JUSTICIA / VACANTES
El ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, fue muy optimista respecto de la predisposición de los senadores para debatir y tratar los pliegos de los dos juristas presentados por el gobierno, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, para cubrir las dos vacantes en la Suprema Corte de Justicia.
Sin embargo, instó a que se aprueben “antes de la feria (judicial) de julio”, al mismo tiempo que reconoció que no tiene libertad para hacerlo, pues no posee los votos.
El tratamiento está trabado en el Senado tanto por el oficialismo como por el peronismo porque “no están los dos tercios” que se necesitan para aprobar los nombramientos de los ministros del máximo tribunal.
En un entrevista con Radio Nacional, Garavano dijo que hay "muy buena predisposición de los senadores para tratar los pliegos de dos juristas muy reconocidos", y que sus designaciones "están a punto caramelo" porque se están por "cerrar los dos tercios y que se voten en las próximas semanas".
Sin embargo, el peso de sus declaraciones recayeron en la presión para destrabar una negociación estancada: "Esperamos que el Senado apruebe los pliegos de los candidatos a la Corte Suprema antes de la feria de julio", enfatizó.
En este sentido, recordó que tanto Rosatti como Rosenkrantz "pasaron exitosamente las dos audiencias públicas” en la Cámara alta.
Se entiende la ansiedad de Garavano: hasta ahora, sólo le ha llevado malas noticias al presidente Mauricio Macri. Fue, en diciembre pasado, el ideólogo de la estrategia fallida del decretazo para designar, sin pasar por el Congreso, a los dos juristas en el máximo tribunal.
Fue, en definitiva, el padre de la primera gran derrota política del jefe de Estado, que debió enfrentar, a pocos días de asumir, severos cuestionamientos a una maniobra que tironeó la Constitución como nunca había ocurrido en toda la historia democrática argentina. Y obligó al mandatario a poner reversa en medio de esa ráfaga de críticas que llegaron incluso desde aliados políticos y desde organismos internacionales, analiza oportunamente el portal Letra P.
El no deseado Plan B, consistente en ajustarse a derecho y poner en marcha el procedimiento establecido por un decreto de Néstor Kirchner para la designación de jueces de la Corte, tampoco ha arrojado buenos resultados hasta ahora.
La Casa Rosada pretendía tener aprobados los pliegos de Rosatti y Ronsenkrantz a mediados de abril, pero avanza mayo y el Presidente teme, incluso, que uno de los dos candidatos se quede en el camino.
Si hacia adentro del bloque peronista el debate sobre la aprobación de los pliegos de los jueces prometía ser áspero, se tensó aún más luego de la reunión que los senadores mantuvieron con Cristina Fernández de Kirchner en su paso por Buenos Aires, en la que la ex presidenta manifestó su rechazo a los candidatos propuestos por el Ejecutivo.
“Planteó que los dos tienen un pecado de origen, al haber aceptado ser miembros de la Corte por DNU y violando la Constitución”, explicó tras el encuentro la senadora camporista Anabel Fernández Sagasti.
Y agregó que, si bien Cristina “aclaró que no pretendía imponer su opinión”, dijo que había que “votar en contra”. Además, la ex mandataria planteó la necesidad de ampliar la Corte y dividirla en salas especializadas.
También sonó muy fuerte el nombre de Margarita Stolbizer para integrarla, impulsada por el Frente Renovador de Sergio Massa a raíz de las intenciones del PJ para ampliar la cantidad de integrantes del Tribunal, pero eso será cuestión de negociaciones y acuerdos a futuros.
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