La policía realizó redadas en 16 municipios. Sospechan que querían atacar a hinchas de fútbol que se reunían para ver un partido de la selección belga en la Eurocopa.
La amenaza del terrorismo yihadista sigue pesando sobre Bélgica casi tres meses después del atentado que dejó 32 víctimas mortales en Bruselas. La Policía belga realizó en la madrugada del viernes al sábado 152 allanamientos, interrogó a más de 40 personas y detuvo a 12.
La Fiscalía anunció que la investigación llevó a “elementos que obligaron a intervenir de inmediato”. Las redadas se sucedieron toda la noche en casi una decena de barrios de Bruselas y en las dos grandes regiones fuera de la capital, Flandes y Valonia.
La Policía no encontró ni armas ni explosivos. El gobierno anunció que reforzaba la seguridad de las concentraciones públicas, especialmente porque esta mañana se jugó el partido entre Bélgica e Irlanda de la Eurocopa de fútbol en Francia y se preveía que cientos de personas se congregaran para verlo en las pantallas gigantes colocadas en varias plazas de la capital.
Los objetivos terroristas, según los medios belgas, serían el mayor shopping de Bruselas, comisarías de Policía y cualquier concentración de gente.
El primer ministro Charles Michel convocó de urgencia al Consejo Nacional de Seguridad y anunció en conferencia de prensa que “en las próximas horas se tomarán medidas complementarias y adaptadas en materia de seguridad”.
El primer ministro también dijo que se habían tomado “medidas particulares con respecto a un cierto número de personalidades que han sido objeto de amenazas”. Michel no confirmó quiénes eran esas personalidades, pero la prensa belga contaba que se había reforzado la escolta del propio primer ministro, del canciller Didier Reynders, del ministro del Interior Jan Jambon y del ministro de Justicia Koen Geens.
También sus familias reciben protección policial, unas 30 personas en total. El nivel de alerta antiterrorista se mantuvo en el tercer escalón –la escala va de cero a cuatro-. Subirlo al cuatro, como se hizo durante cuatro días en noviembre del año pasado tras los atentados de París conllevaría de nuevo la paralización de la capital, el cierre de centros comerciales, transportes y establecimientos educativos.
El miércoles la prensa belga develó que todos los agentes de la Policía belga y los militares que participan desde el año pasado haciendo funciones policiales habían sido advertidos de que miembros belgas del ISIS habrían vuelto de Siria y se dispondrían a atentar de forma inminente.
El Centro de Crisis aseguró que esa información se había descontextualizado, pero fuentes de la lucha antiterrorista la confirmaron. Durante el sábado siguieron las operaciones policiales. Por la tarde, la Policía detonó una valija abandonada cerca de una sinagoga en el barrio de Saint Gilles de Bruselas.
Entre los detenidos la noche del viernes se encuentra Youssef E.A., que aparece en la investigación sobre los atentados del 22 de marzo. Según el diario flamenco Het Nieuwsblad, el hombre, de nacionalidad belga y amigo del kamikaze de marzo Khalid El Bakraoui, trabajaba en el aeropuerto de Bruselas y tenía acceso directo a los aviones en las pistas del aeródromo.
El hombre está acusado oficialmente de participación en grupo terrorista, asesinatos en ataque terrorista y tentativa de asesinato. El mismo diario flamenco contaba que en su computadora los investigadores encontraron mensajes de Khalid El Bakraoui –el kamikaze de la estación del subte- en el que se detallan todos los aviones que salen desde Bruselas cada martes hacia Estados Unidos, Rusia e Israel.
Según esa información, los kamikazes del aeropuerto tenían como objetivo hacerse explotar en las filas de facturación de esos vuelos.
En su computadora también aparece un mensaje de octubre de 2015 con este texto: “uno de nuestros hermanos pasará a la acción el 22 de marzo de 2016”, la fecha exacta de los atentados de Bruselas. (www.clarin.com)
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