CLAVES / OPINIÓN
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
MAR DEL PLATA (Sin Saco y Sin Corbata). Los empresarios ya no creen en las encuestas y en los encuestadores. Pese a que las consultoras dicen que no hay un ganador seguro y que puede haber 2da. Vuelta, la frase más repetida en el 51º Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) que se realizó en Mar del Plata fue: “Va a ganar Daniel Scioli, pero me gustaría que ganara Mauricio Macri”.
¿Tan seguros están? No tanto.
En parte, la tensión de los empresarios, industriales y banqueros que estuvieron en IDEA ha cesado: cuando Daniel Scioli anunció que Silvina Batakis será su ministra de Economía si gana las elecciones, el grupo de ministeriables para el Palacio de Hacienda quedó conformado por 4 moderados, si tenemos en cuenta que Mauricio Macri ya anticipó que sus potenciales postulantes son Alfonso Prat Gay y Rogelio Frigerio; y que Sergio Massa ya “bendijo” a Roberto Lavagna como potencial “superministro”.
De esta forma, cualquiera sea el candidato que los argentinos voten como Presidente de la Nación, la o el potencial ocupante del Palacio de Hacienda aplicará un plan de ajuste relativamente conservador, por lo menos, en teoría.
Ocurre que para no asustar a los votantes de las clases más bajas, entre las opciones “gradualismo” o “shock”, se impuso la primera.
Pero estamos en el tramo final de una campaña electoral, lo que implica que los candidato a Presidente de la Nación van a decir aquello que les acarree más votos, por eso Daniel Scioli no se muestra, por lo menos en lo económico, demasiado kichnerista; Mauricio Macri, moderado y Sergio Massa, tratando de rescatar lo que cree es lo “mejorcito” del kirchnerismo.
Así, Daniel Scioli, con Silvina Bataki, tienta al peronismo con el sueño de una “deskirchnerización” en el mediano plazo; Mauricio Macri, con un “ajuste” de neto corte técnico, lejos del mal llamado “neoliberalismo”; y Sergio Massa intenta aún sostener la idea “del buen kirchnerismo”, apostando a esa franja de votantes que reclaman “continuidad con cambio”.
Igual, más allá de los anuncios por venir, parece raro que quienes aparecen como los potenciales encargados de solucionar las distorsiones del llamado “Modelo Kirchnerista”, sean
- uno de sus padres, o
- una funcionaria que combatió sus efectos y disfrutó de sus dádivas, o
- un técnico que fue expulsado del riñón kirchnerista.
Por suerte, en la lista aparece un Rogelio Frigerio, que no tuvo nada que ver con la nefasta “Década Ganada”...
Después de 3 días de consultas, charlas e intercambios en el 51º Coloquio de IDEA, veamos cuáles son las diferencias que notan los empresarios, industriales, consultores y banqueros entre los potenciales postulantes al Palacio de Hacienda.
Silvina Barakis es la menos conocida.
Más de la mitad de los consultados confesó no haber tenido nunca un encuentro con ella. Le reconocen que ordenó las cuentas de la Provincia de Buenos Aires cuando Cristina Fernández le cortó el flujo de fondos en 2012, a través de un fuerte aumento de impuestos (sobre todo al campo), un recorte de la obra pública (por eso la dimensión de las inundaciones que se vieron en el Norte y Oeste del Conurbano en el fin de semana de las PASO) y conteniendo el aumento de los salarios oficiales, lo que generó grandes paros de maestros, personal de la salud, fuerzas de seguridad y empleados públicos que sacudieron, y aún sacuden, al gobernador Daniel Scioli.
Lejos está Batakis de haber protagonizado una “revolución” industrial en la Provincia de Buenos Aires... pero dejará las cuentas equilibradas, la deuda ordenada y programada y muchas tareas pendientes por realizar.
Sin embargo, no alcanza con ser “prolija” y “ordenada” para enfrentar el desafío de desatar los nudos económicos que deja el kirchnerismo.
