hasta Alemania o Francia.
Alemania fue el país que más solicitudes de asilo recibió en 2015, aunque Hungría fue el que más recibió en proporción a su población, a pesar de haber cerrado su frontera con Croacia en un intento de frenar el ingreso en octubre.
Esta situación ha creado una división en el seno de la Unión Europea.
En 1985, en Schengen, Luxemburgo, 26 países europeos habían firmado el acuerdo que lleva el nombre de esa ciudad, que estipula la supresión de controles en las fronteras interiores entre esos países. Pero con la crisis migratoria actual, atrás quedó ese compromiso.
Hoy, las rejas se han erigido en el medio de Europa, los controles han regresado a las fronteras.
Ante la falta de una respuesta conjunta de los países frente a la crisis, la restricción de la libre circulación se ha vuelto la solución de facto, empleada por los países de los Balcanes liderados por Austria. Una solución que va por fuera las instituciones europeas (creadas justamente para formular soluciones europeas). Y encima escasean los recursos ante la renovada demanda de los que quieren acceder.
“ESTAMOS HACIENDO EL TRABAJO SUCIO POR LOS ALEMANES”
Austria ha comenzado a construir una valla metálica que lo separa de Italia, y también fortifica sus fronteras con Hungría y Eslovaquia.
En el Vaticano (Roma), el papa Francisco se horroriza y dice que él es solidario con los refugiados ante la falta de humanismo de muchos gobernantes europeos.
Alemania critica a los países de la ruta de los Balcanes por haber tomado medidas por su cuenta para detener el flujo de migrantes, y los países del este acusan a Alemania de lavarse las manos.
“Estamos haciendo el trabajo sucio de los alemanes”, dijo un diplomático de un país europeo oriental a la revista alemana Die Spiegel.
Es que en un principio, Berlín había sido el que había tomado los mayores compromisos en la recepción de migrantes, e instaba a los demás a hacer lo mismo. Pero, por un lado, comenzó una polémica interna por el gasto público aplicado a los refugiados; luego, para los países del Este, Alemania está en una posición hipócrita: mientras se beneficia de la política de estos países de cerrar sus puertas -ya que la cantidad de migrantes que llegan así a tocar la puerta de Berlín son menos-, en público la critica.
Recientemente, además, Merkel comenzó a echarse para atrás con su discurso inicial. Tras el éxito rotundo que tuvo el partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania, en las últimas elecciones -ahora quedó parado como la segunda fuerza del país, gracias a un discurso anti refugiados-, Merkel reflexionó: la Unión Europea debe proteger sus fronteras externas si no quiere que “retornen los nacionalismos”, dijo.
LA CANCILLER ALEMANA, ENOJADA CON LOS PAÍSES DEL ESTE
La crisis de los refugiados de 2015 solamente vino a aumentar la presión de una olla que ya existía, y es la generada por la tendencia de los países más pobres de Europa a demandar que Alemania los solvente cuando están en problemas.
Alemania es el motor económico de la Unión Europea, con la economía más importante del continente y la 4ta. más grande del mundo en cuanto a PBI.
La crisis de los refugiados llegó en ese marco previo. Alemania, según el periódico británico The Guardian, quería el año pasado ampliar las obligaciones de los países de la UE para convertir a Europa en una gran receptora de refugiados, aumentando las cuotas permanentes de cada uno de los miembros para compartir la carga financiera de la recepción.
Esto fue muy resistido por otros, especialmente los del Este y Grecia, que apenas consiguen mantenerse funcionando por sí mismos, y no se contemplan en posición de recibir a nadie.
Estos países, en cambio, demandaban que Alemania se hiciese cargo de la situación. “Ángela Merkel parece estar determinada a triunfar –escribió The Guardian-, mientras lucha con una crisis que probablemente defina su legado político.
Se dice que la canciller alemana está enojada con los Gobiernos de Europa del Este y central que se oponen fuertemente a ser forzados a recibir refugiados.” Viktor Orbán, el Primer Ministro húngaro, acusó a Merkel de querer ejercer el “imperialismo moral”.
2 RECORDATORIOS DE QUE LAS FRONTERAS SIGUEN SIENDO RELEVANTES
Tanto el escándalo de los Panamá Papers como la crisis de los refugiados vienen a poner de manifiesto que,contrariamente a lo que podríamos pensar en un mundo globalizado, las fronteras importan, escribióCassie Werber, del portal Quartz: “Las fronteras se están volviendo cada vez menos relevantes para muchos de nosotros, en un mundo de comunicación en red desarrollándose rápidamente. (…)
Los estados-nación y las fronteras físicas importan cada vez menos.”
Pero tanto la crisis de los refugiados como el escándalo de los Panamá Papers vienen a romper esta creencia y son recordatorios de que las fronteras importan.
Ambos sucesos contradicen agudamente la noción de un mundo post-nacional.
En el sur de la Unión Europea, a los refugiados y a los migrantes hoy se los está devolviendo a Turquía, su punto de entrada al continente. Los países de Europa del Este están cerrando y fortificando sus fronteras de la misma manera en que las fronteras estuvieron cerradas durante años: con paredes, alambres de púas, guardias y armas.
De Turquía, según investigaciones, a los migrantes se los obliga a cruzar otra vez la frontera para retornar a las zonas de guerra de donde estaban huyendo.
Por otro lado, una filtración masiva de datos muestra que la gente más rica el mundo –incluidos políticos, monarcas, deportistas y actores- han ignorado las fronteras nacionales haciendo circular libremente sus fortunas lejos del alcance de las autoridades recaudatorias de sus países, que necesitan más recaudación tributaria en la emergencia.
No es un mundo justo, la situación es harto compleja.“En ambos casos, las fronteras operan como barrera. Tanto para los millonarios como para los refugi ados, el poder de los límites nacionales permanece intacto incluso en un mundo globalizado-pero de maneras muy distintas.”
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