El presidente de Bolivia, Evo Morales, habría perdido el domingo 21/02 un referéndum necesario para buscar una nueva reelección, según los sondeos a pie de urna difundidos por medios locales, aunque la diferencia mostrada es tan exigua que el resultado podría revertirse con el escrutinio oficial.
En medio de un clima tenso generado por recientes hechos de violencia y denuncias de abuso de poder, el 52,3% de los bolivianos votó por el "No" a la reforma constitucional que habría habilitado la opción de una nueva reelección, frente al 47,7% que lo hizo por el "Sí", según la consultora Ipsos.
De acuerdo con la encuesta a pie de urna de Equipos Mori, el "No" se impuso con un 51% al "Sí", que logró el 49% de los sufragios, un resultado que de confirmarse en el escrutinio obligará a Morales a abandonar el poder al final de su tercer y actual mandato, en 2020.
El líder indígena, que ocupa la presidencia desde 2006, pretendía reformar la Constitución para poder postularse para gobernar el país de 2020 a 2025. Se esperaban datos oficiales para las últimas horas del domingo, pero la demora en la difusión del escrutinio podría prolongarse por horas.
La tendencia fue ratificada por el Tribunal Supremo Electoral, que en su último boletín oficial parcial de conteo rápido emitido ayer, atribuyó un 56,5% al No y el 43,2% al Sí, sobre la base del 72,5% de los votos escrutados, informaron los vocales reunidos en Sucre.
En el Gobierno interpretan el resultado de la votación como un empate técnico. El vicepresidente Álvaro García Linera, en una conferencia de prensa ofrecida en Palacio de Gobierno, pidió esperar los resultados oficiales que emitirá el Tribunal Supremo Electoral, en horas o en semanas, porque “es altamente probable que las cifras se modifiquen”.
“El recuento rápido de votos se acerca a la verdad, pero falta contabilizar los sufragios del exterior y de los barrios alejados que no están reflejados en las encuestas. No vaya a ser que el festejo forzado de hoy (por ayer) se convierta en tristeza mañana”, afirmó el vicepresidente, en alusión a la encuesta de Mori y a la de Ipsos, que concedió el 52,3% al No y un 47,7% al Sí.
Para los opositores, las cifras extraoficiales demuestran la victoria del pueblo boliviano y del trabajo realizado por los jóvenes en las redes sociales, que promovieron el rechazo a la reelección presidencial.
Por la noche, el gobernador Rubén Costas convocó un festejo en la plaza 24 de Septiembre, donde hubo bailes y discursos que aludían la victoria. El ambiente contrastaba con las denuncia de fraude y la quema de ánforas que, por la mañana, realizaron algunos ciudadanos por la demora del Tribunal Electoral Departamental en instalar las mesas de sufragio.
El proceso fue suspendido en las unidades educativas 24 de Septiembre y Carmen Ortiz, donde 5.313 fueron convocados a emitir su voto el 6 de marzo. La votación obtenida por el Sí se encuentra por debajo del 61,36% que recibió el presidente Evo Morales en las elecciones generales de octubre de 2014, y del 70% que anunció el jefe de Estado que alcanzaría en el referéndum de reforma del artículo 168 de la Constitución Política del Estado.
"De momento estamos ante un empate técnico que puede modificarse en favor del sí o del no (...) Es altamente probable que lo que el día de hoy sale en la televisión se modifique de manera drástica en las siguientes horas", dijo en una conferencia de prensa el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera.
Las calles de La Paz, en las que están habituados a festejar los seguidores de Morales, estaban prácticamente vacías en la noche del domingo. El líder de centroizquierda llevó a cabo un exitoso programa económico en base a la explotación de los recursos energéticos -principalmente el gas- del país, que permitió un fuerte crecimiento de la actividad y una disminución de la pobreza.
Pero la popularidad del mandatario, que ganó los comicios presidenciales del año pasado con el 61 por ciento de los votos, se vio afectada recientemente por una denuncia de tráfico de influencias y por la muerte de seis funcionarios esta semana durante un incendio intencionado de la Alcaldía de El Alto, en manos de la oposición.
Se esperaba que más de 6,5 millones de ciudadanos votaran en el país y el exterior, en unos comicios que transcurrieron sin mayores incidentes.
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