INVESTIGACIÓN / MAL QUE LES PESE A MACRI Y A TRUMP...
(U24) - En pleno año electoral, llegó a su fin la política energética que vino ejecutando la Administración Macri desde diciembre de 2015, ya que tocaron fondo los tarifazos con que se intentaron trasladar a los usuarios de servicios públicos los subsidios a precios e inversiones otorgado a las petroleras, transportistas y distribuidoras que participan de la extracción de gas y petróleo de Vaca Muerta.
Y, lo mismo, a las 5 provincias en las que se alojan los yacimientos con las regalías que perciben, especialmente Neuquén.
El tiro de gracia, sin embargo, no fue tanto la exacción aplicada al bolsillo de la gente a través de las facturas por los consumos que acumularon aumentos de 4 dígitos en 3 años largos de gestión, sino la incontenible disparada de la paridad cambiaria, de incierto trámite, que interrumpió el camino hacia la dolarización de la cadena de valor energética.
Hacia esa dirección se pensaba que desembocaría la estrategia trazada desde que se puso al ex Ceo de Shell, Juan José Aranguren, al frente de la cartera sectorial, elevada inicialmente al rango de ministerio y luego, ya con las corridas cambiarias lanzadas, vuelta a devaluar a Secretaría de Estado.
Va casi para un año ese quiebre, y entre la inflación y los bruscos saltos de la paridad determinaron que crecieran de nuevo los subsidios del Tesoro hasta volver a ocupar el 50% de los costos, que incluye los estímulos de precios acordados con petroleros y distribuidores y que les deje margen para concretar las inversiones comprometidas.
Desde 2016 el gas subió 1.750% al público, según la Undav, a lo que hay que agregar la cobertura del subsidio a la cadena de valor.
Sin hablar de la rentabilidad, que saltaría a la vista con sólo repasar la exitosa serie histórica de las firmas cotizantes en la bolsa de Nueva York.
Mientras un puñado de actores privados (o mixto, si se trata de YPF) discute acaloradamente con el nuevo secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, en cuánto será fijado el aumento del gas que se homologue para abril a fin de que la tarifa no impacte más allá del 10% en el indicador de precios, llega a la Argentina una delegación de empresarios de servicios petroleros para ser proveedores y subcontratistas de Vaca Muerta, encabezada por el secretario de Energía de USA, el texano Rick Perry.
El gobierno de Donald Trump es un entusiasta promotor de las inversiones petroleras en el país presidido por Mauricio Macri, aunque la mayor parte de los jugadores fuertes escuchan atentamente las exposiciones de los funcionarios argentinos que pasan por Houston cuando van a tocar timbres en Washington con un cocodrilo en la billetera.
El IAPG Houston le había reunido el año pasado al ex secretario Javier Iguacel un calificado auditorio compuesto por Laurens Gaarenstroom, gerente general de la unidad de No Convencionales Argentina de Shell; ejecutivos de PESA (Asociación de Equipos y Servicios Petroleros) y de Pérez Companc; Clay Neff, presidente de Exploración y Producción de Chevron para África y Latinoamérica; Glenn Scott, vicepresidente Internacional de ExxonMobil; Michel Hourcard, vicepresidente de Desarrollo, Exploración y Producción de la compañía francesa Total; John Bell, vicepresidente de Operaciones Internacionales y Offshore de la compañía de servicios petroleros Helmerich & Payne; Hans Jakob Hegge, SPV de No Convencionales de Equinor (ex Statoil); la presidenta de la compañía para la Argentina, Nidia Alvarez Crogh; Buddy Kleemeier, CEO de Kaiser Francis Oil Company, que controla Excelerate Energy, asociada con Transportadora Gas del Sur (TGS) en el proyecto de una planta de licuefacción de gas natural en Bahía Blanca; Robert Waldo, presidente de Kaiser Francis Oil Company; Steven Kobos, director General de Excelerate Energy; Gabriela Aguilar, vicepresidenta para América del Sur de la misma compañía estadounidense.
De semejante agenda no cayó ni una moneda, pero sí murmuraciones cuando les dijeron que en 2030 el país exportará casi el 10% de su PBI en shale gas y que en 2 años se genere una disponibilidad de saldos exportables de gas natural por encima de los US$8.000 millones.
Tampoco hubo demasiada suerte en el reciente road show realizado en el marco del CERAWeek 2019, donde Lopetegui planteó ante una concurrencia no tan exhaustiva, en la que estaban representados Exxon Mobil, Chevron, Total, Shell, YPF, Pluspetrol, BP, Tecpetrol, Panamerican Energy y Schlumberger, entre otros, una necesidad de inversiones por U$S 30 mil millones que busca dueños:
** petróleo y gas, U$S 10.000 millones;
** infraestructura, U$S 8.200 millones;
** energía eléctrica y renovables, U$S 12.000 millones, y
** acceso a nuevos mercados, U$S 3.000 millones.
Hubo excepciones pero en petróleo: el vicepresidente ejecutivo y CEO de Upstream de la malaya Petronas, Anuar Taib, confirmó que invertiría US$2300 millones en 4 años en la explotación que comparte con YPF.
Junto a los anuncios de Shell y Vista (del ex Ceo de YPF Miguel Galuccio) suman U$S 7.500 millones, que permitirán aumentar la producción por un equivalente al 40% de la producción actual.
Otro que reapareció en el ruedo fue el factotum de la activación de Vaca Muerta cuando estaba al frente de Chevron, Ali Moshiri, pero ya con chapa propia, la Amos Global, cantándole loas al megayacimiento argentino.
En la práctica, de los 30.000 kilómetros cuadrados (km²) de superficie que posee la formación Vaca Muerta, 27.000 km² fueron concesionados a 44 compañías petroleras en yacimientos convencionales y no convencionales neuquinos, aunque sólo 10 tienen la mayor cantidad de kilómetros cuadrados para explotar, 4 extranjeras: Total, Exxon, Shell y Vista Oil and Gas (la firma de Miguel Galuccio).
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