Además, los consultados dicen que ella no cuenta con equipos técnicos reconocidos; por lo cual, creen que es una “figura” de transición, que hará la “tarea sucia” inicial de un potencial gobierno de Daniel Scioli, para que, luego, asuma un equipo de recambio, que deberá encaminar la situación... si el ajuste fue realizado en forma correcta.
En el caso que Mauricio Macri sea elegido Presidente de la Nación, Alfonso Prat Gay como ministro de Economía asegura un muy buen manejo de las variables monetarias (su fuerte es aplicar el sistema de “Metas de Inflación” para contener la carrera inflacionaria y darle competitividad al peso), y buen diálogo con empresario, banqueros locales e internacionales y con los holdouts, como para avanzar en negociaciones claves que incentiven la llegada de dólares a una economía anémica de divisas.
Rogelio Frigerio, en caso de que Macri envíe a Prat Gay al Palacio de Hacienda, tiene reservado el Ministerio de Infraestructura. En ese sentido, el candidato de Cambiemos parece que buscaría replicar el modelo kirchneristaen el cual el distribuidor de las grandes obras es un “cuasi” ministro del Interior que tendrá contacto directo con los Gobernadores e Intendentes y será el responsable de tejer alianzas a nivel territorial, transformándose en un “canal de negociación” directo con el peronismo.
La identificación de Rogelio Frigerio con el desarrollismo asegura al macrismo un sentido industrialista que apunta a las economías regionales, sin duda otro “guiño” hacia las provincias con fuerte base industrial y agroindustrial (como Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Tucumán), donde Cambiemos pretende aumentar su caudal de votos.
Más allá de IDEA y los potenciales ministros de Economía, la campaña ha transcurrido en su penúltima semana con los candidatos atacando los lugares donde tienen menor intención de votos o defendiendo aquellos espacios donde tienen alta intención de sufragio.
Es el caso de Daniel Scioli, quien hizo una pésima elección en Córdoba y en 2 días selló ahora el apoyo de 50 intendentes radicales y unos 70 gremios provinciales.
O el ejemplo de Mauricio Macri, en Mar del Plata, donde María Eugenia Vidal tiene 52% de intención de voto y obligó al gobernador de Buenos Aires a firmar un acuerdo con el intendente Gustavo Pulti, quien puede perder su cargo, prometiendo obras por $4.600 millones.
Los comandos de campaña ya no creen que las “poll push” (encuestas que “empujan” el voto de los indecisos) cambien el escenario actual.
Sin embargo, tienen en claro que 1 de cada 7 u 8 votantes decidirá qué boleta elegir en el cuarto oscuro. Y, si eso ocurre, ¿qué podemos esperar? La experiencia local e internacional dice que los indecisos se distribuyen en forma proporcional al resto del electorado. Pero también puede haber una intención de “cambio de ciclo” y sorprender, tal como ocurrió en 1983.
Si los indecisos se distribuyen en forma proporcional, Daniel Scioli está cerca de ganar en 1ra. Vuelta.
Pero si entre los indecisos hay un vuelco hacia el “cambio de ciclo”, Mauricio Macri tiene asegurado participar del balotaje. Tan simple y tan complicado es el panorama. Ya no es cuestión de los candidatos.
La semana que se inicia, en los 4 días de campaña que quedan, lo único que pueden hacer es no cometer errores y perder lo que ya tienen asegurado. ¿Puede haber una “jugada maestra”? Siempre hay creativos y posibilidades, pero es un riesgo tan grande que puede costar la Presidencia de la Nación y nadie se va a jugar tanto.
Una de las campañas electorales más largas de la historia argentina está llegando a su fin. O quizás, no. El domingo que viene (25/10) será un día histórico, cualquiera sea el resultado. Lo importante es defender el voto y que no haya fraude.
Si el futuro Presidente de la Nación es electo en medio de maniobras fraudulentas, quedará claro que no aprendimos nada en estos 32 años de democracia. Y los argentinos no nos merecemos esto.
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