Marcelo Hugo Tinelli concurrió a la sede de Camioneros a 'sondear' qué posibilidades ciertas tiene de prosperar el proyecto de la SuperLiga que imaginó junto al presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici.
Y la verdad es que hasta ahora, ese proyecto luce priorizando los intereses de los clubes grandes, la mayoría de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, quizá los clubes medianos que tienen sede en Rosario (Santa Fe), y no mucho más.
Si éste no es el proyecto, sus promotores hicieron poco o nada por cambiarle la imagen a su ambición. Sin Luis Segura como candidato a presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, la pléyade que en el pasado se autotituló "grondonismo" buscó en Hugo Moyano un protector.
Los clubes de las divisiones de Ascenso y los de las federaciones del Interior no se sienten contenidos con lo de la SuperLiga y sospechan que serán damnificados, quizá olvidados. Por ese motivo le ofrecieron su aval al presidente del Club Atlético Independiente que, de pronto, emerge como un candidato con posibilidades.
Esa es la cuestión de fondo, y el motivo por el cual quienes aceptan fotografiarse con Tinelli son menos que en el pasado.
Ahora bien: Mauricio Macri, vía Fernando Marin, es un gran elector porque tiene el Fútbol Para Todos, y la relación del Presidente con Moyano es compleja, dificíl... no puede tan siquiera hacerle reir (porque Macri no entiende las bromas, no le provocan sonrisas) que digan que sabe menos de política que Moyano de capar monos.
Pero el esquema de la AFA que articuló Julio Grondona para asegurarse el reino vitalicio es sencillo: todos los clubes tienen igual poder de voto, y con la organización federal que logró imponer, él se aseguró el triunfo convocando a los votos del Ascenso y del Interior. Tinelli sabe que tiene ese gran obstáculo. Y no fue más allá de ese límite.
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