PANORAMA / POLÉMICA
(U24) - Luis Alberto Escobedo tiene 57 años y es ex futbolista (pasó por muchos equipos del fútbol argentino: del ascenso, Los Andes, Temperley y Dock Sud; y de Primera División como Vélez, Belgrano de Córdoba y Colón).
Cuando tenía 19 años, mientras hacía el servicio militar, fue trasladado a las Islas Malvinas y combatió contra las fuerzas británicas. La semana pasada viajó por tercera vez a las Malvinas, junto a otros siete ex combatientes, para rendirle homenaje a los soldados argentinos que fallecieron en la guerra. Y pasó dos días detenidos.
"El martes pasado fuimos al Cementerio de Darwin, que está en una zona inhóspita y desértica, a unos 60 km de la ciudad. Hicimos un minuto de silencio y después cantamos el Himno argentino y lanzamos frases como ¡Viva la Patria!... Además, exhibí una bandera que llevo siempre con la imagen de las Islas y la frase Territorio Argentino.
En ese momento estaba en el cementerio un periodista austríaco que había llegado en un auto manejado por un kelper, que nos miraba atentamente", le contó Escobedo a Clarín.
Al día siguiente, mientras Escobedo y sus compañeros dormían, llegó la Policía. "Bien temprano vino la policia y, pieza por pieza, nos sacaron los pasaportes, los celulares, las cámaras de foto, la ropa y otras cosas personales. Nos tuvieron detenidos dos días y nos trataron como si fuésemos delincuentes. Nos tomaron las impresiones digitales y nos sacaron fotos de frente y de perfil.
Todo porque el chofer kelper nos había denunciado por "ofensas e insultos". Pero nada que ver, solamente honramos la memoria de los nuestros sin ofender a nadie", dijo, aún conmovido, el ex futbolista.
"Despues de declarar durante esos dos días, y con la incertidumbre de que podíamos seguir presos más tiempo, nos absolvieron. El juez desechó la denuncia, pero vivimos una situación muy tensa", relató el ex futbolista que actualmente juega en el equipo Senior de Temperley y en la Selección Argentina de mayores de 50 años.
Escobedo dijo que "los militares ingleses nos entendieron y nos dieron la razón y hasta aconsejaron que el Gobierno argentino debería hablar con los kelpers para que bajen los decibeles. Por suerte terminó todo bien, pero esto no tiene que pasar más. Queremos que no vuelva a ocurrir y que otros argentinos que vengan no tengan que pasar lo mismo que nosotros".
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