CARLOTTO-CFK-BONAFINI EN UN ACTO DE LA EX ESMA |
Recientemente, Darío Lopérfido, el Secretario de Cultura del gobierno porteño en una conferencia política habló acerca de un tema políticamente incorrecto: el número de desaparecidos.
El funcionario porteño no hizo más que cuestionar la cantidad de 30 mil desaparecidos, tal como antes había sostenido esta tesis, Graciela Fernández Meijide.
¿Por qué el kirchnerismo o los sectores progresistas allegados se indignan frente a estos cuestionamientos?
Probablemente la respuesta no tiene que ver por el lado ideológico sino porque se cuestiona la malversación de fondos que existe en esta temática, el denominado “curro” de los derechos humanos, tan utilizado en los últimos años y que monetariamente se podría traducir en aproximadamente US$ 2 mil millones que jamas se revisaron o se rindieron ante ningún organismo de fiscalización.
José D'Angelo Rodriguez, autor del libro "Mentirás tus muertos - Falsedades y millones detrás del mito de los 30.000 desaparecidos" habló con Urgente24 acerca de lo que el denominó “la mentirocracia” del kirchnerismo en materia de Derechos Humanos.
En su libro, D’Angelo analiza el listado que se anexó en 2006 al informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) conocido como Nunca Más, publicado en 1984.
Reeditado con una sustancial modificación al prólogo original que escribió Ernesto Sabato y asignaba responsabilidades compartidas a ambos bandos, la nueva versión promovida por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en ese momento con Luis Eduardo Duhalde a la cabeza, señalaba que el listado original sólo consignaba desaparecidos y no muertos, por lo que fue "revisado, corregido, ampliado y actualizado".
D'Angelo detalla que un 28% de los desaparecidos del primer listado no figuraba en el segundo, ya fuera por inexistentes o por haberse comprobado que estaban con vida, y que tras 22 años habían surgido 677 nuevos desaparecidos, lo que arrojaba un total de 7089 personas en situación de desaparición forzada, a los que se sumaban 1279 muertos.
Recordemos que luego del informe de la Conadep continuó vigente la posibilidad de denunciar desapariciones. La lista revisada de 2006 daría un considerable aumento en el número de víctimas, pero extrañamente no fue así.
El informe de la Conadep registraba 8961 casos de personas desaparecidas, mientras que en el de 2006, que agregó los muertos, se llegó a un total de 8368 víctimas.
Ante estos guarismos, surge el cuestionamiento de por qué la misma Secretaría de Derechos Humanos, en el prólogo de la revisión, vuelve a denunciar que fueron 30.000 los desaparecidos, si uno solo constituye de por sí una tragedia.
Agregar casi 22.000 nombres, imposibles de justificar, argumentando una ausencia de denuncias por temor a represalias, resulta inconsistente y esconde una aviesa intención, pues convierte el número en un fraude oficializado.
D’Angelo, en una investigación que duró casi cinco años enteros, intentó ser ecuánime en su búsqueda de datos y en la obra, se ha citado tanto a Hebe de Bonafini como al ex montonero Luis Labraña (que escribió el prólogo) en relación con su funcionalidad coyuntural cuando se buscaba favorecer acciones internacionales que requerían argumentos numéricamente suficientes para poder hablar de genocidio, o la denominación exterminio.
El autor también asegura que la información sobre los listados se bajó de las páginas webs en noviembre, por parte del kirchnerismo.
De esta manera, en su libro D’Angelo deja en evidencia el aprovechamiento realizado por el kirchnerismo de los recursos financieros (aproximadamente US$2 mil millones) cuyo objetivo era resarcir a las víctimas del terrorismo de Estado, y cuyo dinero jamás fue rendido a ningún organismo, donde hay casos incomprobables.
“El kirchnerismo se creó una épica inexistente, un relato por el cual buscaron poder, una construcción política.
A partir de ahora, y con esta nueva etapa política el nuevo gobierno tendrá el deber de transparentar los verdaderos listados verdaderos y permitir la apertura de los archivos a toda la sociedad, porque el delito no tiene color o ideología simplemente es delito” finalizó
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